"Los niños necesitan escribir y tocar, y eso el ordenador apenas lo permite". Esa fue la advertencia que realizó Montserrat Pons, neuropediatra del Hospital de Son Espases, en el Parlament de Baleares. La doctora había acudido para asesorar a la Comisión de Estudio y Reflexión sobre Impacto de la Digitalización en la Educación en calidad de experta sobre trastornos del neurodesarrollo infantil y su relación con la sobreexposición a las pantallas y los contenidos digitales.
"Los niños han aprendido a utilizar las pantallas de forma recreativa, pero no les hemos enseñado a utilizarlas con pensamiento crítico", explica la especialista, investigadora y conferenciante a EL ESPAÑOL ."Ya en 2015 nos dimos cuenta de que los alumnos de España suspendían en competencias digitales en el informe PISA. A pesar de utilizar tantas horas las pantallas, no saben usar recursos digitales como los buscadores o el Word".
¿Los 'nativos digitales' son una ficción? ¿Las nuevas generaciones han crecido con tecnologías tan simples que no les han enseñado nada?
Exactamente. Las nuevas tecnologías tienen un uso cada vez más intuitivo. Pero hay que dividir la problemática de las pantallas digitales según la edad. Las repercusiones no son las mismas en un niño menor de tres años que en un adolescente. En los niños que abusaron de las pantallas durante la pandemia vemos mucho retraso del lenguaje, muchos síntomas de aislamiento y conductas repetitivas. En cambio, en los mayores aparecen problemas como el sexting, la pornografía, síntomas psiquiátricos...
¿Cómo podemos explicar que dar el móvil para entretener a un pequeño es más nocivo que dejarle que vea un programa de televisión?
Hay varios motivos. Primero, la televisión y el cine eran antes un hábito compartido en un lugar concreto. Las pantallas digitales, en cambio, son omnipresentes. Cuando comen fuera, cuando van en carrito por la calle... es mucho más intrusivo. Además, la velocidad de lo que ven ha aumentado, los dibujos animados son mucho más rápidos y saturan más su capacidad de atención. Tercero, hay que tener en cuenta la edad. Los primeros tres años de vida son el segundo mayor periodo de crecimiento neuronal desde la gestación, y tienen que pasar muchísimas cosas para que se desarrolle. El bebé llegará a hablar y parecerá normal por fuera, pero si viéramos su cerebro, nos daríamos cuenta que estaría mejor si no hubiese abusado.
Muchas familias sienten que actualmente la sociedad presiona para que los niños 'no molesten' y prefieren evitar las rabietas a enfrentarlas.
Algunas familias me han comentado esto, pero me cuesta aceptarlo. Siempre ha habido personas poco tolerantes con los niños, y al fin y al cabo el niño se calmará con el móvil, pero va a 'armar el pollo' igual cuando se lo quites. Como sociedad tenemos que asumir que los niños a veces se enfadan, gritan y lloran. Hasta cierta edad es comprensible. E incluso un niño mayor con Trastorno de Espectro Autista (TEA) puede tener una rabieta considerable. Hay que entenderlo: hay niños a los que le costará más tiempo gestionar sus emociones, y eso no quiere decir que no esté bien educado. El problema es otro: se abusa de las pantallas porque son cómodas. El niño podría pasar perfectamente ese tiempo jugando incluso solo en el parque.
¿No somos conscientes de la importancia neurológica que tienen actividades como el juego, el dibujo, los primeros libros...?
O simplemente aburrirse, ¿sabes? Y obligarle a que busque sus propios recursos para entretenerse. El niño debe experimentar en estos primeros años, jugar, relacionarse... Y si les damos las pantallas para que no lloren porque tienen que esperar, no aprenden a gestionar su frustración. Se han comparado grupos de niños y niñas que abusaron de pantallas en la primera infancia con otros que no, y se han visto grandes repercusiones en todas las funciones ejecutivas y el lenguaje. Todo lo que te ayuda a organizarte, a prestar atención y a realizar actividades intelectualmente complejas.
¿Esto se traduce en un retraso en el rendimiento académico entre los escolares de España, como alertan otros expertos?
Bueno, es una cuestión difícil. Si comparamos globalmente poblaciones anteriores con las actuales, veremos que efectivamente han bajado su rendimiento académico y sus conocimientos, pero habrá otros factores más allá de las pantallas. Cuando se han realizado estudios en los que la única diferencia entre los dos grupos era el uso de pantallas en la educación, se ha visto que repercuten negativamente. Pero no son estudios experimentales, porque no sería ético. En cualquier caso, mi impresión y la de muchos de los que trabajamos en esta área es que el abuso de la pantalla, sobre todo en la primera infancia, ha repercutido muy negativamente en los niños.
