El artista Raphael, de 81 años, se encuentra ingresado desde la tarde del martes 17 de diciembre en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid tras sufrir un episodio de desorientación a causa de un accidente cerebrovascular, según Emergencias. Según la familia, el artista, que se encontraba grabando el especial de Navidad de La Revuelta, subió a la ambulancia por su propio pie y ha estado consciente en todo momento, se encuentra "bien" y está bajo observación. Los neurólogos habrían descartado que se tratase de un infarto cerebral o ictus.
Se ha tratado de un "problema transitorio", asegura la familia, un cuadro que suele corresponder a lo que clínicamente se conoce como accidente isquémico transitorio y se conoce más popularmente como 'microinfarto'. Según explica la Clínica Mayo, este accidente viene causado por una breve obstrucción del flujo sanguíneo al cerebro (isquemia), que dura unos pocos minutos y que afortunadamente no suele causar daño a largo plazo.
Estos microinfartos se denominan "silentes" porque el paciente puede no ser consciente de estarlo sufriendo, además de no quedar inconsciente en ningún momento, como le ha sucedido a Raphael. Es su entorno quien puede detectar los síntomas como la desorientación o el discurso errático e ininteligible. un trabajo de la Fundación Pasqual Maragall aclaraba que una persona afectada por microinfartos puede sufrir miles de 'microinfartos' a lo largo de su vida sin saberlo.
Sin embargo, una vez que se detecta, se considera también un aviso de un potencial problema sistémico, y uno de cada tres personas que lo sufren acabará padeciendo a largo plazo un ictus o infarto cerebral. Es importante subrayar que los factores de riesgo detrás del microinfarto o accidente isquémico transitorio son los mismos que los del infarto cerebral, y principalmente responden a hábitos de vida.
En el caso de Raphael, su edad es un factor de riesgo inmodificable, así como el sexo masculino. Hasta en un 80% de los casos, estos accidentes en octogenarios se relacionan con la hipertensión y en un 40% con la hipercolesterolemia, según un estudio que realizó el Servicio de Neurología del Hospital Italiano de Buenos Aires. La ateroesclerosis -la formación de placas de colesterol que obstruyen las arterias- es una causa habitual de isquemia.
"Los microinfartos cerebrales son minúsculas lesiones vasculares de tamaño variable (alrededor de 0,05 a 3 milímetros de diámetro) y silentes (es decir, que van apareciendo sin dar síntomas), que por lo general son de origen isquémico. Es decir: el flujo sanguíneo se reduce o se detiene dando lugar a una lesión en ese territorio cerebral por falta de oxígeno", explican desde la Fundación.
"Estas lesiones se localizan en territorios cerebrales irrigados por arterias y arteriolas de pequeño calibre, las cuales suelen ser áreas limítrofes irrigadas por las grandes arterias cerebrales", explican.
"Las placas pueden disminuir el flujo sanguíneo en una arteria o llevar a la formación de un coágulo. Un coágulo de sangre que se desplaza desde otra parte del cuerpo, como al corazón, a una arteria que irriga el cerebro también puede causar un accidente isquémico transitorio". Sin embargo, la circulación del oxígeno se restaura sin llegar a producir derrame.