Atención: esta historia no tiene nada que ver con la película Minority Report de Steven Spielberg y sus inquietantes "Precogs".
El sueño de una sociedad totalmente segura parece aún algo lejano pese a que estamos totalmente vigilados. Redes sociales, chats, foros y todo tipo de mensajes circulan abiertamente por internet, al alcance de compañías -y gobiernos- con la capacidad de procesar y analizar enormes cantidades de información. Muchos llevan años ejerciendo de Gran Hermano en las redes en un intento por predecir delitos mediante patrones de conducta. Todo por nuestra seguridad.
El asesino de la reciente masacre del Umpqua Community College, en EEUU, fue identificado enseguida como Chris Harper Mercer. Sin embargo, un día antes, aparecieron en el conocido foro 4Chan referencias a un posible episodio de violencia que se iba a producir en el "noroeste". Un mensaje -que el FBI investiga si tiene relación con el asesino- deseaba a los usuarios del hilo "un agradable Día Elliot Rodger", en referencia al asesino de seis personas cerca de la Universidad de California Santa Barbara el año pasado.
Episodios similares han tenido lugar con anterioridad. En 2013, un hombre que le disparó a dos mujeres en un centro comercial de Virginia (EEUU) anunció sus crímenes por adelantado también en 4Chan e incluso dio su nombre. En 2008, en Japón, el autor de la llamada masacre de Akihabara mató a siete personas tras anunciarlo repetidas veces en la Red. En Alemania, el asesino de 15 personas -casi todos menores- en un instituto de Winnenden en 2009 había comentado en un chat sus siniestras intenciones.
Toda esa información puede aportar elementos valiosos. Aquí entra en juego el llamado big data, es decir, las tecnologías enfocadas a la creación de sistemas que manipulen grandes conjuntos de datos.
La recopilación y análisis de datos a escala masiva no es algo novedoso. Por ejemplo, en 2004, la compañía británica Ipsotek hizo pruebas de sistemas de análisis de comportamiento humano aplicados a más de 6.000 cámaras del metro de Londres. Sin embargo, estas pruebas no pudieron prever los graves atentados del 7 de julio de 2005.
Otras compañías desarrollan también tecnologías que analizan datos públicos. A principios de este verano, Motorola y el grupo Wynyard -que ya suministra productos informáticos a policías de medio mundo- cerraron un acuerdo de colaboración para desarrollar una herramienta de software que analiza y cruza en minutos datos tan dispares como el historial criminal de sospechosos con sus redes sociales, registros de propiedad y otras informaciones.
Recientemente, Hitachi anunciaba que este mismo mes iba a probar un sistema llamado Visualization Predictive Crime Analytics (PCA) en varias ciudades de EEUU y el Caribe. Washigton DC y Chicago podrían ser dos ellas, según una reciente entrevista en fastcompany.com a sus responsables, Darrin Lipscom y Mark Jules.
Datos, no personas
En una conversación con EL ESPAÑOL, Lipscom define PCA como un "modelo multivariable espacio-temporal". "El sistema ingiere varios datos que se usan estadísticamente para establecer correlaciones sobre la delincuencia, y todo esto lo utilizamos a su vez para producir predicciones sobre el nivel de amenaza subyacente", explica. Es decir, mezcla todo tipo de información, desde mapas históricos de crímenes hasta conversaciones en redes sociales pasando por datos de transporte público e incluso meteorológicos, en busca de patrones sociales de conducta.
A diferencia de la película Minority Report, en la que unos extraños seres mutantes llamados "Precognitivos" o "Precog" tienen visiones de criminales antes de que actúen, el sistema que propone Hitachi es simplemente "una herramienta que permitirá a la policía ser más eficiente, planificar mejor sus patrullas y que, como consecuencia, se pueda reducir e incluso a veces prevenir la delincuencia". "No señalamos gente, sino que nos centramos en el tiempo y el espacio", remarca Lipscom.
"Normalmente recibimos los datos de criminalidad del sistema de gestión de registros del cliente, hilos de Twitter, datos meteorológicos y otros geolocalizados en varios formatos", apunta Lipscom. Éstos otros incluyen circulación en estaciones de metro, puntos vigilados en los vecindarios, ubicación de las estaciones de policía, localización de escuelas, el registro de delincuentes sexuales, etc. "Sólo usamos datos disponibles en abierto e información pública", asegura.
Toda esta masa de datos se analiza sin necesidad de la intervención de una persona. Es decir, el sistema "no requiere de un ser humano para averiguar qué variables importan y cuánto", comenta Lipscom. PCA, en definitiva, aprende de los datos de los que se alimenta. "El modelo determina el peso de cada variable en función de la periodicidad y también de la proximidad temporal con los crímenes del pasado", apunta. De esta forma, según este experto, "cuantas más variables que sean causa o efecto de la delincuencia alimenten este modelo, más preciso será a la hora de predecir el crimen".
¿Nos gusta?
El profesor de IE Business School y miembro del consejo de EL ESPAÑOL Enrique Dans muestra cierta desconfianza hacia sistemas predictivos como éste. "La prevención de la criminalidad es una cuestión espinosa", comenta, y añade: "Lo que en principio parece razonable, que es prevenir el daño a terceros mediante la violación controlada de un derecho como la privacidad, puede claramente convertirse en un abuso por parte del vigilante".
"El estado de madurez actual de la tecnología, unido a los usos y costumbres que nos llevan a compartir cada vez más cosas con nuestro entorno, posibilitan que una vigilancia bien desarrollada pueda llegar, de manera eficiente, a prevenir un número elevado de situaciones de potencial criminalidad", afirma Dans, y se pregunta: "¿Resulta lícito poner bajo vigilancia a toda la población y tratar de conocer sus tendencias o la probabilidad de un comportamiento criminal más allá incluso de lo que conocen ellos mismos?".
Aparte de la prevención de actos terroristas, Dans pone el foco en alguien que, por ejemplo, "va a sufrir un brote psicótico o que va a convertirse en maltratador" y que su acción no sea necesariamente premeditada. "Sin embargo, puede ser perfectamente detectable con antelación", comenta este experto, que se pregunta: "¿Significa esto que tendría sentido avanzar hacia el desarrollo de Departamentos de Pre-Crimen en las policías de todo el mundo?".
Al final, existe un "equilibrio extremadamente delicado" entre un Estado protector que vela por la seguridad de los ciudadanos y un "Estado policial que los controla hasta el límite" y, según Dans, esto "requiere de un sistema de controles y balances muy riguroso".