La viróloga Beata Halassy en su laboratorio.

La viróloga Beata Halassy en su laboratorio.

Salud

Beata, la viróloga que ha tratado su propio cáncer de mama con un virus: "No hay nada poco ético en autoexperimentar"

Publicada

Sobre el último trabajo de la investigadora Beata Halassy se ha hablado mucho y, por lo general, no muy bien dentro de la comunidad científica. Después de recibir el rechazo de múltiples revistas, finalmente Vaccines lo dio a conocer hace unos meses. Pero, ¿cuál era el problema? Esta viróloga croata de la Universidad de Zagreb había experimentado con su propio cáncer de mama, que había regresado hasta en dos ocasiones. Esta vez, lo trató con virus modificados en su laboratorio y le salió bien. Lleva cuatro años libre de cáncer.

Los científicos sí coinciden con ella en que los virus oncolíticos son una rama de la inmunoterapia que va a cambiar en el futuro la lucha contra el cáncer. Tal y como contó EL ESPAÑOL, estos virus actúan de dos formas: "En primer lugar, están modificados genéticamente para atacar de manera directa a las células cancerígenas, pero además cuando las destruyen pueden hacer que el sistema inmune aprenda a reconocerlas y a eliminarlas por sí mismo".

Estos virus oncolíticos, de hecho, ya se utilizan para ciertos cánceres, como el de piel, pero, de momento, no son un tratamiento de primera línea. Otros científicos han criticado que este autoexperimento, en realidad, aporta muy poco, que tiene fallos importantes en la metodología y que supone un agravio comparativo con otros pacientes de cáncer que no tienen acceso a estos tratamientos punteros.

Halassy, sin embargo, explica que sentía la necesidad de contar al mundo sus resultados y que espera que su estudio sea, simplemente, un empujón para que los científicos estudien más esta vía terapéutica para estadios más tempranos de cáncer.

¿Cuál era el estado de su cáncer de mama antes de decidirse a experimentar consigo misma con este tratamiento? ¿Eran bajas las posibilidades de recuperación?

Era un cáncer de mama en estadio 3b. Mis dos cánceres anteriores, que aparecieron en menos de dos años cada uno en el mismo lugar, eran los llamados cánceres de mama triple negativo. Todos estábamos convencidos de que este tercero también lo era. Es la forma más difícil de cáncer de mama, con las menores opciones terapéuticas y la mayor tasa de mortalidad de todos los tipos de cáncer de mama. 

Su aparición repetida, esta vez en una etapa avanzada —se observó infiltración en la piel y el músculo—, indicaba un pronóstico desfavorable. Era probable que se convirtiera en una enfermedad crónica que podría mantenerse bajo algún tipo de control en el futuro con el uso constante de medicación. Considerando la experiencia previa con la quimioterapia, que no tuvo éxito, una nueva ronda de este tratamiento o uno similar no me daba mucha esperanza. Me preguntaba si en ese momento existía siquiera la posibilidad de curarme por completo y no depender de un tratamiento continuo en el futuro.

Su especialidad no es la viroterapia para el cáncer, ¿cómo se le ocurrió tratarse a sí misma y cómo se preparó para ello?

No soy experta en viroterapia, pero sí lo soy en virología, especialmente en los procesos upstream y downstream de virus humanos y animales, y en la caracterización del contenido de las preparaciones virales. Soy autora de patentes concedidas en la Unión Europea y Estados Unidos por innovaciones en purificación de virus basada en inmunoafinidad. También tengo una experiencia significativa en inmunología, en particular en la inmunidad frente a virus y el desarrollo de vacunas. Durante la pandemia de covid-19, fui líder de un gran proyecto nacional en mi país cuyo objetivo era establecer los prerrequisitos para el tratamiento con seroterapia de pacientes con covid-19, lo que incluyó trabajo con cepas patogénicas del virus SARS-CoV-2. He sido autora y coautora de numerosos artículos científicos sobre todos estos temas relacionados con virus.

El tratamiento del cáncer con virus, cuyo desarrollo está en gran auge, me pareció algo que tiene una muy buena base científica. Como científica que trabaja con virus, observo todos los días cómo las células en cultivo tisular se degradan si las infectamos con un virus capaz de entrar en ellas. ¿Por qué no habría de ocurrir lo mismo dentro de mi organismo, si usamos un virus que puede entrar en las células de mi tumor?

