Este mismo mes, un fotógrafo ruso llamado Egor Tsvetkov realizó un curioso experimento: tomó imágenes de gente anónima y mediante un programa de reconocimiento facial buscó más información de ellos en redes sociales. La idea era mostrar hasta qué punto nuestra intimidad estaba expuesta, y cómo nuestra cara se había convertido en una especie de huella dactilar de estos tiempos. Y también era el enésimo toque de atención: parece que una gran parte de nuestra vida privada, hoy en día, no existe.
Los temores de Tsvetkov de aguna forma ya se han vuelto realidad: desde el foro ruso Dvach (una especie de 4Chan en ese país) comenzaron recientemente a analizar de la misma forma caras de actrices pornográficas y de mujeres desnudas, y a buscar toda la información que encontraron sobre ellas en la popular red social rusa Vkontakte (VK.com). Incluso trataron de buscar coincidencias en portales de servicios de prostitución.
Luego se dedicaron a enviar fotos y toda la información recabada sobre ellas bastantes explícitas a familiares y amigos de las víctimas, supuestamente con fines "moralistas".
Según publica Global Voices, la actividad de estos cazadores de actrices porno -que no sólo se limitarían a víctimas rusas, según Gizmodo, que sugiere que podría haber alguna estadounidense- comenzó apenas tres días después de que la prensa rusa se hiciera eco del trabajo de Tsvetkov.
Acoso
La actividad de los buscadores de mujeres es una práctica llamada doxing o doxxing, que consiste en rastrear a un individuo en las redes para hallar cualquier tipo de información personal sobre él.
"El doxing es lo que siempre han hecho muchos miembros de 4Chan y foros similares, por ejemplo", señala a EL ESPAÑOL Samuel Carrasco, ingeniero y abogado especializado en nuevas tecnologías. En opinión de este experto, en este caso en concreto puede haber una cierta vulneración de la intimidad, porque a pesar de que uno puede colgar en su perfil social lo que quiera ello no implica que cualquier otra persona pueda distribuirlo y hacerlo público.
Independientemente de la vida como actriz porno de las víctimas -cuyo producto pertenece a un círculo de distribución determinado-, la práctica del doxing en este caso podría considerarse como acoso. "Una cosa es buscar información sobre alguien en internet, y otra bombardear a terceros con los resultados", comenta Carrasco, que añade: "Es importante tener en cuenta que quien está enviando estos contenidos los hace con una intencionalidad".
Al descubierto por la cara
La compañía de seguridad rusa Kaspersky ya alertaba la semana pasada acerca del funcionamiento de FindFace, la herramienta utilizada por Tsvetkov para encontrar coincidencias faciales que fue lanzada en febrero de este mismo año. Y sus conclusiones fueron alarmantes: sí, es posible descubrir una biografía detallada de un extraño simplemente con sacarle una foto y hurgar en sus perfiles en redes sociales.
Este servicio busca en fotos de perfiles en Vk.com. La imagen de perfil en esta red social -la más popular en Rusia, que cuenta con más de 100 millones de cuentas activas- no se puede ocultar. Además, muchos usuarios de otras redes, no los de Vk.com, no saben que muchas de sus fotos en sus perfiles son de acceso público, es decir: no han restringido quién puede ver esas imágenes a través de internet.
Es necesario recordar que el servicio FindFace se publicita como un servicio de citas para localizar a alguien desconocido de quien hayas podido sentirte atraído: te cruzas con una persona atractiva, le sacas una foto y el sistema navega en la red social en busca de una cara que coincida con la imagen para proporcionar todos sus datos.
Los responsables de FindFace, en declaraciones a Tjournal, reconocen que no pueden hacer nada para impedir que la gente busque identidad de actrices porno para acosarlas, aunque es posible "proporcionar toda la información necesaria para encontrar a los usuarios responsables de este acoso".
Como bien destacan en Gizmodo, este asunto debería preocuparnos a todos. "El reconocimiento de imágenes y el aprendizaje de las máquinas no ha hecho otra cosa que mejorar", afirma este sitio especializado, que recuerda que aplicaciones como Google Photos "pueden identificar la mayoría de los objetos en una imagen con una precisión escalofriante".
Es cuestión de tiempo que tecnologías como FindFace se usen en redes populares en todo el planeta, como Facebook, Instagram, etc. Y a pesar de que el reconocimiento facial no es algo nuevo, su popularización hace que, como en este caso, una turba digital lo convierta en un nuevo infierno para la protección de la intimidad y de los datos de las personas en la Red.