Hoy está al frente de uno de los grandes ‘imperios tecnológicos’ modernos. Pese a que donará buena parte de sus acciones durante los próximos años, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, seguirá manteniendo el control de la compañía. Asegurará su capacidad de decisión gracias a las ‘super-acciones’ (clase B) que sí quedarán en su poder.
El nacimiento de su primera hija ha sido el detonante de un importante anuncio. A lo largo de su vida se desprenderá del 99% de sus acciones en la compañía que fundó en hace ahora once años y que están valoradas en más de 45.000 millones de dólares (42.500 millones de euros al cambio). Serán transferidas a una sociedad que las venderá e invertirá el dinero en proyectos benéficos.
Sin embargo, a corto plazo hay una limitación. Hasta 2018, no venderá títulos por más de 1.000 millones de dólares al año (3.000 millones en esos tres ejercicios). Al precio actual, supondría deshacerse de 28 millones de acciones.
Si mantiene esta estrategia a medio plazo, ¿cómo mantendrá el control a medio plazo en la compañía si continúa con esta estrategia? Su salvoconducto son unas acciones especiales gracias a las que concentra gran parte del poder de decisión. En la compañía, existe un sistema dual. La inmensa mayoría de los accionistas cuentan con las de ‘clase A’. Cada una de ellas permite emitir un voto. Sin embargo, las de ‘clase B’ son las decisivas. Con cada una de ellas, el dueño emite diez votos.
El consejero delegado de la red social cuenta en su poder con un paquete de 423 millones de acciones. La inmensa mayoría (419 millones) son de ‘clase B’, según el documento oficial remitido a la SEC norteamericana. Eso le permite controlar el 75% del total de este grupo. Y, por consiguiente, tiene el 54% de todos los votos.
La explicación es sencilla: si entendemos cada voto como una acción (las de ‘clase B’ equivalen a diez), Zuckerberg hoy controla casi 4.200 millones de acciones frente a las 7.752 que conformarían toda la compañía.
Este sistema dual, que también rige en otras grandes tecnológicas como Google, ha estado en cuestión recientemente entre los inversores de la red social. En junio, durante la asamblea anual de accionistas, los minoritarios propusieron que se impusiera la igualdad de voto. El objetivo era eliminar esas ‘super-acciones’, pero la petición fue desestimada.
Otros directivos venden acciones
Zuckerberg no es el único accionista relevante en el interior de la compañía, más allá de los grandes fondos de inversión, que ha decidido desprenderse de sus acciones. El principal es Marc Andreessen, miembro del consejo de administración desde 2008 e ilustre inversor de capital riesgo a través del fondo A16Z (Andreessen Horowitz).
El también fundador del navegador web Nestcape a mediados de los años 90 ha vendido 1,5 millones de títulos en tres semanas desde finales de octubre. Se trata de un 75% de sus acciones. Ingresó por estas operaciones cerca de 160 millones de dólares. Pese a todo, aún mantiene 378.000 de ‘superacciones’ (clase B).
Los pasos de Andreessen han sido seguidos por Jan Koum, cofundador de la aplicación de mensajería Whatsapp, comprada por Facebook por 19.000 millones de dólares el año pasado. Parte de ese dinero fue entregado en acciones de la red social. Entre el 6 y el 25 de noviembre, el directivo, también miembro del consejo de administración, ha decidido desprenderse de 2,5 millones de títulos, con un ingreso de 274 millones de dólares.
Aún siendo una cifra significativa, representa una minoría del total con el que cuenta Koum cuenta en la compañía. Apenas supone un 4% del total, por lo que mantiene en su poder acciones por valor de más de 7.000 millones de dólares.
Euforia entre analistas
A la luz de estas operaciones, lo lógico sería pensar que existen signos de que la acción podría haber tocado techo. Sobre todo, cuando la cotización está a un precio muy superior al de sus competidores (su capitalización bursátil es de 300.000 millones de dólares). Hoy el ratio PER (que relaciona su beneficio por acción y la cotización) es de 49, frente a los 27 de Google, los 20,2 de Microsoft o los 11,9 de Apple.
Sin embargo, entre los analistas lo que reina es la euforia. De los 46 expertos que siguen de manera habitual a la compañía, no hay ninguno que recomiende vender, según los datos recogidos por Bloomberg. De hecho, si el precio actual supera los 107 dólares, el consenso entre ellos eleva el objetivo a 126 dólares.