Tener depresión no es lo mismo que estar triste. Y, aunque todos lo sabemos, solemos decir que estamos depres, cuando lo que queremos decir es que estamos de bajón de manera transitoria. La depresión es un trastorno mental muy común, tal y como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su página web. Hasta el 5% de los adultos de todo el mundo tienen depresión y afecta más a las mujeres, según la OMS.
La tristeza la experimentamos todos porque es una emoción básica del ser humano. Ahora bien, también es uno de los síntomas que se asocia con la depresión. Entonces, ¿cómo sabemos qué tristeza atiende a una emoción básica y cuál a un trastorno depresivo? El psiquiatra Enrique Rojas ha elaborado un vídeo para sus redes sociales en el que aborda este tema: "Es importante diferenciar la tristeza normal, las dificultades que todos tenemos en la vida, de la tristeza depresiva".
"Las diferencias son muy importantes", comienza Rojas. "En la depresión, la tristeza es de gran profundidad, bloquea la conducta, produce ideas y/o tendencias suicidas, deja al sujeto hundido y sin capacidad de reacción y se produce un empobrecimiento de todo lo que son las categorías mentales: la percepción, la memoria, el pensamiento, la conciencia o la afectividad". En la depresión, por tanto, la tristeza es persistente y afecta a todo el organismo.
Marián Rojas, psiquiatra e hija de Enrique Rojas, describe la depresión como un golpe de estado del sentimiento de tristeza: "Se nubla la visión de la vida y no somos capaces de disfrutar, no somos capaces de ilusionarnos", explica en este vídeo para Mentes expertas. "La depresión se acaba convirtiendo en un hoyo profundo donde no veo la salida. En la depresión nadie me entiende, estoy solo y esto no se va a solucionar".
La tristeza forma parte de los síntomas emocionales de la depresión, pero, tal y como explica la Clínica Universidad de Navarra (CUN) en su página web, existen otros muchos. La depresión también se puede manifestar de manera psicomotriz en forma de cansancio o una ralentización de movimientos y de discurso; síntomas cognitivos, como la dificultad para concentrarse o para pensar; e, incluso, síntomas físicos como dolores de cabeza o pitidos en los oídos.
"En cambio, en la tristeza exógena o de las regiones adaptativas la intensidad es mucho menor. El sujeto puede con distracciones y con actividades diversas ir saliendo adelante", explica Enrique Rojas. La tristeza es por sí misma una emoción natural, tal y como explica en la descripción de la publicación, que se produce frente a una situación difícil, es transitoria y, con el tiempo, se atenúa o desaparece.
En la misma línea, Marián Rojas explica que "la tristeza es un sentimiento, y los sentimientos son necesarios. La tristeza nos ayuda a conectar con los sentimientos de otras personas y a buscar sentido a la vida. Muchas veces se acerca al sufrimiento, en el que somos capaces de hacernos las grandes preguntas de la vida. Ese sentimiento es bueno si está bien gestionado y lo entendemos".
Por su parte, la CUN explica que la tristeza es una parte natural de la experiencia humana, aunque no todo el mundo expresa esa tristeza de la misma manera. Por regla general, la tristeza se caracteriza por "sentimientos de desánimo, pérdida o desesperanza, que se experimenta en respuesta a situaciones de decepción, pérdida o frustración". Se considera una reacción saludable a situaciones dolorosas que termina cuando la persona se adapta o supera la situación.
De hecho, la CUN explica que debemos consultar a un experto sólo cuando la tristeza es intensa y persistente, cuando se acompaña de cambios en el sueño o en el apetito, cuando perdemos interés en las actividades que antes disfrutábamos o tenemos pensamientos de muerte o de suicidio. "La tristeza es una parte normal de la vida, mientras que la depresión es una enfermedad que necesita abordarse de manera profesional", resume el psiquiatra Enrique Rojas.