Publicada
Actualizada

La prescripción y consumo de fármacos siempre debe darse de una forma responsable. Por un lado, los profesionales sanitarios debemos aprender a recetarlos cuando sea necesario; por otro lado, la población general debe evitar automedicarse sin ser consciente de sus consecuencias. Como hemos comentado en más de una ocasión, los excesos son perjudiciales.

En este ámbito, existe un fármaco o grupo de fármacos cuyo consumo excesivo, especialmente durante la infancia, ya fuese por necesidad o no, se habría vinculado con un aumento del riesgo de cáncer de colon: los antibióticos.

Como sucede con otros casos, el cáncer de colon es un tumor cuyo riesgo aumenta con la edad, aunque cada vez son más los casos diagnosticados antes de los 50 años. Sin embargo, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la edad media de presentación habitual ronda los 70 años.

Las causas para que se produzca el cáncer de colon aún no son totalmente conocidas, pero se sospecha que la dieta y el estilo de vida en general, incluyendo el consumo de tóxicos como tabaco o alcohol, tendrían mucho que ver en el aumento del riesgo de este tumor.

Por suerte, si se detecta a tiempo, el 90% de los casos de cáncer de colon y cáncer de recto pueden curarse. De ahí la necesidad de participar en los programas de cribado de esta enfermedad, como son los test de sangre oculta en heces a partir de los 50 años, o la realización de colonoscopias en personas cuyos familiares han sufrido cáncer de colon en edades precoces.

Pero, además de tener en cuenta estos programas de detección precoz, es más importante si cabe conocer los factores de riesgo asociados a esta enfermedad y saber cómo evitarlos: el consumo elevado de carne roja y carne procesada, el alcohol y el tabaquismo, o la falta de actividad física, serían solo algunos ejemplos. Y, entre todos ellos, existe uno bien estudiado pero aún poco conocido: el consumo excesivo de antibióticos.

En dicho aspecto existe suficiente evidencia para relacionar dicho consumo con un aumento de riesgo, motivo por el cual es importante recordar que solo deben tomarse antibióticos bajo prescripción médica y cuando sea necesario, sin caer en la automedicación.

Uno de los estudios que ya sugirió esta relación fue el que se publicó en el Journal of the National Cancer Institute durante el pasado mes de septiembre de 2021: tras analizar a 40.535 casos de cáncer de colon, en comparación con un grupo de 202.000 personas sanas o grupo control, se llegó a la conclusión de que aquellos que habían consumido antibióticos durante más de seis meses tenían hasta un 17% más de riesgo de padecer este tumor gastrointestinal.

Otro estudio publicado también durante el pasado año 2021, en este caso en el British Journal of Cancer, y presentado en el Congreso Mundial sobre Cáncer Gastrointestinal de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) tuvo en cuenta la edad. En este caso se analizó a 8.000 personas diagnosticadas de cáncer de colon, y se compararon con 30.000 personas sanas o grupo control; se fijaron especialmente en los casos en personas menores de 50 años y en su consumo de antibióticos, llegando a la conclusión de que este grupo de edad tenía hasta un 49% más de riesgo de cáncer de colon a raíz del exceso de consumo de antibióticos.

En ambos estudios, la hipótesis barajada sería muy similar: una alteración significativa de la microbiota intestinal o disbiosis, pero llevada al exceso. No nos equivoquemos: como sucede con otros fármacos, el consumo de antibióticos es seguro y ha sido fundamental para elevar la esperanza de vida al reducir drásticamente la mortalidad por infecciones. Sin embargo, su exceso, especialmente si no se realiza un consumo responsable de los mismos, puede llegar a ser perjudicial.

Sin embargo, muchos antibióticos tienen el potencial de destruir diversos tipos de familias de bacterias, y ello implica acabar con grupos funcionales necesarios para nuestro organismo, como es el microbioma intestinal. Como ya sugirió un estudio publicado en Genomics, proteomics & bioinformatics, la microbiota y sus metabolitos son necesarios para nuestra vida, y su desregulación se ha relacionado con la inflamación de bajo grado, la desregulación inmunitaria, la inestabilidad genética, y también con la carcinogenesis o aumento de riesgo de cáncer.