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El cáncer de pulmón es la primera causa de muerte por cáncer en el mundo, también en España. Su alta mortalidad se debe a factores diversos, pero se trata, generalmente, de un cáncer de carácter silencioso. Sus síntomas pasan desapercibidos en las primeras etapas y el diagnóstico llega, en muchas ocasiones, tarde.

En estadios precoces esta enfermedad es asintomática o presenta síntomas respiratorios comunes, como tos, dolor en el pecho o fatiga, retrasando la visita del paciente al especialista y así, su diagnóstico. Además, en la actualidad no existen marcadores tumorales específicos para este tipo de cáncer y las pruebas necesarias no son fácilmente accesibles en Atención Primaria, con lo que muchos pacientes permanecen sin una valoración durante demasiado tiempo.

La detección temprana del cáncer de pulmón es muy importante para mejorar la tasa de supervivencia, que no sobrepasa el 12% a los 5 años, tal como se indica en el informe Las Cifras del Cáncer en España que elabora cada año la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Es en estas etapas precoces cuando las opciones de tratamiento son más efectivas: “Detectarlo a tiempo aumenta considerablemente las posibilidades de un tratamiento exitoso, ya que pueden eliminar o controlar el cáncer antes de que se propague a otras partes del cuerpo”, comenta el doctor Javier Flandes, jefe asociado del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.

Pero cuando el cáncer de pulmón se encuentra en un estadio avanzado, no hay un minuto que perder. Desafortunadamente, "cuando se diagnostica el cáncer de pulmón, en el 70% de los casos se encuentra avanzado", afirma el doctor Manuel Dómine, jefe asociado de Oncología Médica en la Fundación Jiménez Díaz.

El oncólogo tuvo que enfrentarse a uno de estos casos en plena pandemia, cuando una primera sospecha de coronarivurus se tornó en un cáncer de pulmón en estadio 4. Es un caso que el especialista aborda con detalle en el podcast ‘Letra de médico’, junto al doctor Ignacio Muguruza, jefe de servicio Cirugía Torácica y Celia Urrutia, enfermera del Hospital de Día Oncológico, de la Fundación Jiménez Díaz, y que nos permite conocer en primera persona cómo los profesionales se enfrentan a diario a esta enfermedad

Avances recientes en los tratamientos

La cirugía es el tratamiento de referencia en el cáncer de pulmón en estadios tempranos debido a que “los tumores de pulmón los operamos cuando están localizados”, explica Ignacio Muguruza, jefe del departamento de Cirugía Torácica de la Fundación Jiménez Díaz.

Sin embargo, cuando se diagnostica un cáncer de pulmón en estadio avanzado, se necesitan otras alternativas de tratamiento, previas a la cirugía, destinadas a reducir el tumor y eliminar la metástasis del cuerpo

En este sentido, los mayores avances que se han producido en los últimos años son las terapias dirigidas y la inmunoterapia. Para el doctor Dómine, “los tratamientos que han cambiado los resultados en los últimos años han sido los tratamientos dirigidos contra dianas moleculares y la inmunoterapia combinada o no con quimioterapia, que han mejorado de manera muy importante el pronóstico de los cánceres de pulmón metastásicos”.

En medicina de precisión, añade el oncólogo, "disponemos de fármacos dirigidos contra las alteraciones moleculares más frecuentes y son muy eficaces. Son fármacos que han contribuido a mejorar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes con cáncer de pulmón y los utilizamos tanto en estadios precoces como en estadios avanzados". Para el Dómine, el cáncer de pulmón “es una enfermedad a la que hay que darle con todas las herramientas que tenemos, de una manera muy rápida y muy radical, y esa es la forma de obtener resultados”.

En el momento actual, explica el especialista, "estamos utilizando nuevas estrategias en estadios iniciales como son el uso de tratamientos neoadyuvantes (previos a la cirugía) con inmunoterapia más quimioterapia y tratamientos adyuvantes (tras la cirugía) con inmunoterapia". 

A estos tratamientos se suman, por supuesto, los ensayos clínicos, “que permiten ofrecer a los pacientes terapias de vanguardia mucho tiempo antes de que se aprueben para su uso estándar. Gracias a los ensayos clínicos se han producido los mayores cambios y avances en cáncer de pulmón”, afirma Dómine.

Los ensayos clínicos, asegura el oncólogo, “han permitido multiplicar por cinco la supervivencia a cinco años en la última década en los estadios metastásicos y obtener una supervivencia a los cinco años en estadios iniciales del 70% al 85%. Estos ensayos han cambiado el paradigma del tratamiento del cáncer de pulmón con la introducción de las terapias dirigidas y la inmunoterapia en el tratamiento estándar”.

El reto del diagnóstico precoz

Junto al avance en los tratamientos, el otro gran reto en la lucha contra el cáncer de pulmón es el diagnóstico precoz. Por el momento, el método más efectivo para el diagnóstico temprano del cáncer de pulmón sigue siendo el cribado de los posibles pacientes mediante un TAC (tomografía computarizada) de tórax de baja dosis. “Este examen se realiza anualmente en personas de alto riesgo, como fumadores actuales o exfumadores, y permite detectar lesiones en etapas iniciales”, explica el doctor Flandes.

No obstante estos programas presentan algunas limitaciones importantes. La primera, señala el neumólogo, son los “falsos positivos. Los TAC de tórax pueden identificar lesiones que no son cancerosas, lo que puede llevar a la realización de procedimientos invasivos innecesarios. Estos, además de implicar riesgos, generan una gran ansiedad en los pacientes hasta que se confirma que las lesiones son benignas”.

Aunque la principal barrera en estos momentos es la disponibilidad de una infraestructura adecuada y recursos suficientes para realizar un cribado a gran escala, sí que existen algunos proyectos a nivel local o autonómico como el programa de detección precoz de cáncer de pulmón (DEPRECAP) con el que cuentan desde 2021 los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz, Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba, en la Comunidad de Madrid.

Las sociedades científicas y los profesionales reclaman la implantación formal de los programas de cribado a nivel nacional, como ya ocurre en el cáncer de mama o el de colon, puesto que se ha demostrado su efectividad en la reducción de la mortalidad. Declara Flandes que “los estudios indican que estos programas pueden lograr una reducción relativa del 25% en las muertes por cáncer de pulmón a los 10 años”. Algunas comunidades autónomas han puesto en marcha programas piloto, pero aún hará falta esperar para un proyecto unificado en todo el país.