En España, cada vez aumenta más el dato de adolescentes que acuden al psicólogo... Una buena comunicación entre padres e hijos adolescentes es algo fundamental, pero no siempre es una tarea fácil y en ocasiones incluso puede llegar a vivirse como un conflicto diario o simplemente como una comunicación prácticamente inexistente. Esta es una situación difícil en ambos casos, tanto para los padres, como también para los propios adolescentes, quienes llegan a vivir esta falta o dificultad en la comunicación con cierta ansiedad e incluso con decepción.
Por esta razón, tanto los padres como los hijos, es necesario que aprendan a comunicarse de la mejor manera, siempre respetándose y teniendo en cuenta las emociones y los sentimientos del otro, favoreciendo la confianza entre ellos y generando un ambiente abierto al diálogo en el que “poder escuchar sin intervenir y opinar sin juzgar”, ese es en esencia el lema de la psicóloga Zara Díaz y el verdadero secreto de una buena comunicación, para esta asturiana experta en terapias de conducta en adolescentes. “Hay que intentar dejar atrás el hecho, de darles constantemente respuestas sin que ellos pregunten, evitar dar sermones o decirles lo que tienen que hacer. Al final se trata de algo tan sencillo como que los adolescentes no quieren escuchar discursos porque en el fondo, en la mayoría de las ocasiones, ya son conscientes de lo que hacen mal o hacen bien”.
Errores más comunes en la comunicación de padres con adolescentes
Existen algunos errores habituales en esa comunicación entre padres e hijos adolescentes. Zara Díaz nos detalla algunos de ellos y explica cómo actuar para evitarlos:
Monólogos y constantes críticas
“Hay que evitar los monólogos por parte de los padres y en cambio, facilitar que sean los propios adolescentes los que hablen. Para eso hay que fomentar la confianza entre ambos, para que los hijos se animen a contar a sus padres lo que les ocurre. También tienen que sentir que son aceptados y que no son criticados constantemente por los adultos”, asegura la experta.
Debilitar la confianza
“Antes de reñir o dar un sermón a los hijos, es importante preguntarles e interesarnos por ellos. Interesarnos por lo que han hecho, por lo que piensan, por cómo se sienten… Tienen que ver que sus padres están intentando entenderles y no castigarles. No hay que olvidar que cuando un adolescente realiza un comportamiento inapropiado hay algo detrás que está a la base de su conducta, ese comportamiento es únicamente ‘la punta del iceberg’, por eso hay que intentar ser más receptivo y escuchar más abiertamente para poder descubrir qué frustraciones hay detrás”
Una de las razones más comunes de que los hijos no quieran hablar con sus padres según Zara Díaz, es también por esa ausencia de confianza: “Muchas veces los hijos no quieren hablar con los padres porque acostumbran a contar lo que les cuentan sus hijos a los demás o incluso a otros padres. Al final la causa de que con sus amigos o su psicólogo los adolescentes lo cuenten todo y sin embargo con sus padres no se animen a soltar más de dos palabras, es por esa sensación de sentirse juzgados, de pensar que se les va a recriminar o castigar por lo que han hecho”.
No entender sus emociones
Otro de los errores comunes por parte de muchos padres, viene también de no entender las propias emociones de sus hijos. “Los padres también tienen que entender que sus hijos no pueden reprimir las emociones o los sentimientos y por lo tanto, no pueden pretender que el adolescente esté siempre alegre, animado o que no ponga mala cara. Ese es precisamente el error. Uno puede elegir cómo manifestar esas emociones, pero no pueden reprimirlas. A menudo los padres quieren que sus hijos no les miren mal o que no refunfuñen en casa y es importante también tener en cuenta esa parte de aceptar sus sentimientos y emociones. Tiene que haber libertad emocional y que ellos mismos sientan que pueden ser ellos mismos con libertad”.
