
El doctor Manuel Romero es presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado.
Dr. Romero, sabio del hígado: "No puede ser más barato tomarse una bebida azucarada que una botella de agua"
"En las piscinas de la Casa de Campo no había una persona obesa en los años 70" / "No puede ser que dos de cada tres menores de 15 años hayan probado el alcohol" / "Toda persona con una enfermedad hepática está en riesgo de poder desarrollar cáncer".
Más información: Hígado graso, el mal oculto que afecta hasta a 3 de cada 10: cómo evitar que se convierta en cirrosis
El hepatólogo Manuel Romero (Sevilla, 1967) está ya acostumbrado a dar 'malas noticias'. A la mayoría de los pacientes que pasan por su consulta, en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, debe comunicarles que no van a poder volver a tomar alcohol "por prescripción facultativa". La reacción con la que se suele encontrar es la del autoengaño: "Me dicen 'yo no bebo tanto'".
Pero, nos guste más o menos, "el alcohol forma parte de nuestra cultura", estando presente tanto en los momentos tristes como en los alegres. Esto no impide que haya —y cada vez más— problemas por adicción a esta sustancia. Bien lo sabe el propio Romero, quien ha visto cómo al menos dos de sus compañeros han tenido una enfermedad alcohólica grave. Aunque para tener un hígado sano, y evitar así enfermedades hepáticas, no basta con eliminar toda dosis de alcohol. También "es fundamental seguir una dieta mediterránea".
Romero atiende a EL ESPAÑOL con motivo del 50º Congreso de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), que preside desde 2023. En él precisamente se ha presentado un estudio en el que se demuestra que la dieta mediterránea tiene un impacto positivo sobre los pacientes con hígado graso. El inconveniente, y no sólo para este grupo, es que el acceso a estos productos resulta cada vez más limitado para el bolsillo de unos pocos: "El aceite de oliva no puede estar a 18 euros el litro, como he llegado a estar", denuncia.
También cree que habría que penalizar mediante impuestos algunos productos como las bebidas azucaradas, que "no pueden ser más baratas que una botella de agua". Aunque es "optimista de naturaleza", en esta cuestión le cuesta serlo. Sobre todo cuando ya ha visto cómo algunas leyes que fomentaban una dieta equilibrada y una vida saludable han terminado quedándose en los cajones del despacho de algún político.
He leído que le adelantaron un curso en el colegio. ¿Lo pasó mal por ello?
En realidad no fue que me adelantaran un curso sino que empecé un año antes. La situación en mi casa era muy compleja. Mi hermano mayor tuvo polio y mi madre tenía que dedicarle mucho tiempo. Yo tenía cinco años menos y como quizás no sabrían dónde ponerme, me llevaron a una especie de preescolar, que no tenía ningún tipo de regulación. El encargado, que tampoco era maestro, le dijo a mi madre "este niño es muy listo y debería ir al cole". Y así fue como estuve en un curso por encima del que me correspondía.
¿Le marcó la polio de su hermano a la hora de decantarse por la medicina?
Sí, un poco sí. Recuerdo que le operaron varias veces cuando era pequeño, antes incluso de cumplir los 15 años. Y la verdad es que me parecía que decantándome por la medicina iba a tener un mayor para ver qué se puede hacer por las personas a las que quieres tanto.
¿Había tradición en su familia por la medicina?
No, he sido el primer médico de mi familia. Mi padre era agricultor y mi madre le ayudaba en el campo además de hacer las tareas en casa.
¿Su padre le pidió alguna vez que le echara una mano en el campo?
Bueno, mi padre hablaba poco. Pero sí que les ayudé. Viéndolo con perspectiva, te das cuenta de que te permitía tener una comunicación y una complicidad con tus padres y con tus hermanos que no tenían el resto de mis amigos. Aunque trabajábamos a nuestro ritmo, no como se hace habitualmente en el campo, que es un trabajo muy duro.
¿Le da pena que las nuevas generaciones ni siquiera sepan de dónde viene una patata?
Por un lado, sí. Pero no soy muy nostálgico. Al final, todo cambia. Y se trata de vivir en el momento. Yo pensaba que era tan buen estudiante porque estaba muy concienciado de la importancia de las cosas por la infancia que tuve. Pero mi hija, que no ha trabajado nunca en el campo, sacaba mejores notas que yo. Uno no se puede volver un nostálgico, aunque tampoco hay que renegar de nada.
¿Se puede tener una carrera de prestigio como médico investigador sin tener que marcharse a una gran ciudad española o al extranjero?
Es cierto que yo, salvo una estancia de cuatro meses en Estados Unidos, siempre he estado en Sevilla. Creo que la descentralización se ha hecho realidad. Nosotros trabajamos en el Virgen del Rocío junto con el Virgen Macarena y el Instituto de Biomedicina de Sevilla. Es un campus absolutamente envidiable y muy difícil de encontrar. En Madrid no hay nada que se le parezca. Se puede competir en la Champions sin ningún problema haciéndolo todo en Sevilla.
