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Las bajas laborales por salud mental baten récords cada año en España, la gráfica dibuja una cuesta ascendente que no parece querer doblegarse. En lo que va de año y hasta el mes de septiembre, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha contado hasta 468.093 en nuestro país y la Unión General de Trabajadores (UGT) pronostica que para cuando acabe 2024 habremos superado el número del año pasado. En 2023, el mismo ministerio registró un total de 603.521 bajas por motivos de salud mental. Pero en 2016, sólo siete años antes, se registraron 283.114 bajas por salud mental. Es decir, una diferencia de 320.407 casos entre estas dos fechas.

"No hay duda de que las solicitudes de baja laboral por salud mental han aumentado", explica Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y miembro del grupo de trabajo de salud mental de este organismo. "Desde la pandemia, hemos visto un aumento notable en enfermedades relacionadas con el aspecto emocional y un agravamiento de las que ya había". Pilar López, vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, también coincide, pero advierte de que el aumento de los problemas de salud mental en España se remonta a antes de la pandemia.

Si tenemos en cuenta el total de bajas laborales que se han prescrito en 2024, las que están motivadas por un problema de salud mental suponen poco más del 7%. Sin embargo, estas representan el 16,22% de los días que los españoles han pasado de baja durante este año. Según el informe Salud mental y trabajo 2024 de la UGT, la duración media de las bajas laborales derivadas de los trastornos mentales es muy superior a la calculada para todos los diagnósticos de baja laboral en su conjunto.

Trastornos simulados

En concreto, la duración media de las bajas por trastornos mentales está siendo este año hasta 2,3 veces mayor que la de la media de todos los diagnósticos. El porcentaje de días totales que abarca una baja por salud mental con respecto al total también ha aumentado: en 2016 suponían el 11,46%. Este aumento en el número de bajas y en la cantidad de días que exige la recuperación hablan de un grave problema en el estado mental de los trabajadores. Pero también hay quien, en el mundo de la empresa, sugiere que muchas están siendo simuladas en atención primaria (AP).

Vaya, que algunos pillos se estarían aprovechando de que demostrar un trastorno mental es muy difícil para ausentarse del lugar de trabajo. Lo que recientemente se ha popularizado con el nombre de bajaciones, es decir, alargar nuestro período de vacaciones con una baja fraudulenta. Armenteros, en este sentido, admite que pueden existir estos casos, pero que no existen datos y, por tanto, su dimensión es desconocida. 

"Es posible. Al no contar con marcadores biológicos o una prueba de imagen en las enfermedades emocionales, debemos basarnos en los síntomas que el paciente relata", cuenta el experto. "En algunos casos, alguien podría simular una condición para obtener una baja. Sin embargo, la mayoría de los pacientes explican detalladamente el motivo de su ansiedad o estrés. Aunque pueda existir abuso, no es un problema mayoritario", sigue el médico. De la misma manera, López también apunta a que no debe tratarse de un problema tan generalizado.

"Siempre van a existir personas que simulan, pero no nos preocupa. No pienso que haya un coladero de bajas fraudulentas", señala la psiquiatra. Las causas de una baja por salud mental más comunes son los cuadros de ansiedad y los trastornos depresivos, dos condiciones que sólo se pueden detectar a través de un cuestionario en la clínica. "No sólo es un problema del diagnóstico en salud mental, también hay quien simula un dolor de espalda u otras condiciones que sólo se detectan con el testimonio de un paciente. Aquí es determinante el olfato clínico del médico".

Pocos recursos

Esta avalancha de casos de salud mental en AP llega en un momento muy débil de esta parte fundamental de nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS). La falta de tiempo para reconocer a estos pacientes y para hacerles un seguimiento es, precisamente, uno de los factores en los que Armenteros y López coinciden que dificultan la tarea. "La falta de tiempo para profundizar en los casos abre la posibilidad de que alguna simulación pase desapercibida. Si realizamos un seguimiento adecuado es probable que, con el tiempo, se detecten las falsas. La sobrecarga dificulta profundizar en cada caso", explica Armenteros.

"AP está pensada ahora mismo para que los médicos atiendan en cinco o diez minutos a cada paciente. Los médicos no son superhéroes, no les podemos pedir mucho más que no sea una pastilla o no actuar", destaca López. "Muchas veces lo mejor es no recomendar nada, ni pastillas, ni bajas, pero el usuario presiona para que le den una solución fácil y nos encontramos con demasiada medicalización. Llega un paciente diciendo que no puede dormir por ansiedad, pero sólo tienes cinco minutos para verle", resume López. 

Y aquí viene el principal problema: más que un exceso de bajas fraudulentas, ambos expertos sostienen que el aumento de los casos puede estar motivado porque estamos llevando a consulta problemas menores de salud mental. "Este es un problema que ha existido siempre. Llegan pacientes a consulta que lo que están es insatisfechos con su vida, pero no tienen un trastorno mental como tal. Los políticos deberían brindar herramientas emocionales a través de la educación a los jóvenes, pero no están interesados en prevenir", señala López.

Cómo mejorar

Armenteros también echa la culpa a "una falta de tolerancia emocional ante las dificultades de la vida que afecta especialmente a las personas jóvenes". Según dice, parecen tener menor resistencia ante problemas cotidianos y eso puede desencadenar ansiedad y, en algunos casos, depresión. "Además, en el ámbito laboral, el exceso de competitividad y estrés genera también presión y ansiedad, y algunas personas buscan la baja como vía de escape para recuperarse. Este tipo de ansiedad está en aumento", alerta el médico.

Según UGT, son los profesionales de actividades sanitarias, servicios sociales, comercio, hostelería, administración, industria manufacturera y educación los que piden más bajas laborales por trastornos mentales. Dentro de ese grupo de sanitarios, Armenteros señala que los médicos de AP tienen que hacer frente a una fuerte saturación del sistema, que se agrava por exceso de trabajo administrativo, como la prescripción de citas. "Es una carga innecesaria que llega a ocupar el 30% de nuestro tiempo. Nos genera mucho malestar y dificulta nuestra labor clínica, el papeleo sólo entorpece nuestra tarea", señala.

¿Cómo puede mejorar la situación? La respuesta es sencilla para estos dos expertos: una mayor inversión. "Formemos a médicos de AP en el diagnóstico y el tratamiento en clínica de personas con problemas de salud mental de leve a moderados. Las enfermeras pueden llevar a cabo programas de psicoterapia de apoyo. Incluso un trastorno depresivo moderado se puede tratar en AP, pero necesitan recursos y tiempo", demanda la psiquiatra.