Las críticas hacia esta terapia se centran en la infantilización y el engaño al paciente.

Las críticas hacia esta terapia se centran en la infantilización y el engaño al paciente. Heidi de Marco Kaiser Health News

Salud

El dilema ético de las "mentiras terapéuticas": así se utilizan bebés hiperrealistas para tratar a pacientes con demencia

Los profesionales les dan "la oportunidad" de que elija cómo interpreta al muñeco. En ambos casos, lo que hacen es "intentar validar su realidad".

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La demencia no sólo afecta a la función cognitiva de quien la sufre. También pueden aparecer síntomas conductuales, como la agresividad o la deambulación errante, y psicológicos, como la depresión o la psicosis. Para tratar de aliviarlos, hay centros en España que no sólo recurren a la medicación, sino que de forma complementaria aplican una terapia no farmacológica que consiste en tratar a los pacientes con muñecos. Además del debate ético que existe a su alrededor, su evidencia aún es limitada.

En el Centro de Referencia Estatal de Atención de Personas con Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias (CREA) del Imserso en Salamanca comenzaron a utilizarla desde que abrieron sus puertas, en el año 2010. La decisión surgió porque muchos usuarios acudían al centro acompañados de un muñeco o un peluche. 

El equipo de terapia ocupacional descubrió que los pacientes con demencia avanzada tenían una serie de reacciones con la terapia con muñecos que no habían podido obtener mediante otro tipo de estímulos. Tiene un impacto positivo a nivel emocional y psicológico: "Hay personas que se muestran apáticas o deprimidas y, sin embargo, tener el muñeco les ayuda a tener un mejor estado de ánimo", asegura a EL ESPAÑOL Enrique Pérez, responsable del área de investigación del CREA.

También presenta beneficios para los síntomas conductuales. Como explica Mireia Tofiño, una de las terapeutas ocupacionales encargada de la terapia con muñecos en el centro salmantino, hay personas que consiguen "darle un sentido a la deambulación errante" cuando se les ofrece pasear con el muñeco en un carrito.

"¿Un muñeco o un bebé?"

Éste no es el único objeto que utilizan en la terapia: "Tenemos una cuna, biberones, ropa, pañales", enumera Tofiño. Cuando la terapia es grupal, de hecho, trabajan en una sala donde únicamente hay elementos relacionados con el muñeco. En estas intervenciones han observado "un efecto muy potente" sobre la comunicación, ya que tienen más intención comunicativa, y la reminiscencia, al trabajar en el recuerdo de los roles pasados.

Precisamente para evitar una reacción negativa, realizan una valoración previa con la que no sólo buscan información sobre sus capacidades cognitivas y físicas, sino que también estudian "muy a fondo" la historia de vida. Porque "si han pasado por un momento traumático como que falleciera un hijo de pequeño, puede que trabajar con los muñecos genere el resultado contrario" al que querían.

Otra de las terapias más habituales es la de las 24 horas, en la que al paciente "se le deja el muñeco en todo momento". En este caso, la interacción suele ser libre: "Por hacer un símil, es como cuando un niño pequeño tiene su muñeco preferido". En las sesiones grupales, en cambio, se decide una actividad específica para cada día, como vestirlos, darles un paseo o bañarlos.

Una usuaria del CREA sujeta uno de los bebés que se utilizan para la terapia.

Una usuaria del CREA sujeta uno de los bebés que se utilizan para la terapia. Cedida

No todos los muñecos sirven para esta terapia: "Deben tener unas características similares a las de un bebé de verdad", además de cumplir con una serie de requisitos en cuanto a su seguridad e higiene. También es importante que tengan los ojos abiertos ya que de tenerlos cerrados, "pueden pensar que es un bebé que ha fallecido".

En el CREA trabajan tanto con muñecos de vinilo, que ofrecen una apariencia más realista, como con muñecos de trapo. Estos últimos funcionan muy bien en fases más avanzadas por la estimulación sensorial que se produce a través del tacto. En ningún momento, eso sí, se les dice ni que es un muñeco ni les intentan convencer de que es un bebé.

"Le damos la oportunidad de que elija cómo interpreta al muñeco", dice Tofiño. En función de su respuesta, tratan de validar su realidad. "Si interacciona como si fuese real, nosotros también lo hacemos. Pero si se da cuenta o cree que es un muñeco, no le intentamos convencer de lo contrario".

"Preocupación a nivel ético"

Pese a que cuentan con 15 años de experiencia, en el CREA no han realizado una investigación para comprobar los efectos de esta terapia. Sí que han elaborado, tras probar de manera sistemática cómo respondían los pacientes a los distintos modelos de muñeco, una guía. En ella, reconocen que el uso de muñecos como estrategia terapéutica "ha generado preocupación a nivel ético".

