J. Rodríguez
Publicada

Durante siglos hemos conocido la soberbia como uno de esos siete pecados capitales que amenazaban con llevarte al infierno para toda la eternidad. Es más, según el cristianismo, fue esta actitud la que transformó al mismísimo ángel Lucifer en Satanás, el diablo. Ahora, por suerte, la sociedad juzga la soberbia de una manera menos severa, aunque no esté bien vista. Incluso, puede ser trabajada en una psicoterapia con expertos en el caso de que la persona soberbia quiera, por supuesto.

La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define en su diccionario la soberbia como "altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros", "satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás" o "cólera e ira expresadas con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas". Las personas soberbias, por tanto, son aquellas que no sólo se consideran superiores, sino que también desprecian al resto. Es decir, que tienen una visión equivocada de sí mismos.

De hecho, el famoso psiquiatra Enrique Rojas describe en su perfil de Instagram la soberbia como "una cierta ceguera psicológica" porque "uno solo es capaz de ver lo bueno que tiene y que ha conseguido, pero incapaz de asumir o reconocer los defectos personales en su justa medida". El experto advierte que las personas con una conducta soberbia lo tienen muy difícil para mantener una relación porque están encerrados en sí mismos, se alejan de los demás y son incapaces de verse desde fuera.

Los 4 signos del soberbio

En este sentido, Rojas ha acompañado su publicación en Instagram con una lista de las cuatro características más típicas de estas personas. En primer lugar, el psiquiatra destaca el aire de autosuficiencia que caracteriza a estas personas: "Actitud de bastarse a sí mismo y no necesitar a los demás. Engreimiento que hace hierático el gesto y lleva al hábito altanero". Se muestran, por lo tanto, como personas presumidas y creídas, pero el experto señala que, además, son muy susceptibles.

La "susceptibilidad casi enfermiza" es el segundo rasgo que este psiquiatra destaca en ellos. Con esto se refiere a una "gran dificultad para pasar desapercibido, tendencia a hablar siempre de uno mismo, desprecio de cualquier persona cercana que sobresalga en algún aspecto". Rojas señala que también es común que tengan una débil relación amorosa: "Cuando alguien tiene un amor desordenado por sí mismo, es difícil que se vuelque en otra persona. Necesita permanentemente el reconocimiento de sus cualidades y logros".

Por último, Rojas describe a las personas de actitud soberbia como gente que "no percibe que existen limitaciones, por ello desconoce muchas restricciones y cortapisas que tenemos y que surgen cuando analizamos nuestra realidad". Al final estas conductas hacen que las personas soberbias se encuentren con muchas dificultades no sólo en el plano de las relaciones, sino también en el laboral e, incluso, puede comprometer su salud y la de las personas que les rodean.

Los peligros de la soberbia

Así lo explica la psicóloga estadounidense Atara Wertentheil en la página de la clínica Long Island Psychology. "La soberbia se confunde a veces con confianza, lo que hace que sea muy difícil detectar cuando alguno de nuestros pensamientos es arrogante. Pero la confianza consiste en tener el conocimiento demostrado de que puedes realizar tus tareas teniendo en cuenta que pueden haber obstáculos y que necesitarás ayuda y consejo de los demás. Es un rasgo positivo que una persona soberbia usará para autodescribirse".

Si bien actuar de manera arrogante, que es sinónimo de soberbia, puede hacer que una persona insegura se sienta fuerte, a largo plazo puede ocasionar daños, según Wertentheil. "Contribuye a la soledad, a la depresión y a la falta de dirección y éxito. También puede impactar en tu salud física si el pensamiento arrogante te empuja a tomar riesgos innecesarios", enumera la experta.