Un furgón de la funeraria sale de un garaje con cadáveres localizados tras el paso de la DANA en el barrio de la Torre, en Valencia.

Un furgón de la funeraria sale de un garaje con cadáveres localizados tras el paso de la DANA en el barrio de la Torre, en Valencia. Europa Press

Salud LA DANA DEL SIGLO

Así trabajan los médicos forenses para identificar a las víctimas de la DANA: "El problema es el volumen"

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Los forenses han realizado, haste este martes, un total de 195 autopsias a fallecidos víctimas de la DANA en Valencia. Por el momento, se han podido identificar a 133 personas, según la última actualización del Centro de Integración de Datos (CID). Esta oficina se ha creado siguiendo el protocolo nacional de actuación médico-forense y de Policía Científica en sucesos con víctimas múltiples, que se aprobó en 2009 tras lo sucedido en el 11-M.

Su objetivo no es otro que recopilar toda la información posible (vestimenta, aspecto físico, edad, así como tatuajes o cicatrices) de las personas que han desaparecido. Los conocidos como datos ante mortem se comparan con los post mortem, que son los que se obtienen en la autopsia médico-legal, en la que se realiza una descripción externa del cadáver.

Estos datos pueden facilitar la identificación de la víctima. Aunque lo fundamental en la identificación de víctimas es la obtención de las huellas dactilares. "Es lo más fácil", señala a EL ESPAÑOL Clara Ortega, presidenta de la Asociación Nacional de Médicos Forenses (ANMF). En España, con la huella dactilar se puede identificar a cualquier persona mayor de 14 años, consultando las bases de datos del DNI.

De las identificaciones positivas que se han dado en Valencia, 119 se han logrado por el cotejo de huellas dactilares. Por ello Ortega insiste en que las familias lleven a cabo la denuncia por la desaparición. Sin ella, se dificulta la identificación y "no se puede entregar a la familia ningún fallecido que no haya sido identificado con total seguridad".

Odontología forense y ADN

La identificación con huellas dactilares, conocida como necrorreseña, es "el método ideal y el más seguro", siempre y cuando el estado de descomposición no sea tan avanzado. Y es que que cuanto más tiempo permance un cuerpo en el agua, más complicado resulta la obtención de las huellas.

"Es entonces cuando se puede recurrir a la odontología forense", explica Eduardo Osuna, catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Murcia. Este examen odontológico se lleva a cabo comparando los hallazgos post mortem con la información que el fallecido pudiera tener en alguna clínica dental. Como apuntan los expertos, esta identificación resulta cada vez más sencilla en la actualidad, pues es una información con la que puede contar buena parte de la población.

Exceptuando, eso sí, a los niños lactantes y aquellos que no hayan realizado aún una visita al dentista. También entran dentro de este supuesto aquellas personas que hayan podido perder su prótesis bucal. Es por este motivo por el que, en última instancia, se pueden realizar estudios de ADN a través de las muestras biológicas, como ha ocurrido con 14 de las identificaciones positivas que se han dado ya en Valencia.

La recogida de estas muestras, no obstante, se llevan a cabo prácticamente en todos los casos. "Incluso si se ha logrado la identificación con las huellas dactilares", subraya Ortega. Y es que no sólo puede servir para identificar a un individuo, sino que también es útil en el caso de que haya varios familiares entre las víctimas.

La principal dificultad

Eduardo Osuna entiende que, aunque se trate de una situación "muy dramática", los médicos forenses están trabajando en Valencia "con el rigor suficiente" para obtener la información necesaria: la identificación del cadáver y la autopsia completa. La legislación obliga a realizarla cuando se trata de una muerte violenta. "En algunos casos, se habrá producido por una obstrucción de las vías respiratorias, mientras que en otros habrá sido por traumatismos".

En circunstancias normales, la identificación de un cadáver puede durar unas 24 horas. Pero en esta situación los tiempos son más imprevisibles, puesto que dependen de los datos que aporten los familiares de las víctimas y del estado en el que se encuentre el cuerpo. La identificación por ADN es la que más duración conlleva, "puede tardar unos días",ya que se debe realizar la extracción del ADN, su cuantificación y, de ser necesaria, la amplificación del mismo, para obtener una mayor información.

Aunque hay casos en los que, aun obteniendo el ADN de la víctima, la identificación se dificulta por la falta de información genética de familiares directos. "Creo que es la principal dificultad: que no haya huella dactilar, ficha odontológica y que no tengamos un punto de partida comparativo con el ADN", indica Osuna.

Para la presidenta de la ANMF, el principal problema en la identificación de víctimas en grandes catástrofes es "el volumen". El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valencia "es grande, está muy bien preparado" y ya se ha enfrentado a grandes catástrofes. "Pero aun así, hay grupos de médicos forenses de otras comunidades, porque es una labor de estar haciendo autopsias todo el día".

Ortega incide en que "es más una cuestión de organización", pues la formación existe. En el Instituto de Medicina Legal de Cantabria, donde ella trabaja, realizan simulacros de grandes catástrofes cada dos o tres años. En ellos también ha participado la Unidad Militar de Emergencia (UME). "Todos estamos tratando de estar preparados siempre, pero este tipo de situaciones son muy difíciles de gestionar", concluye.