¿Le han tentado alguna vez desde el ámbito privado?
No he tenido nunca ninguna oferta suculenta. Aunque nunca me lo he planteado. Siempre he pensado que para mí es muy importante que todo lo que se genere pueda llegar a la sociedad de manera absolutamente equitativa, que no haya ningún tipo de distinción, y menos por el poder adquisitivo. También es cierto que tampoco tengo más horas en el día para dedicarme a la privada.
¿Cuál es su relación personal con el alcohol?
Siempre digo que se deben tener unos hábitos acordes con tu edad y condición social. Y yo he sido un hombre de mi tiempo. A lo largo de mi vida he hecho todo lo que creía que tenía que hacer, sin cruzar ninguna línea roja. Pero, por supuesto, fumé. Lo dejé muy pronto y es algo de lo que más orgulloso estoy. Y alcohol siempre he tomado, pero con mucha moderación. Es verdad que ahora cada vez tomo menos.
¿Qué opinión le merece que el alcohol esté tan presente en nuestras vidas?
Forma parte de nuestra cultura. Todo se celebra igual. Si estás triste, te tomas una copa. Si estás contento, igual. Es un demonio, capaz de acabar con una persona cuando cruza unas líneas rojas, contra el que luchar. El problema es que es muy difícil explicar qué es una línea roja, dónde está y cuándo se atraviesa. Por eso tenemos que ir a la mayor, que todo el mundo conozca cuáles son los puntos de partida y cuáles son las posibles consecuencias.
El tabaco también estaba ahí para todo hace 40 años. Mi padre fumaba en la cama, menos mal que nunca salió ardiendo (se ríe). Al alcohol le pasaba igual. Yo jugaba al fútbol en la UD Cuervo y nos daban una copa de coñac en el descanso. Imagina lo que fomenta esto en un niño de 11 años. Yo he visto cómo al menos dos de mis compañeros han tenido una enfermedad alcohólica grave. No creo que por aquello, pero el riesgo estaba presente.
¿A sus pacientes les deja beber una copa de vino al día?
La mayoría de los que vienen a mi consulta no van a poder volver a tomar alcohol, al menos por prescripción facultativa. Les explico que hay tres grupos de personas que no deben tomar nada de alcohol: los que tienen una enfermedad hepática, sea la que sea y en el estadio que esté, las mujeres embarazadas y los menores de 18 años.
¿Con este último es con el que más estamos fallando como sociedad?
Totalmente. Y no solo tenemos que emitir cuáles son las normas, sino garantizar su cumplimiento. No puede ser que dos de cada tres menores de 15 años hayan probado el alcohol. Hay personas que si lo prueban, estarían en riesgo de desarrollar una adicción y una enfermedad. En cambio, si no lo hacen, permanecerán libres de riesgo toda su vida.
¿Cómo reaccionan sus pacientes cuando les dice que no van a poder volver a tomar alcohol?
La primera reacción, por lo general, es el autoengaño, el decir "yo no bebo tanto". Luego le explicas que es como si alguien se parte una pierna y empieza a darse patadas contra una pared, pues a nadie con un hígado enfermo se le debe ocurrir echarle alcohol.
¿Es partidario de que se prohíba su consumo, como sucedió, por ejemplo, en Estados Unidos?
La Ley Seca dio para muchas películas pero no funcionó. Debería existir una normativa por la cual no se puede vender alcohol en casos concretos. Por ejemplo, si una mujer está embarazada de manera ostensible y alguien le vende alcohol, obviamente está cometiendo un delito. Y eso habría que regularlo. Pero en otros casos, como por ejemplo los hepatópatas, entiendo que es más complicado y la única baza que nos queda es la información.
Al final, está la decisión personal. La gente debería coger a su grupo de amigos. Ver quiénes han llegado a los 70 y quiénes, no. Una vez que analice los motivos, que cada uno reflexione seriamente si lo que está haciendo es lo mejor para él, para su familia y que no sea demasiado tarde.
¿Qué consejo le daría a alguien para que cuide su hígado?
Lo más importante es saber si lo tiene sano o no. Y se puede saber con una simple consulta médica. Aquel al que le salga positivo en el cribado de la enfermedad hepática oculta, tendrá que poner los medios para curarla. Mientras tanto, es probable que no pueda tomar nada de alcohol. Aunque una vez ya curado, le seguiremos recomendando que no lo haga.
Y más allá del seguimiento, ¿qué hábitos recomienda?
