La mucosidad es una sustancia resbaladiza, espesa y generalmente transparente que se produce en el recubrimiento de las cavidades o canales del cuerpo, como la garganta, la nariz, los senos paranasales y las vías respiratorias de los pulmones. Esta puede aparecer por motivos diversos como alergias, por el reflujo de ácido, asma, infecciones respiratorias, enfermedades pulmonares y otros factores ambientales y del estilo de vida.
Ante este problema, son muchas las personas que se preguntan acerca de la relación existente entre los alimentos ingeridos y la generación de mucosidad. En este sentido, es complicado encontrar una vinculación entre ambos aspectos, siendo habitual que sea una reacción alérgica o autoinmune que sea el responsable de la misma. Por ello, ante estos casos, lo más recomendable es acudir a una consulta de alergología para poder identificar de forma más concreta si puede deberse a una reacción adversa contra distintos alimentos.
No obstante, hay quienes aseguran que el exceso de moco en las vías aéreas superiores viene provocado por el consumo de lácteos, aunque realmente los expertos recalcan que se trata de una relación poco clara y concluyente.
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Una vez que se descarte el potencial causante de una mucosidad excesiva, y que se conozca si se corresponde con alguna reacción autoinmune, es posible recurrir a algunos alimentos con acción mucolítica, que son aquellos que ayudan a reducir la densidad del moco, si bien hay que considerar que son una solución parcial y no se debe recurrir a ellos como un tratamiento a largo plazo.
Alimentos que se deben excluir de la dieta para evitar la mucosidad
Según el Lung Institute, en una dieta para evitar la mucosidad se deben excluir alimentos que, debido a su composición, pueden favorecer la generación de moco. De igual forma, se debe limitar el consumo de aquellos ingredientes que pueden afectar la salud del sistema inmunitario. Entre ellos se encuentran los siguientes:
- Productos lácteos: los productos lácteos pueden provocar que alguna persona sienta que su saliva y mucosidad es más espesa. Sin embargo, como ya hemos mencionado, no existen evidencias de que la leche provoque una secreción excesiva de moco.
- Carnes rojas: los estudios realizados a lo largo de los últimos años no han podido confirmar que las carnes rojas aumenten la mucosidad, pero se cree que su ingesta puede provocar que se empeore la segregación y acumulación de moco en las vías respiratorias. Es por ello por lo que, en caso de resfriados, gripes o similares, es preferible evitar su ingesta.
- Grasas y aceites de origen animal: en la gran mayoría de dietas se incluyen unas altas cantidades de grasas y aceites de origen animal, como la manteca, la mantequilla y los ácidos grasos Omega-6. Sin embargo, se trata de alimentos que es preferible evitar de una dieta enfocada a reducir o evitar por completo la mucosidad. En su lugar, es preferible apostar por el aceite de oliva y el pescado azul, que aportan ácidos grasos Omega-3 y Omega-9.
- Algunas variedades de frutas y verduras: las frutas y verduras son unos alimentos que son importantes dentro de cualquier dieta, y que por ello se deben consumir diariamente para poder disfrutar de sus numerosas ventajas para la salud. Sin embargo, cuando se genera el moco en exceso, se recomienda evitar algunas variedades de ellas, como la patata, la batata, el maíz y el repollo.
- Trigo: este es uno de los alimentos que inciden en mayor medida en la producción excesiva de flemas, según indican algunos estudios por el gluten. En cualquier caso, limitar su consumo en la dieta en caso de gripe o resfriado puede contribuir a aliviar la congestión.
- Bebidas que provocan deshidratación: en aquellos casos en los que se padece una infección respiratoria grave, es fundamental que se aumente el consumo de agua, así como la ingesta de comidas hidratantes con las que enfrentarse a este problema. Aunque hay quienes optan por refrescos o gaseosas, la realidad es que las bebidas refrescantes contienen una elevada cantidad de azúcar y otros componentes que provocan la deshidratación del organismo, lo que deriva en mayores dificultades para poder deshacerse del exceso de moco.
- Nueces y cacahuetes: aunque tienen numerosos beneficios para la salud, los frutos secos pueden favorecer la producción de flemas y moco en personas que tienen alergias o intolerancias. Por este motivo, no está aconsejado el consumo de nueces y cacahuetes.
- Alimentos refinados: los alimentos refinados como la harina o el azúcar son de difícil digestión y pueden empeorar los problemas de congestión. De igual manera, aquellas personas que padecen intolerancia al gluten no deberían consumirlos, ya que además de padecer problemas de carácter digestivo, también podrían sufrir las consecuencias en forma de un exceso de flemas y mucosidad.
- Alcohol: las bebidas alcohólicas, que son de diferente grado en función de la cantidad, interfieren en algunas de las funciones pulmonares, entre ellas las que tienen que ver con la producción de mucosidad. El consumo de alcohol debería reducirse siempre lo máximo posible, sobre todo cuando se sufre de mucosidad en los pulmones.
Alimentos que pueden ayudar a aliviar la mucosidad
Una vez conocidos los alimentos que pueden contribuir a sufrir mayores problemas con la mucosidad, conviene recalcar que hay otros que ayudan a aliviarla, como son los alimentos probióticos (yogur, tempeh, chucrut, kéfir…), y fuentes de vitaminas y minerales que refuerzan el sistema inmune como el brócoli, el pimiento rojo, las legumbres, la piña, el tofu, los frutos secos o las naranjas.
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Asimismo, se debe beber abundante líquido, preferiblemente agua, y alimentos con vitamina E como el aceite de oliva, ya que ayudan a desinflamar y reforzar las defensas del organismo.