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El de riñón está entre los diez cánceres más frecuentemente diagnosticados en España, con más de 9.000 nuevos casos cada año, que afectan más comúnmente a hombres mayores de 60 años. Las opciones terapéuticas para este cáncer contemplan tanto la cirugía como las terapias sistémicas, aunque por lo general el cáncer de riñón es resistente a la quimioterapia.

De esta manera, la cirugía es el pilar central en el manejo del cáncer renal, especialmente en etapas tempranas. “Aproximadamente el 80% de los tumores se diagnostican en una fase localizada. La curación en esta fase oscila entre el 70-95% de los casos, dependiendo de la agresividad del tumor”, explica el doctor Antonio Alcaraz, especialista en Urología en el Centro Médico Teknon.

El abordaje quirúrgico del cáncer de riñón tiene como objetivo extirpar el tumor mientras se conserva la mayor cantidad posible de tejido sano. Esta es la cirugía más habitual, denominada nefrectomía parcial, que está indicada en tumores pequeños y permite preservar la función renal.

Sin embargo, en los casos en los que el tumor tiene un mayor tamaño se realiza una nefrectomía radical, que consiste en la extirpación completa del riñón, la glándula suprarrenal, el tejido próximo al órgano y, habitualmente, los nódulos linfáticos más próximos.

Este tipo de intervenciones se han realizado tradicionalmente con una cirugía abierta, que obliga al cirujano a practicar una incisión muy grande en el abdomen de los pacientes. Pero, en los últimos años, explica el doctor Alcaraz, “la cirugía se ha transformado en mínimamente invasiva, mediante laparoscopia y su evolución a la robótica”. Esta última, en particular, ha ganado popularidad gracias a su precisión, menores tiempos de recuperación y reducción del dolor postoperatorio.

Los avances en cirugía mínimamente invasiva

Antes de la cirugía robótica fue la laparoscopia, que permite operar a través de pequeños orificios en la cavidad abdominal. “La laparoscopia supuso un antes y un después en la cirugía renal. Fue implantada en nuestro país a principios de este siglo y supuso un gran avance en la recuperación del paciente sin, con ello, comprometer el resultado oncológico”, asegura el cirujano.

Actualmente es la técnica de referencia para realizar la cirugía conservadora de riñón e incluso, “se ha producido una extensión de las indicaciones de la cirugía mínimamente invasiva en casos extremos, como la extensión de trombos tumorales dentro de la vena cava. La capacidad de mejora parece no tener límite”, añade el doctor Alcaraz.

Posteriormente llegaron los sistemas robóticos, liderados por Da Vinci, que revolucionó el campo quirúrgico en España en 2005, cuando se llevó a cabo la primera intervención con este robot. Actualmente, en la red sanitaria española hay alrededor de 145 sistemas Da Vinci.

Los robot quirúrgicos permiten a los cirujanos realizar movimientos precisos a través de incisiones mínimas, lo que reduce las complicaciones de la cirugía y acelera la recuperación posterior del paciente. Pero tanto si se trata de una laparoscopia como una cirugía robótica, según el doctor Alcaraz, "si puedes realizar técnicamente el procedimiento sin comprometer el resultado oncológico, debes hacer una técnica mínimamente invasiva”.

En cuanto al futuro, el cirujano afirma que “no hay duda de que la técnica robótica se acabará imponiendo. La cirugía laparoscópica es igual de efectiva y mínimamente invasiva pero necesita una gran experiencia. Los que la tenemos, podemos operar con las dos herramientas. Las nuevas generaciones han acortado su curva de aprendizaje con el empleo del robot. Ambas, en manos adecuadas, son idóneas”.

El doctor Antonio Alcaraz.

El doctor Antonio Alcaraz. @franciscoavia

Alcaraz es uno de los cirujanos más experimentados de nuestro país y un destacado referente en cáncer urológico. Fue pionero del trasplante de riñón robótico en España y Europa y el primero en el mundo en realizar una extracción transvaginal de un riñón afectado por un tumor en 2009. El especialista también ha participado en los dos únicos trasplantes de útero que se han realizado en España, que culminaron con el nacimiento de un bebé, el último en enero de este año.

A pesar de los avances, la cirugía en el cáncer de riñón no está exenta de desafíos. Según detalla el doctor Alcaraz, “el reto más importante es impedir el sangrado. Por un riñón pasa aproximadamente un litro de sangre por minuto, por lo que es fundamental evitar lesiones con potencial de hemorragia”. En quirófano se trabaja a contrarreloj para “cerrar la circulación de sangre en el riñón, entre los 30-40 minutos, a partir de los cuales se producirá un daño irreversible de la función del riñón”.

Nuevos tratamientos

La preservación de la función renal es una prioridad en el tratamiento del cáncer de riñón, pero cuando el tumor se encuentra en una fase avanzada e incluso metastásica, se requiere un enfoque más complejo. En estos casos, detalla el especialista, “la enfermedad diseminada basa su tratamiento en terapias sistémicas. Las primeras en llegar fueron las terapias dirigidas (inhibidores de la tirosin kinasa) y posteriormente se añadieron las inmunoterapias sistémicas. Con el empleo de combinación de estos tratamientos se ha conseguido triplicar la supervivencia de la enfermedad metastásica”.

Las terapias dirigidas, como bien indica su nombre, son medicamentos diseñados para atacar específicamente las células cancerosas del riñón, evitando que se produzcan las señales que permiten su crecimiento y multiplicación. Ya que están destinadas únicamente para interferir en las células cancerosas, tienen menos efectos secundarios graves que la quimioterapia, que afecta tanto a las células sanas como a las cancerosas.

Por su parte, la inmunoterapia -que estimula el sistema inmunológico del cuerpo para que ataque las células cancerosas- ha surgido como opción complementaria a las terapias dirigidas, pues han demostrado una gran eficacia cuando ambos tratamientos se usan combinados. “Como mínimo retrasan la progresión y también aumentan la supervivencia de forma significativa”, asegura el doctor Alcaraz.

Para el urólogo, “la inmunoterapia ha significado un cambio cualitativo en el manejo del cáncer metastásico, siendo el estándar (la combinación de dos tratamientos inmunoterápicos) en el cáncer de riñón de pronóstico intermedio o malo. Esto ha permitido triplicar la supervivencia de estos pacientes”.

La cirugía sigue siendo la piedra angular en el tratamiento del cáncer de riñón, pero los tratamientos están en constante evolución. Gracias a los avances de las técnicas quirúrgicas y la personalización de las terapias farmacológicas han mejorado las perspectivas de supervivencia de uno de los tipos de cáncer más frecuentes.