La complejidad de la ciencia en general, y de la medicina en particular, hace que la mayoría de la población apele a los investigadores como si de profetas se tratara. Al no entender cómo han llegado a sus conclusiones, las interpretamos como si fueran revelaciones. Por esa misma razón esperamos que nos contesten a cualquier pregunta que tengamos y, sobre todo, que lo hagan con una certeza que rara vez se ve en la verdadera ciencia.
Sin embargo, hay preguntas cuya respuesta, seas científico o no, se pueden contestar con el sentido común. El ejemplo más claro de ello es la principal duda que existe sobre las vacunas de la Covid-19: ¿Hasta cuánto dura la inmunidad que proporcionan? Cómo evolucionan los niveles de anticuerpos a lo largo del tiempo y otros indicios hacen pensar en que puedan mantener una protección adecuada durante un periodo mayor o menor, pero la realidad es que solo sabremos cuánto dura la inmunidad de los nuevos sueros cuando la gente vacunada comience a infectarse de Covid-19 y desarrollar síntomas.
La respuesta, con todo, tiene sus matices. Primero, porque las vacunas en sí no evitan la infección por SARS-CoV-2 sino el desarrollo de la enfermedad sintomática. Ya ha habido casos de personas con pauta completa de vacunación que han vuelto a contagiarse, si bien han sido muy pocos y con sintomatología leve. Segundo, porque la inmunidad no dura lo mismo en todas las personas. Sexo, edad, enfermedades sufridas y otras características propias de cada uno influyen en la duración de la protección.
Los estudios realizados hasta el momento se basan en controlar personas que ya han sido vacunadas y comprobar su estado cada cierto tiempo para ver si han podido enfermar de Covid o existen indicios de que hayan perdido parte de su protección, como una bajada notable en el nivel de anticuerpos logrado a las dos semanas de la última inyección, normalmente la referencia que marca el punto máximo de protección.
Hasta el momento se han realizado diversos estudios para comprobar cómo evoluciona la inmunización de las distintas vacunas. Obviamente, aquellas aprobadas antes tendrán comprobada, a día de hoy, una mayor duración de la inmunidad.
Duración de la inmunidad de Pfizer
Comirnaty, la vacuna desarrollada por el laboratorio alemán BioNTech y el norteamericano Pfizer, fue la primera en ser autorizada en un país occidental, el 11 de diciembre de 2020 en Estados Unidos y 10 días después en la Unión Europea.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU, conocidos como CDC, han publicado un estudio realizado entre personal sanitario, que fueron de los primeros grupos en vacunarse, para comprobar la eficacia de la vacuna más allá de los ensayos clínicos, y observó que la inmunidad se prolongaba más allá de los tres meses (el primer corte de resultados del estudio fue a finales de marzo).
Hay que tener en cuenta dos factores: al tratarse de profesionales sanitarios, la media de edad era notablemente inferior a la de otros grupos poblacionales que se vacunaron en los primeros días de la campaña; y, por otro lado, el estudio incluyó también personas que habían recibido una única dosis hasta el momento y que, en una pequeña parte, también habían sido vacunadas con el preparado de Moderna.
El cofundador de BioNTech, Ugur Sahin, indicó en una conferencia de prensa que los niveles de anticuerpos comienzan a descender a partir de pasados seis meses de inocularse la segunda dosis, asegurando que haría falta una tercera entre los 9 y 12 meses posteriores para conservar la máxima inmunidad frente al coronavirus. Aunque esta afirmación no ha sido corroborada por investigadores independientes, es una posibilidad factible ya que el laboratorio desarrollador posee de primera mano los datos más actualizados de aquellas personas que fueron las primeras en vacunarse, es decir, aquellas que recibieron el pinchazo como parte de un ensayo clínico meses antes de que la vacuna fuera aprobada.
Duración de la inmunidad de Moderna
La segunda vacuna en aprobarse tanto en Estados Unidos como en Europa fue la desarrollada por el laboratorio norteamericano Moderna y, al igual que Comirnaty, está basada en tecnología de ARN mensajero.
Un artículo publicado recientemente en la revista médica New England Journal of Medicine examinaba 33 personas procedentes del primer ensayo clínico realizado con esta vacuna, es decir, las primeras que la recibieron en el mundo. A los 180 días de haberse inoculado la segunda dosis, es decir, seis meses después de completar la pauta de vacunación, la actividad de los anticuerpos permanecía alta. Esta circunstancia se dio en todos los grupos de edad, aunque en las personas de 56 años en adelante la presencia de anticuerpos se redujo algo más que en las menores de dicha edad.
