Kate Middleton en su visita al hospital Royal Marsden.

Kate Middleton en su visita al hospital Royal Marsden.

Salud

Las Kate Middleton españolas: así es la "montaña rusa" de la vida tras el anuncio de un cáncer en remisión

La vuelta a la normalidad de los pacientes puede ser agridulce ante la dualidad que se da entre la liberación y la incertidumbre por si sufren una recaída.

Más información:España doblega al cáncer infantil: la supervivencia roza el 84% tras crecer 30 puntos en 40 años

Publicada

El anuncio de Kate Middleton de que se encuentra en remisión tras tratarse de un cáncer en la zona abdominal ha sido una de las noticias de la semana. La princesa de Gales retomaba estos días su agenda tras casi un año apartada del trabajo debido a la enfermedad. Es el momento con el que sueña cualquier paciente que reciba este diagnóstico, pero también puede ser una sensación agridulce. A la alegría de la noticia, se suma el miedo a las recaídas cada vez que tienen que volver a las revisiones. 

Teresa Tamarit lo define como "una montaña rusa" en la que se mezclan el sentimiento de liberación y la incertidumbre. "Los primeros meses estás muy bien, pero conforme se acerca la revisión aparece el miedo de nuevo". La madrileña sufrió cáncer de mama en dos ocasiones entre 2010 y 2013. 

Los primeros años fueron los peores para ella, cuenta. Si los médicos veían alguna anomalía en sus pruebas y pedían otra complementaria, ese miedo se disparaba. "Era casi incontrolable". Para ella, los días de espera, hasta que le daban de nuevo los resultados y veía que estaba todo bien, eran lo peor. 

Ahora, Tamarit lleva más de una década libre de cáncer, pero reconoce que sigue sufriendo ese temor en algunos momentos. "Va por rachas. A veces lo recuerdas y viene de nuevo el miedo a volver a pasar por lo mismo". Aun así, también cuenta que todos estos años le han aportado experiencia y es cada vez más pequeño. "Ya no me provoca ansiedad. Ahora sé cómo manejar la situación", celebra.

Ruth Vera, miembro del Patronato de la Fundación ECO y jefa de Oncología Médica del Complejo Hospitalario de Navarra, cuenta que esa sensación que tienen los pacientes también queda clara en la consulta. "Es lo primero que te dicen al llegar". Enrique González, jefe de Sección del Servicio de Oncología del hospital 12 de octubre de Madrid, también admite que es algo palpable: "Es muy difícil para por algo así y no tener miedo".

Vera reconoce que es algo totalmente normal dada la incertidumbre, pero invita a que se intente relativizar lo máximo posible. "Hay que intentar integrarlo en el día a día, como otros riesgos que sufrimos". 

Paloma Alonso también conoce esa sensación, aunque para ella es algo nuevo. En abril de 2024 le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin con 21 años. Tras seis meses de quimioterapia, en octubre acabó el tratamiento y en noviembre su hematólogo le dio la buena noticia: estaba en remisión. Ahora espera su primera revisión a principios de febrero y admite que le causa "bastante angustia". Por eso ha intentado llenarse de planes los días previos, para no pensar demasiado en ello.

Teresa Tamarit, superviviente de cáncer de mama, en una imagen cedida.

Teresa Tamarit, superviviente de cáncer de mama, en una imagen cedida.

El protocolo

Cuando un paciente entra en remisión comienza un protocolo de seguimiento que depende de factores como el tipo de cáncer, el estadio y otras particularidades del paciente, explica González. Algunos pueden ver a su especialista cada tres meses u otros cada seis, ejemplifica. 

La duración de este proceso depende también de la patología, dice Vera. Por ejemplo, en el cáncer colorrectal, el más frecuente en España, suele hacerse el seguimiento durante cinco años. En el de mama, otro de los más comunes, puede llegar a durar entre cinco y diez.

Si durante ese tiempo el cáncer no ha reaparecido, el paciente recibe el alta y deja de visitar oncología. Aunque eso no significa que deba olvidarse del cribado, explica Vera. Es muy importante que se realicen estas pruebas para poder detectar la enfermedad lo antes posible en caso de que reaparezca, subraya la oncóloga.

De hecho, la doctora establece que no debería realizarse ese seguimiento de por vida de por vida. Tras este tiempo, el riesgo de recaída sigue existiendo, pero "es mínimo", desgrana González, del hospital 12 de octubre.

En el caso de Teresa, ella necesitó un seguimiento más largo, de una década, porque encontraron en ella una mutación genética que la predispone a sufrir el cáncer de mama por el que pasó.

Esto también llevo a que le recomendaran pasar por quirófano para extirparle el pecho que le quedaba sano, los ovarios y las trompas de Falopio. "Primero no lo llevé bien, pero luego comprendí que era como una vacuna para prevenir que volviera el tumor".

Otro de los factores que se tiene en cuenta para valorar el seguimiento es el riesgo de recaída, que se calcula en función de cada persona. "Lo más importante es conocer bien la enfermedad y cuáles son los tipos de recidiva de cada tumor para ajustar los protocolos", agrega.

La vuelta a la vida normal

Cuando reciben la noticia de la remisión del cáncer, los pacientes pueden retomar su vida. "Es muy importante que lo hagan lo antes posible", destaca González. Incluso, Tamarit invita a pausar el día a día lo menos posible, siempre que el cuerpo lo permita. Para ella fue importante poder continuar con sus rutinas. "Te ayuda a normalizarlo, encerrarse es la perdición"

Sin embargo, no siempre es algo fácil volver a la vida anterior porque la enfermedad puede dejar numerosas secuelas. La más frecuente es el dolor, pero también puede haberlas a nivel reproductivo, sexual u hormonal. Además, pueden existir efectos secundarios específicos de los tratamientos de cada tumor

Por otro lado, en el plano psicológico estas personas pueden sufrir insomnio, ansiedad y depresión. Asimismo, el proceso para curar la enfermedad hace que los pacientes tengan más riesgo a largo plazo de sufrir otras patologías como riesgo cardiovascular o el síndrome metabólico.

Tamarit cuenta que, en ese sentido, ella ha tenido "suerte" porque no tiene demasiadas secuelas. A raíz de los tratamientos sufre de hernias en la espalda y se le ha adelantado la menopausia, pero puedo volver a su vida normal. "Retomé el gimnasio y todas las actividades que hacía antes".

Donde más ha notado esas consecuencias fue en el trabajo. Volvió al mercado laboral con una discapacidad y reconoce que ha sentido reparo en explicarlo en algunos procesos de selección. "No te quieres sentir señalado". Tamarit explica que existe ese miedo de contarlo en una entrevista y que le rechacen por si tiene una recaída. 

Para Alonso, poder retomar su vida ha sido "algo raro". Creía que cuando llegara a este punto sería como haber dejado todo en pausa y volver a reanudarlo, pero no ha sido así. Ha podido retomar su vida, la universidad y ha vuelto a trabajar y a salir de fiesta. Sin embargo, algo "sustancial" en ella es distinto: "El foco de todo en mi vida ha cambiado y no la pueda concebir como la misma", expone.