Exceso de control
El exceso de control en estos casos no siempre es la mejor opción entre padres y adolescentes. “Cuando un hijo se ve constantemente controlado por ejemplo a través del móvil con mensajes del tipo: ¿Con quién estás?, ¿qué haces?, ¿por qué no estás estudiando?... Después de esos mensajes, cuando llegue a casa, el adolescente va a ser mucho más reacio a abrirse emocionalmente con sus padres. Es una situación que al adolescente le acaba produciendo rechazo porque es comparable a tener a un detective detrás todo el tiempo. A veces el exceso de control, lo que hace es que los hijos quieran descontrolar más todavía porque se sienten anulados y también transmite esa falta de confianza de los padres hacia los hijos. Aunque es complicado encontrar el equilibrio, está demostrado que cuando los hijos sienten que los padres confían en ellos, que los ven responsables o que pueden valerse por sí mismos, es más fácil que se comporten bien”.
Las mejores técnicas de comunicación para padres con adolescentes
Haz que tus hijos se sientan aceptados
Una buena técnica de comunicación, puede ser simplemente una conversación en la que los padres se interesen por los gustos o por las aficiones de sus hijos. Y es que, según Zara Díaz, una de las mayores problemáticas es que “la mayor parte del tiempo los adolescentes no se sienten aceptados por sus padres, ya sea a través de sus gustos, sus aficiones, su manera de ver el mundo, sus ideas políticas… Es importante que los padres acepten que nunca van a ser los 'hijos modelo' que los padres quieren que sean y que puedan ser libres de decidir. Esa es la mejor manera de que tomen buenas decisiones”.
Sustituye los castigos por las consecuencias o límites:
"El castigo físico es algo que nadie recomendaría nunca, ya que daña profundamente la autoestima del que sufre ese castigo, deteriora completamente la relación entre padres e hijos y además está totalmente demostrado que no funciona y que sus efectos duran muy poco”. Algo similar a lo que puede ocurrir también con el castigo emocional o con las prohibiciones: “Hay que tener en cuenta que el exceso de castigos destroza las relaciones y se paga un precio muy alto por intentar que un hijo sea un ‘hijo modelo’”.
Para evitar ese deterioro en la relación entre padres e hijos, Zara Díaz es más partidaria de “hablar de Consecuencias o límites”. Esto implica que "nunca un castigo tiene que ser una prohibición porque sí, por ejemplo no tendría sentido castigarle sin salir de casa un mes. Sería mucho más útil que entienda que hay unas normas y que para poder salir de casa hay que ser responsable con los estudios o ayudar en las tareas del hogar. Creo más en las normas, en los límites y en que las personas tienen que ganarse los privilegios”, asegura.
Haz preguntas reflexivas
Más allá de dar un discurso, de dar lecciones de lo que tienen o no tienen que hacer o de nuestra experiencia personal como personas adultas, es fundamental preguntar y evitar que se sientan anulados: “Es necesario que los padres se acostumbren a sustituir esos discursos por preguntas reflexivas como un sencillo ‘¿por qué lo has hecho?’. De esta manera serán los jóvenes los que tomen sus propias decisiones”.
Técnica del Post-it
La técnica del Post-it es otra de las técnicas estrella en estos casos y la más recomendada por esta experta. “Muchas veces los padres están tan desconectados de sus hijos que ya ni siquiera les hacen caso. Un buen método para retomar esa comunicación, es tan sencillo como dejar varios post-it por diferentes rincones de la casa en los que les recordemos las cosas pero de forma original y que rompan un poco con la rutina. Un ejemplo de ello puede ser dejar un post-it en la televisión en el que se pueda leer: "Antes de encenderme piensa si has acabado los deberes” o un post-it en el que la mascota le recuerde lo que pasará si no le saca a pasear para hacer sus necesidades y como si fuese la propia mascota la que se lo comunica. Se trata de buscar un poco de sentido del humor a las tareas o normas más cotidianas”.
Escribe una carta
Zara Díaz también nos recuerda lo difícil que puede llegar a ser en ocasiones, expresar lo que los padres sienten a los hijos. En estos casos, una carta puede ser la mejor forma de expresarse: “Algo tan sencillo como que los padres escriban una carta sincera y emotiva a sus hijos expresando como padres cómo se sienten o sobre lo que esperan, puede ser una muy buena manera de mejorar esa comunicación. La razón de ello, es que muchas veces los hijos reciben y asimilan el mensaje mucho mejor de esta manera”.