Pese a estos datos, el vicepresidente de Moderna para Europa, Dan Staner, explicó en una entrevista a Invertia que posiblemente habría que administrar una tercera dosis del preparado entre los seis y los doce meses posteriores a dicha segunda dosis ya que, a los nueve meses, la actividad de los anticuerpos neutralizantes ha disminuido y, si nos referimos a la variante Beta (antes conocida como sudafricana), esa actividad se reduce seis o siete veces más.
Duración de la inmunidad de AstraZeneca
La aprobación de Vaxzevria, la inmunización contra la Covid-19 desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) llegó el pasado 29 de enero. A finales de abril, la propia Agencia emitió un informe sobre la seguridad y eficacia de la vacuna, con motivo de la alarma generada por los casos de trombosis asociados a la inoculación del suero.
En este informe se realizaba una estimación de las vidas salvadas por la vacuna frente las muertes por trombos causados como efecto secundario de la misma en tres escenarios con distintas tasas de infección y se concluía que el beneficio era indudable. Para realizar esta estimación, la EMA consideró una eficacia del 80% durante un periodo de cuatro meses. Estos cuatro meses han sido tomados por algunos como una duración mínima, si bien no hay estudios posteriores que hayan confirmado o desmentido esta estimación.
Hay que tener en cuenta una particularidad de Vaxzevria, y es que la segunda dosis se inocula entre las 4 y 12 semanas posteriores a la primera inyección. Un estudio posterior a la aprobación señalaba que la mayor eficacia se conseguía postergando la dosis de refuerzo hasta la semana 12, algo que se ha ido estandarizando posteriormente para, además, aprovechar todas las vacunas que llegaron primero para inmunizar a más gente y no reservar parte para la segunda dosis.
Así pues, el contador de duración de la inmunidad de la vacuna de AstraZeneca comenzaría a los tres meses de recibir la primera dosis (en España, el retraso es mayor ya que Sanidad decidió postergar un mes más el refuerzo para esperar a los resultados del estudio CombiVacs). Las primeras dosis se comenzaron a poner en febrero, por lo que los estudios en vida real todavía tardarán en tener resultados sobre cuánto dura la inmunidad generada por Vaxzevria.
Duración de la inmunidad de Janssen
Se trata de la última de las vacunas aprobadas en la Unión Europea y Estados Unidos hasta el momento. La autorización de la EMA llegó el 11 de marzo y cuenta con la ventaja de ser monodosis, por lo que se ha podido comenzar a contar la inmunidad generada sin tener que esperar las, como mínimo, tres semanas para un segundo pinchazo de las restantes.
Sin embargo, hubo dos factores que han retrasado el cronómetro de la inmunidad. El primero fue que Estados Unidos decidió suspender durante unos días el uso de esta vacuna hasta determinar el riesgo de trombos (mínimo, como en el caso de AstraZeneca). El segundo es que el primer cargamento importante de vacunas de Janssen llegó a Europa en la segunda mitad de abril, por lo que los primeros vacunados apenas llevan mes y medio de inmunidad.
En mayo aparecieron publicados en el New England Journal of Medicine los resultados del primer ensayo clínico realizado por Johnson & Johnson (la matriz de Janssen), que contó con la participación de 805 personas. El estudio hacía un seguimiento de los vacunados hasta el día 71 después de la vacunación, es decir, unos dos meses y medio después, y confirmaba que los niveles de anticuerpos se mantuvieron estables hasta ese momento tanto en adultos jóvenes como en mayores de 65 años.
Será después del verano cuando comience a aclararse cuán potente es la protección generada por las vacunas de ARN mensajero, las primeras en aprobarse, de cara a ofrecer una tercera dosis, tal y como los directivos de Pfizer y Moderna han advertido, entre finales de este año y principios del siguiente.
En el caso de las vacunas basadas en vectores de adenovirus, las desarrolladas por AstraZeneca y Janssen, habrá que esperar algo más, pero es posible que en el último trimestre ya haya datos fehacientes que den pistas sobre la duración de la inmunidad y la necesidad de reforzar la vacunación de forma anual.
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