"No es rentable": los médicos desconfían de ampliar el cribado de cáncer de colon pese a su aumento en jóvenes
La incidencia del tumor entre las personas de 25 a 49 años ha crecido hasta un 4% anual en algunos países, pero los expertos todavía no lo ven claro.
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Es el tercer cáncer más diagnosticado del mundo —el primero en España— y el protagonista de una preocupante tendencia: el aumento de tumores en personas jóvenes. También es de los pocos que tienen programas de detección consolidados en población aparentemente sana.
Sin embargo, los expertos desconfían de ampliar estos programas para incluir a hombres y mujeres menores de 50 años.
Un estudio publicado el mes pasado en The Lancet ponía cifras a las sospechas de los médicos: el cáncer colorrectal está creciendo en las personas de entre 25 y 49 años.
El trabajo analizaba datos de 50 países y concluía que, en 27 de ellos (principalmente de ingresos altos y de la Europa noroccidental), la incidencia entre los jóvenes se había incrementado hasta un 4%.
Aunque no está del todo claro qué es lo que está adelantando esos tumores, se piensa que el estilo de vida occidental (consumo de alcohol y tabaco, sobrepeso, sedentarismo) juega un papel crucial.
Esto está trastocando la planificación de los servicios sanitarios. El principal factor de riesgo del cáncer, en general, y del cáncer de colon y recto en particular, es la edad. Por eso, cada vez se detectan más: a más esperanza de vida, más cáncer.
Con todo, el estudio de The Lancet alertaba de que, en 20 de los países analizados, los nuevos cánceres estaban apareciendo a mayor velocidad entre la gente joven que entre la mayor de 50 años. Y esta gente joven, precisamente, es la que está fuera de los programas de detección del cáncer.
Estos programas, conocidos como cribados poblacionales, se basan en pruebas sencillas en población aparentemente sana pero con cierto riesgo de desarrollar un tumor. El más conocido es de la mamografía: una cada dos años en mujeres de entre 50 y 70 años en España.
En el caso del cáncer colorrectal, el cribado se basa en la detección de sangre oculta en heces. A partir de los 50 años, hombres y mujeres reciben una carta para invitarles a realizar el test una vez cada dos años.
Si la prueba resulta positiva, el siguiente paso sería la confirmación de tumores (o lesiones pretumorales) mediante una colonoscopia.
En España, Cataluña fue la primera comunidad en implantar su programa de cribado, en el año 2000. Comunidad Valencia, Cantabria y Canarias les seguirían años después y, a partir de 2014, el cribado del cáncer de colon se generalizaría a todo el país.
La recomendación es realizar la prueba de la sangre oculta en heces a la población de entre 50 y 69 años, unos 12 millones de personas. En la actualidad, está planteándose ampliar por encima la edad del cribado, hasta los 75 años.
Cuestión de rentabilidad
"El riesgo de cáncer colorrectal empieza a aumentar a partir de los 50 años y lo hace de una forma lineal, sin estabilizarse hasta los 75-80 años", explica Agustín Albillos, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y coautor del Libro Blanco sobre el Cribado Poblacional de Cáncer Colorrectal en España, publicado el pasado junio.
Una de las recomendaciones del libro es ampliar la edad de cribado hasta los 74 años. "La esperanza de vida ha aumentado y por eso hay que actualizar la edad de cribado de los programas, porque la tendencia es la incidencia siga aumentando más allá de los 70 años. El riesgo de que estas personas desarrollen un cáncer es bastante alto y, si el riesgo alto, un test diagnóstico para la población es rentable".
Esta recomendación se alinea con la de otro informe reciente encargado por el Ministerio de Sanidad y coordinado por la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias que, a su vez, va en la línea de lo propuesto en el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer.
En España, esto supone aumentar la población susceptible de cribado en 2,2 millones de personas. El informe ministerial calcula un coste anual para el programa de 10 millones de euros en el primer lustro tras la ampliación.
¿Qué ocurre en los menores de 50 años? Incluir a la población española de entre 45 y 49 años supondría añadir cuatro millones de personas al programa de detección precoz. Albillos es claro: "Hay que invertir recursos donde sea más rentable y, desde un punto de vista epidemiológico, no se justifica ampliar el cribado por abajo".
Primero, porque esa tendencia a más cáncer entre los jóvenes no se ha visto todavía en España. El estudio de The Lancet recogía que, entre 1993 y 2016, la incidencia media anual de tumores colorrectales entre los ciudadanos de 25 a 49 años se redujo un 0,17%.
Segundo, porque el riesgo sigue siendo mucho más bajo entre los jóvenes que entre los mayores de 70 años y, "en términos de salud pública, hay que destinar más recursos donde sea más rentable. Hagamos primero lo que está demostrado que lo es".
Albillos reconoce que "en gente joven, [la detección temprana del cáncer] vende bien" pero el cribado "debe ir dirigido a personas con riesgo medio, no bajo como los jóvenes".
De hecho, y a pesar del aumento de la incidencia, en Europa el cribado se realiza a partir de los 50 años "salvo alguna excepción como Austria". En Estados Unidos, con todo, los programas de cribado (que no tienen carácter nacional como en España) sí incluyen a la población joven.
Similar opinión tiene María José Safont, portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). "Iniciar el cribado a una edad más temprana implica un aumento significativo en los costos para el sistema de salud", sostiene.
"La relación coste-beneficio podría no ser favorable si la incidencia en menores de 50 años sigue siendo baja", continúa. Además, existen otro tipo de riesgos, como el aumento del sobrediagnóstico (identificar como cáncer lesiones que nunca habrían causado síntomas), pero también el impacto psicológico de una prueba en un grupo de personas que no tiene un riesgo especial de sufrir tumores.
"Someter a un grupo más amplio de personas a pruebas de detección puede causar ansiedad y estrés innecesario, especialmente en casos de falsos positivos", apunta Safont. Además, los estudios actuales sobre el cribado en menores de 50 años "no siempre muestran una clara reducción en la mortalidad por cáncer colorrectal".
Con todo, Agustín Albillos no descarta que en el futuro se acabe ampliando por abajo la edad de cribado. "Es probable que se haga porque va vinculado a los factores de riesgo". Alcohol, tabaquismo y, sobre todo, obesidad, no parece que vayan a revertir las tendencias actuales.
De hecho, el informe ministerial advierte de que "la literatura científica recientemente publicada sobre la evaluación de programas de cribado poblacional de cáncer colorrectal centra sus análisis en la posibilidad de adelantar la edad de comienzo desde los 50 años hasta los 45 años, dada la creciente incidencia de cáncer colorrectal en el rango de 45-49 años". Y por eso llama a retomar el tema en un futuro tan temprano como 2028.
En el Libro Blanco también dejan la puerta abierta. El incremento de la incidencia y la no caída de la mortalidad "justifican valorar un descenso de la edad para iniciar el cribado desde los 50 a los 45 en las poblaciones de riesgo medio". Esto requiere "un análisis previo valorando pociones que contemplen la identificación de perfiles de riesgo y seguramente estrategias combinadas".