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Por la consulta del psiquiatra Enrique Rojas han pasado muchas generaciones de pacientes, pero los motivos de las visitas han ido cambiando. Cada vez más gente pasa a consultar cómo puede gestionar su vida. "El psiquiatra se ha convertido en los últimos años en un médico de cabecera. Hemos pasado de ser los médicos de las enfermedades mentales a consultores de la conducta", explica Rojas.

De esta manera, explica que las cuatro cosas que más ve en el Instituto Rojas Estapé, donde trabaja con sus hijas, son las depresiones en plural, la ansiedad, el ataque de pánico y los trastornos de personalidad y en los últimos años, crisis de pareja. En los últimos años, Rojas también ha impartido conferencias y escrito varios libros, además de compartir sus consejos para manejar nuestra vida en redes sociales.

Su último libro Comprende tus emociones (Espasa, 2023) es, según él mismo explica "un GPS para conocer cómo es nuestra vida afectiva, que se mueve en forma de binomios. Amor y desamor. Alegría y tristeza. Paz y ansiedad. Felicidad e infortunio. Empatía y persona tóxica".

Dice que los pacientes cada vez le consultan más por cómo vivir sus vidas, ¿cuál cree que ha sido el hecho que lo ha cambiado todo?

El bombardeo informativo y las redes sociales, todo lo que significan las pantallas. Ha cambiado el panorama. El hombre nunca ha sabido tanto y nunca ha estado tan alejado de sí mismo. Esta es una información que no produce formación, ¿qué diferencia hay entre ambas? La información es saber lo que está pasando aquí y allá, la formación es criterio, tener ideas claras, saber gestionar la propia vida…

¿Haríamos bien en desconectarnos?

Sin duda. Mi hija Marian Rojas habla de lo importante que es hacer un ayuno de dopamina. Esto significa estar algún día de la semana sin contacto con las redes sociales, el móvil en general. Produce una gran paz.

En sus redes sociales da muchos consejos para entrenar la voluntad…

Yo hablo de la voluntad por activa y por pasiva. La voluntad es la joya de la corona de la conducta, es la capacidad para ponerse unos objetivos muy concretos, medibles y luchar por alcanzarlos. Pero, ¿cómo se fomenta? A través de ejercicios pequeños en la vida ordinaria, en los que uno no hace lo que le apetece algunas veces, sino lo que es mejor. Es un salto de calidad. 

¿Cuál es la mejor manera de que la voluntad esté bien educada? Unirla a la motivación. Motivación y voluntad forman un binomio estupendo, muy potente. Lo que hace una mujer por adelgazar si está motivada, la voluntad que pone una persona para hablar un idioma por mejorar su vida profesional.

Le he oído hablar de que la sociedad actual se caracteriza por ser hedonista. 

Sí, el hedonismo en la entronización del placer. De entrada es positivo, siempre y cuando no se convierta en un dogma. La sociedad occidental tiene rasgos muy positivos: la solidaridad que se ha producido en los últimos años, la incorporación de la mujer a la vida tradicionalmente masculina, la democratización de buena parte de la sociedad. Los avances en medicina son impresionantes. En 1910, la expectativa de vida estaba en 60 años y en 2024 está casi en 90. Pero, ¿cuáles son los aspectos negativos? El hedonismo, que es el placer a toda costa, el consumismo, la permisividad del todo vale. El relativismo y también la cultura woke, que es la destrucción de la persona y de la familia. 

¿Por qué piensa que la cultura woke es tan peligrosa?

Es una ideología que arranca en la Escuela de Frankfurt en el 1965, que se traslada a Nueva York, y tiene tres principios fundamentales: el marxismo, el psicoanálisis de Freud y las ideas de Nietzsche de que Dios ha muerto. Luego en la historia de la revolución sexual hubo tres momentos: Mayo del 68 en París, el Congreso de Copenhague en 1978 y el Congreso de la Mujer de Pekín en 1995. En este último se cambia el concepto de sexo por género y el sexo, que es la ley natural, se niega.

¿Cuál es el resultado de todo esto? Que la sexualidad se ha convertido en una pieza de cambio donde primero se niega la naturaleza, se piensa que uno puede dominarla, que puede cambiar el sexo conforme a un cierto emotivismo. Y luego aparece en los últimos años el concepto de disforia de género, la sensación de haber nacido en un cuerpo equivocado. Esto provoca la transexualidad. ¿Qué es lo peor de la ideología de género y lo woke? La destrucción de la persona y la familia. Y el resultado está a la vuelta de la esquina.

Usted dice que uno de los elementos fundamentales para la felicidad es el proyecto de vida, pero ¿cómo lo elaboramos? Por decirlo de alguna manera, ¿en qué cesta es mejor poner los huevos? Cuando nos centramos en la familia, al irse los hijos de casa podemos tener el síndrome del nido vacío, y cuando nos centramos en el trabajo, luego llevamos fatal la jubilación…

Las dos piezas fundamentales de la felicidad es tener una personalidad madura y un proyecto de vida. Este proyecto es un diseño que uno hace a nivel personal en el que aparecen grandes temas: el amor, el trabajo, la cultura y la amistad. Las piezas más importantes son el amor y el trabajo, pero ¿qué está pasando en la sociedad actual con el amor? Hay una epidemia de divorcios y de parejas de hecho.