¿Qué es lo que están viendo como especialistas en los adolescentes que se 'engancharon' durante el confinamiento y justo después?
Trastornos del sueño, trastornos emocionales, baja tolerancia a la frustración... Pero también más inseguridades, mayor preocupación por la imagen, más conflictos entre compañeros por las redes sociales. Y después, el mal uso: ciberbullying, grooming, pornografía, adicción a los videojuegos, a las apuestas... Hay que entender que, en el fondo, ellos agradecen que les pongamos límites, porque ellos mismos no se los pondrían. Y así descubren que hay algo más allá de la Playstation.
¿Pueden estar los padres razonablemente tranquilos con los sistemas de control parental?
Está muy bien utilizar los controles parentales, pero además hay que controlar a los niños. Es muy fácil que les envíen un vídeo por whatsapp, y eso no lo vamos a poder bloquear. Tenemos que trabajar la educación, insistir en todo lo que puede pasar si comparte información suya privada. En no fiarse de cualquiera, en no entrar en webs pornográficas, en evitar bulos y discusiones... Igual que cuando empiezan a ir solos por la calle, que lo primero que les decimos es que no hablen con extraños.
¿Las recomendaciones de la 'vieja escuela', como evitar que haya pantallas por la noche en el dormitorio, son efectivas?
Sí, es recomendable que no entre ningún dispositivo en la misma habitación en la que se va a dormir. Primero, porque interfiere en el sueño nocturno, y segundo, porque no vas a poder controlar el consumo. Hay muchas estrategias, pero sí que tiene que haber momentos familiares sin pantallas digitales. La cena o la comida son una reunión social en la que ni los adultos ni los niños deberían utilizarlas. Y nosotros también debemos vigilar el tiempo: si el propio adulto abusa de la pantalla, es probable que el niño también lo haga. Esas son reglas básicas. Luego, cada familia pone sus normas: no dar el móvil, por ejemplo, hasta acabar los deberes.
La Academia Española de Pediatría acaba de recomendar restringir completamente las patallas hasta los 6 años. ¿Cómo valora esta medida?
En mi opinión, solo deberían ver con sus padres productos digitales especializados para su edad: con un timing lento y un lenguaje que comprendan. De tres a seis, máximo una hora de contenido supervisado por un adulto. Y más allá, lo ideal sería retrasar el acceso pleno hasta los 14 o 16 años. Porque las redes sociales son lo que realmente mina su autoestima. Se comparan constantemente, modifican sus fotos, están constantemente expuestos a la opinión de los otros. Las chicas se levantan a las seis de la mañana para arreglarse antes de ir a la escuela. El cerebro de un adolescente es mucho más sensible a la crítica de los demás, y los adultos tenemos la responsabilidad de quitarles esa presión de encima.
¿Cómo valora medidas como la aprobada en Australia para restringir el acceso a redes a menores de 16 años?
Creo que es lo que hay que hacer: obligar a la empresas a vigilarlo como quiere hacer Australia. Hay que entender que hasta los 16 años no están capacitados para entrar en esta vorágine, igual que no les dejamos conducir antes de los 18 años. Porque no están preparados y porque puede ser dañino para ellos, o para los demás. Y es que el bullying o el acoso se lo pueden hacer ellos a los demás.
¿Cómo valora el desplazamiento del libro impreso y la hoja escrita por la pantalla en la educación en España?
Negativamente. Considero que hay que volver a los libros y enseñar a utilizar de forma adecuada los recursos digitales como asignatura aparte. La mecánica de leer sobre papel y escribir en hoja es útil para el cerebro, mientras que la pantalla implica mayores distracciones. Es más fácil que se despisten y que se organicen mentalmente peor. Muchos países que introdujeron el Chromebook lo están retirando. Hay trabajos que demuestran que ha sido pernicioso: en primaria las quitaría ya mismo, y en secundaria empezaría poco a poco. Y teniendo claro que no son un vehículo para aprender matemáticas. Para algún ejercicio me puedo apoyar en alguna app, pero para el resto, a la antigua usanza: que escriban, apunten, borren y tachen.
¿Los niños que llevan usando pantallas desde primaria en España van a arrastrar déficits con respecto a los de generaciones anteriores
La bajada de rendimiento académico es una realidad que nos transmiten los propios educadores, pero como decía, no se puede achacar a un único factor como las pantallas. En cualquier caso, con toda seguridad, yo las retiraría ya de primaria. Hay que entender que son herramientas que ha irrumpido en nuestras vidas pero no las estamos utilizando bien, y que tenemos que aprender a evitar su lado malo antes de que nos haga más daño.