¿Fue efectivo el tratamiento desde el principio? ¿Cuáles fueron los síntomas?

Al principio, el nódulo canceroso, que tratamos con inyecciones intratumorales frecuentes de virus recién preparados, aumentó de tamaño. La literatura científica sugería que esto podría suceder debido a la infiltración de células inmunitarias que reaccionan ante sustancias extrañas en el sitio, es lo que se conoce como pseudoprogresión. Poco después, el tumor comenzó a disminuir de tamaño de manera constante, a mejorar su apariencia bajo el ultrasonido y a cambiar su consistencia. De ser un nódulo muy duro y denso, fijado al músculo subyacente, se convirtió en un nódulo blando y móvil. Parecía como si se hubiera vaciado de su contenido. Era cada vez más fácil inyectarlo y había espacio para un mayor volumen.

La mayor parte del tiempo no hubo síntomas ni efectos secundarios. Las primeras inyecciones fueron moderadamente dolorosas debido a la extrema densidad del tejido tumoral, pero cuando se ablandó, el dolor desapareció. También observamos un enrojecimiento transitorio inmediatamente después de las inyecciones, que se resolvió espontáneamente. Hubo un único episodio de efectos secundarios sistémicos que se manifestaron como escalofríos y aumento de temperatura hasta 40°C. Esto ocurrió 12 horas después de la primera inyección del virus de la estomatitis vesicular (VSV, por sus siglas en inglés). Sin embargo, la temperatura se resolvió espontáneamente en los tres días siguientes. Las inyecciones posteriores de VSV, aplicadas en menor cantidad de virus, no presentaron efectos secundarios.

Ya que el experimento salió bien, ¿cree que tendrá un impacto significativo en este campo de estudio? ¿Es un gran avance en la investigación o necesitamos estudiarlo más?

Puede alentar a los investigadores que ya trabajan en candidatos a fármacos OVT (viroterapia oncolítica) y los prueban clínicamente en pacientes en etapas avanzadas, sin logros espectaculares, a dirigir sus estudios hacia etapas más tempranas del cáncer en ensayos clínicos, como un tratamiento neoadyuvante [tratamiento previo a la intervención principal] en lugar de enfoques convencionales como la quimioterapia con o sin inmunoterapia. Si pudiéramos usarlo como primera línea de tratamiento contra el cáncer, no tóxica para el sistema inmunológico y la salud del paciente, sería un logro increíble.

También podría promover el desarrollo de tratamientos combinados, con más de un virus oncolítico. Esto abre la posibilidad de que algunas cepas virales ya existentes, que se han utilizado de manera segura durante años para la vacunación profiláctica contra enfermedades virales (como la cepa vacunal del virus del sarampión que usamos), puedan emplearse como oncolíticos si se formulan y aplican de manera diferente. Espero que mi artículo estimule investigaciones en todas estas direcciones y que finalmente se proporcionen terapias nuevas, menos tóxicas y al menos igual de efectivas —si no, mejores— para los pacientes con cáncer. Por eso me importaba tanto publicar mi caso.

¿Está bien considerada la viroterapia como un posible tratamiento del futuro contra el cáncer? ¿Es probable que se integre en los sistemas de salud en los próximos años?

Espero que seamos testigos de ese escenario. Los científicos en el campo de la OVT se han centrado principalmente en desarrollar tratamientos para tipos y etapas de cáncer para los que los protocolos aprobados no son efectivos. Los pacientes en etapas terminales pueden no ser los mejores objetivos para la OVT, ya que este tratamiento depende de una fuerte respuesta inmunitaria, que en pacientes con enfermedades avanzadas y que han pasado por muchas rondas de tratamientos diferentes puede estar significativamente afectada. Al avanzar hacia etapas más tempranas, la eficacia de la OVT podría demostrar su verdadero potencial.

¿Qué opina de las críticas éticas que ha recibido su trabajo? Algunos científicos han dicho que podría alentar a pacientes con cáncer a evitar tratamientos basados en evidencia.

No hay nada poco ético en la autoexperimentación cuando un experimento es realizado por un verdadero científico. Además, creo que sería poco ético ocultar el conocimiento adquirido de este autoexperimento. Los trabajos publicados sobre la historia de la autoexperimentación demuestran, de hecho, que los autoexperimentadores están muy comprometidos y confiados en lo que hacen, y que, muy a menudo, sus experimentos han estimulado cambios en la investigación y el desarrollo de tratamientos.