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Pese a todo el ruido político de estos días, las maquinarias de la administración central y autonómica están bien engrasadas y trabajando conjuntamente para recuperar las zonas afectadas por la DANA que arrasó parte de la provincia de Valencia hace ahora dos semanas y que ha dejado más de 200 fallecidos.

Buena prueba de esto es el entendimiento de los departamentos de salud pública, que han elaborado y puesto en marcha rápidamente un sistema para detectar los potenciales problemas de salud generados por las consecuencias de las lluvias torrenciales.

En los protocolos han participado, además, el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, los centros nacionales de Epidemiología y Microbiología (pertenecientes al Instituto de Salud Carlos III), la Unidad Militar de Emergencias y el Servicio de Microbiología del Hospital General Universitario de Valencia.

Además, cuentan con el asesoramiento de un grupo de sociedades científicas coordinadas por el especialista en Salud Pública del Fisabio (Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana) Salvador Peiró.

"Los problemas persistirán una temporada", explica este a EL ESPAÑOL. "Luego pasarán a ser poco frecuentes, pero las estructuras de saneamiento tardarán en recuperase, ha sido muy bestia: las depuradoras se han perdido y tardaremos tiempo en recuperarnos del desastre medioambiental, que tiene componentes que afectan a la salud humana".

El agua y el lodo proveniente de las inundaciones y riadas, sumados al colapso del alcantarillado y el deterioro de las infraestructuras de agua potable, entre otros, eleva el riesgo de un notable número de infecciones.

Las vías de transmisión son diversas: desde la alimentaria-hídrica (gastroenteritis), zoonosis (leptospirosis), respiratoria (neumonías) y otros cuadros clínicos, desde meningo-encefalitis aguda hasta fiebres con exantema.

Peiró subraya la necesidad de hacer una vigilancia activa de casos porque, por regla general, los cuadros de síntomas son inespecíficos: fiebres, dolor de cabeza, muscular, etc.

"Estamos teniendo más gastroenteritis, pero de momento no son más que las de otros años por estas fechas", señala. Los dos casos sospechosos de leptospirosis en principio dieron positivo pero luego no, "se trataron y los mandaron a casa", reforzando las recomendaciones para animales y las medidas de protección en las personas que están haciendo trabajos de limpieza.

Cada infección sigue un camino individualizado. A diario se realiza un informe de seguimiento. Además, si sospecha de que sea una infección producida por la DANA, el médico tomará muestras (de orina, sangre, etc.) o remitirá a la persona al hospital para que lo hagan desde allí.

Dependiendo del tipo de infección o brote, se tomarán unas medidas, adecuadas, como el rastreo de contactos, vacunar a las personas del entorno e incluso "cerrar algunas zonas. Depende del contexto y de cómo creamos que ha ocurrido".

También se toman muestras de aguas residuales y potables para detectar la presencia de patógenos como Salmonella, E. Coli y otros. "Hay que montar un sistema de vigilancia tanto para aquello que consideras probable como para lo muy improbable, como cólera", apunta Peiró.

Aunque los trabajos de recuperación van a marchas forzadas, hay algunas zonas limpias y se ha recuperado el agua potable, el salubrista advierte de que todavía no ha pasado el peligro.

"Las aguas residuales han contaminado las potables. Aunque la mayoría de la gente tiene agua potable en las cañerías, seguimos recomendando que beban agua embotellada. Las muestras están indicando que todo está bien pero en cada casa, piso o barrio puede haber difracciones de la red".

Hay otros riesgos. Tras las lluvias han venido unos días de temperaturas templadas que pueden haber favorecido la reproducción de los mosquitos. "En Valencia normalmente no hay casos de enfermedades transmitidas por estos vectores, pero podrían darse: en la Albufera hay aves que pueden ser foco", ya que los mosquitos pueden transmitir patógenos picándoles a ellas y luego a humanos.

De momento, apunta, se han hecho tratamientos con biocidas y se han instaurado trampas para monitorear las posibles enfermedades que puedan transmitir.

Con todo, Peiró señala que lo más se está viendo estos días son heridas y fracturas. "La gente tropieza, resbala, se hace heridas en las manos por estar mucho tiempo con la escoba..." No obstante, no le preocupa la amenaza del tétanos porque hay stock de vacunas y la cobertura en España es muy alta.

"Pero si no hay constancia de que la persona se haya vacunado de tétanos en los últimos cinco años, estamos recomendando una dosis de refuerzo". También hay vacunas disponibles en caso de brotes de hepatitis A.

Hay un aspecto de la vigilancia de la salud que ellos no pueden atender. "Los que están desbordados son los equipos de salud mental, a pesar de que han aumentado los efectivos". Este impacto, está seguro, es el que va a perdurar a más largo plazo.