Un elemento fundamental para tener un hígado sano es una dieta mediterránea enriquecida en aceite de oliva. Se ha demostrado cómo influye positivamente en el hígado y sirve para curar a un porcentaje muy importante de pacientes. El ejercicio físico es el otro 'tratamiento', capaz de alcanzar alteraciones fisiopatológicas que habitualmente se nos escapan. Y por supuesto, el no tomar alcohol. Con esas tres patas, fabricamos un taburete que garantiza la salud hepática.
¿Cree que en España estamos cumpliendo con esas tres patas?
La situación en España es muy complicada. Siempre vamos a la cola de Estados Unidos, que no sé si han tocado suelo o pueden seguir empeorando. Aquí podemos sentar las bases para no llegar a donde han llegado ellos. Pero si no nos ponemos las pilas, estaremos abocados a llegar a donde están los estadounidenses, que tienen hasta asientos dobles en los autobuses. Y cada vez son más frecuentes; en breve, ya no habrá lo que conocíamos como asientos simples porque la tasa de obesidad puede llegar perfectamente al 70-80% de la población.
Como vamos detrás, tenemos que hacérnoslo mirar porque si no queremos llegar a esta situación. En España, si observamos una foto de las piscinas de la Casa de Campo en los años 60 y 70, vemos que no había ni una persona obesa. Ahora, sólo la tasa de crecimiento de la obesidad infantil ya es absolutamente alarmante.

Romero es el jefe de sección de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Virgen del Rocío.
¿Un problema en el hígado puede llegar a descencadenar un caso de cáncer?
Sí, el problema de la enfermedad hepática es que quien la padece no lo sabe. Por eso cuando llega al hospital y le dicen que tiene un cáncer de hígado, pues ni siquiera tenía noticia de que sufría una enfermedad hepática. Es cierto que la enfermedad hepática va progresando en aquellas personas que están seleccionadas desgraciadamente para lo peor. Pero no siempre tiene que llegar a ser una cirrosis para que aparezca el cáncer.
Curiosamente, en la hepatitis C y en el alcohol es muy común que el cáncer aparezca sobre hígados cirróticos, pero en cambio en la hepatitis B o en la esteatosis hepática metabólica, el cáncer puede aparecer en personas que no tienen cirrosis. Y entonces, como es el mismo recorrido, esto hace que toda persona que tenga una enfermedad hepática estaría en riesgo de poder desarrollar un cáncer de hígado. Por ello es tan importante hacer el cribado. Porque de esta forma podemos saber si pertenecemos al grupo que tiene riesgo de desarrollarlo.
¿El cáncer de hígado está creciendo en España?
Sí. Es verdad que la causa que más estamos controlando es la hepatitis C. Pero, por otro lado, sigue aumentando muy claramente tanto la enfermedad hepática alcohólica como la esteatosis hepática metabólica. Esto es lo que hace que sea una de las neoplasias que sigue aumentando cada año, al tiempo que baja el cáncer de colon o el de mama.
¿Los pacientes siguen sufriendo un estigma?
Mucho. Nos cuentan que este estigma hace que cuando una persona desarrolla cáncer de hígado prefiere decir que tiene cáncer de páncreas. Parece que el que tiene un cáncer de hígado se lo ha buscado, mientras que con el de páncreas pensamos "¡vaya, probecito que le tocó!".
¿El estado de salud de un hígado depende, como sucede con otras enfermedades, del código postal?
Totalmente. Cada vez que hacemos un estudio e incluimos el código postal, vemos cómo los niveles más bajos tienen una situación horrible, mientras que en los más altos tienen muchísimas menos enfermedades. La forma de legislar tiene que ser penalizando, desde el punto de vista de los impuestos, a la comida basura y a todos los productos que generen daño en el hígado, como los alimentos ultraprocesados o las bebidas azucaradas. No puede ser más barato tomarse una bebida azucarada que una botella de agua. Bajo ningún concepto. Y ahora mismo es así.
Y, en segundo lugar, tenemos que subvencionar. El aceite de oliva no puede estar a 18 euros el litro, como ha llegado a estar. El Gobierno tiene que tomar medidas para que el aceite de oliva llegue a la población. No sólo por ser un producto marca España y beneficioso para el hígado, sino porque ha demostrado mejorar la calidad de vida de forma global. Tenemos que pensar en que hay que subvencionarlo porque es una inversión en salud.
¿Cree que habrá algún gobierno que se atreva a tomar medidas contra la comida basura, productos ultraprocesados y bebidas azucaradas?
No lo sé. Soy optimista por naturaleza. Pero en este tema la verdad es que ya ha visto cómo han fracasado proyectos fantásticos. En Andalucía, en el año 2015 se terminó de escribir una ley de dieta equilibrada y vida saludable. Nunca salió del cajón. El lobby de la alimentación es tremendamente poderoso y la única opción para luchar contra eso es la educación y repetir claramente hasta la saciedad todos los mensajes que vamos extrayendo de nuestras investigaciones.