La sociedad actual tiene avances técnicos extraordinarios e impensados que hacen la vida increíble. Pero el ser humano está perdido, a la deriva. Veo masas de gente en la sociedad y en nuestro Instituto Rojas Estapé que no tienen ideas claras, que no saben gestionar los principales temas de su vida y esto es meramente dramático.

Ahora surgen nuevos modelos de relación, como parejas abiertas o con múltiples personas, ¿usted piensa que esto forma parte de la evolución afectiva del ser humano?

No, la evolución tiene un fondo positivo. La relación de amor entre dos personas y el compromiso significa exclusividad. El amor tiene una nota de exclusividad. Si no es así, es un amor inmaduro, frágil, quebradizo en donde se cuelan la permisividad y el relativismo. Que no hay una verdad sobre el amor. Esta es la situación actual en alguna parte de la sociedad. Porque suena mucho, hace mucho ruido, pero es minoritario.

¿Por qué parece tan difícil encontrar ejemplos de amor para toda la vida?

El hedonismo, el consumismo, la permisividad y el individualismo es la tetralogía de lo light. Es la mantequilla sin grasa, el vino sin alcohol, la persona sin sustancia… El ser humano está perdiendo sustancia. ¿Por qué da miedo el compromiso, sobre todo, en los hombres solteros a partir de los 30 años? Mi hija Marián y yo hemos descrito el síndrome de SIMÓN, que son las siglas de soltero, inmaduro en lo afectivo, materialista, obsesionado con el trabajo y narcisista. Pero debajo de todo esto está el pánico al compromiso. 

¿Por qué estos seres humanos quieren cualquier relación con una mujer, menos aquellas que signifiquen compromiso? Sólo quien es libre es capaz de comprometerse y muchas personas están atadas a un inventario de ataduras. El hombre se convierte en un ser inmaduro, que atiende al capricho del momento, a la filosofía del me apetece.

Es una moda que pasará, pero dejará una huella terrible. Una sociedad técnicamente perfecta y humanamente rota. ¿Qué ejemplos tiene hoy la gente joven? Para una persona de 20 años en adelante es fundamental tener modelos de identidad, un referente atractivo que empuja a imitarlo. Estos modelos no aparecen porque las revistas del corazón han puesto de moda la vida de los famosos siempre y cuando esté rota. Al final, la gente ve estas vidas como si fueran un pasatiempo, vidas sin mensaje, pero que tienen mucha fama. Tienen fama, pero no prestigio, lo que implica coherencia con la vida, integridad.

Pero, ¿no es un poco inocente tener modelos? Nadie es perfecto.

Yo pienso que en España tenemos modelos excepcionales. José Ortega y Gasset y Julián Marías en el siglo XX, ahora mismo, Antonio Garamendi, el presidente de los empresarios. En lo deportivo, Rafa Nadal y Severiano Ballesteros. Debemos buscar también modelos de familia sana, de relaciones positivas, familias que funcionan. Lo que más aparecen son familias y parejas rotas y parece que no tiene una influencia negativa porque se cuela esa idea del todo vale. Es la enfermedad del siglo XXI.

¿Qué deberíamos buscar en un compañero de vida?

Acertar en la relación afectiva es la cuadratura del círculo, el acierto de los aciertos. Gottman y Silver, del Observatorio de Conducta de Washington, comentan que en torno al 40% de las parejas americanas que ellos tratan se han equivocado en su elección afectiva. El hombre se enamora por la vista y la mujer por el oído. Por supuesto tiene que haber atracción física, pero la pieza más importante para enamorarse es la admiración a la otra persona. Después, esa persona debería sacar lo mejor de mí, ayudarme a crecer como ser humano, a cerrar mis heridas del pasado y que me haga ilusión y me dé alegría estar con esa persona. 

¿Qué pasa después? Después viene la convivencia, que es el examen de cada uno, de más se retrata el ser humano. Aquí sugiero que evitemos las discusiones innecesarias, que no saquemos la lista de reproches del pasado. La felicidad en pareja consiste en tener buena salud y mala memoria.

También ha sido muy crítico con la pornografía, ¿ha cambiado a las parejas?

En muchas ciudades de Estados Unidos, Canadá y Europa hay reuniones de sexohólicos anónimos, de gente que está atrapada en la pornografía y quiere salir, peor no quiere que la gente lo sepa. La adicción a la pornografía es peor que la adicción a la cocaína. La persona adicta a la pornografía, no quien la consumen de manera intermitente, puede tener manifestaciones cercanas a la crisis de ansiedad o de pánico si no la consume en un tiempo.

¿Tiene algún consejo para la felicidad?

La felicidad absoluta no existe, sólo se da en el otro barrio. Debemos esperar una felicidad relativa, intentar sacarle el máximo partido a nuestra vida sin ansiedad. La felicidad es una ecuación: resultados partido por expectativas. Hay que moderar las expectativas, no pedirle a la vida lo que no nos puede dar. 

¿Somos inocentes buscando la felicidad?

Sí, mi hija Marián dice que la felicidad depende de la interpretación de la realidad que uno hace. Yo tengo pasión por Tomás Moro que muere en 1535 en la Torre de Londres en época de Enrique VIII. Cuando subía al cadalso repetía: "Muero feliz porque muero fiel a mis ideales". También por Aleksander Solzhenitsyn que aprendió el valor de la calidad humana en un presidio a 40 grados bajo cero y llegando a 30 kilogramos de peso. La felicidad es un ángulo desde el que miramos.