Las críticas se centran en la posible infantilización del paciente, así como en la "mentira terapéutica" de la que participa el profesional. "Estos dilemas éticos", defiende Pérez, "no son exclusivos de esta terapia". "Si en una sesión hablas al paciente como si fuese un niño de cinco años, estás haciendo una mala praxis. Depende de la aptitud y la actitud del terapeuta", añade Tofiño.

La psicóloga especializada en demencia Marta Balaguer coincide con esta opinión: "Si las cuidadoras las tratan como si fueran niñas que estuvieran jugando con un muñeco, el beneficio terapéutico se para y empieza la infantilización". Igual puede ocurrir con los familiares, al no aceptar la terapia y generar un estigma.

En este sentido, Pérez reconoce que ha observado más resistencia por parte de los profesionales que entre los familiares, quienes muchas veces son los que 'incitan' a utilizar esta terapia porque han comprobado que con un muñeco consiguen que estén más participativos o incluso menos angustiados.

Aunque el conflicto ético ha estado presente desde sus primeras aplicaciones hace más de 20 años, la infantilización de estos pacientes se remonta a finales del siglo pasado. En este artículo, publicado en 1997, el psicólogo Tom Kitwood recogió una serie de comportamientos que observó en los cuidadores: infantilización, estigmatización o cosificación.

Basándose en estos criterios, hay algunas revisiones que sugieren que la terapia con muñecos empeora el estigma y la cosificación. Aunque otros trabajos más recientes, como éste publicado el pasado año, consideran que las consideraciones éticas en torno a esta terapia fueron un tema polémico que ha quedado en el pasado: "Ha habido un cambio de perspectiva y predominan los resultados positivos".

Una evidencia limitada

Lo cierto es que los estudios que se han publicado demuestran que la terapia con muñecos llega a tener más beneficios incluso que con el tratamiento estándar, al ser más eficaz en la reducción de la agitación y la agresividad. El inconveniente de estas investigaciones es que los tamaños de la muestra tienden a ser pequeños. "Una de las más recientes tiene 30 pacientes (de los cuales sólo la mitad participa en la terapia). Es una limitación importante", asume Pérez.

Además de que son necesarios estudios con un mayor tamaño muestral y mayor rigor metodológico, como apuntan algunos estudios, otra de las preocupaciones que se recoge en la literatura científica es la posibilidad de desorientar aún más a estos pacientes en cuanto a su percepción de la realidad. Aunque, como señala Balaguer, "no los engañas porque no distinguen la realidad".

El cardiólogo Sandeep Jauhar, quien trató el alzhéimer de su propio padre, confesó en una entrevista reciente con este periódico que tuvo que aprender que los enfermos con demencia necesitan "engaños reconfortantes": "Mi padre olvidaba que nuestra madre había muerto y preguntaba por ella. Mis hermanos se inventaban historias: "Está en la tienda"; "Ha ido al pueblo...". Yo le recordaba que no iba a volver".

Para Balaguer, que trabaja con terapia orientada a la realidad y con animales, uno de los posibles motivos por el que la terapia con muñecos no es tan común en España comparado con otros países —como, por ejemplo, Reino Unido— es el debate ético que plantea. También se utiliza más el tratamiento farmacológico al ser "lo más fácil".

Esta terapia, sin embargo, no busca sustituir a la farmacológica. "Son complementarias", apunta el responsable del área de investigación del CREA. En su caso, tratan de "tomar lo mejor de cada campo": "Es cierto que en ocasiones se ha comprobado que terapias como esta pueden reducir los fármacos neurolépticos que se aplican para controlar el comportamiento".

En el CREA sólo trabajan esta terapia en pacientes con deterioro cognitivo.

En el CREA sólo trabajan esta terapia en pacientes con deterioro cognitivo. Cedida

En la terapia con muñecos, los problemas suelen surgir cuando finaliza la actividad. Si piensan que es un bebé de verdad, se preocupan por lo que le pueda pasar. "Ahí sí que nos tenemos que anticipar a esa respuesta", indica Tofiño. Estas sesiones duran alrededor de unos 45 minutos. En el caso de la terapia 24 horas, no existe un inicio y un final per se mientras que "la persona quiere seguir participando".

Aunque en su caso sólo trabajan con personas mayores que tienen deterioro cognitivo, el personal del CREA ha dado formación a otros centros residenciales acerca de esta terapia. "Nos comentan que la están utilizando con usuarios de distintas características", apunta Pérez, "pero los objetivos son distintos".

En el de mejorar los síntomas conductuales y psicológicos, hay residencias en Estados Unidos, como recoge este reportaje de The New York Times, que llegan a recrear guarderías e incluso barrios residenciales enteros. "Estas experiencias de las ciudades amigables también pueden ser positivas", opina Pérez. Aunque lo importante siempre no es la actividad en sí misma, sino "el sentido que se le dé y que se beneficiosa".