El efecto loto o por qué va a ser difícil hacer pis en la calle en San Fermín
Por primera vez Pamplona recubrirá durante las fiestas la parte inferior de las fachadas con un líquido superhidrofóbico que repele los orines.
5 julio, 2016 18:41Noticias relacionadas
Pamplona se prepara para recibir una de las fiestas más multitudinarias del verano, pero este año el Ayuntamiento ha ido más allá a la hora de vestir las calles. Las autoridades han decidido cubrir la parte inferior de las fachadas de un repelente líquido que, según sus fabricantes, "consigue que la orina rebote en la fachada y que la persona que orine se moje el pantalón y los zapatos".
Este daño colateral era una de las mayores preocupaciones para la capital navarra debido a los malos olores, la falta de salubridad y el dinero que cuesta (se calcula que sólo el año pasado se destinaron unos 10.000 euros a la limpieza de orina en la vía pública), por lo que Pamplona se bañará con el producto CK-Splash Back, de Kliner Profesional.
El efecto loto
La propiedad superhidrofóbica que hace útil a este incordio para los fiesteros se conoce como el efecto loto, observado en plantas como la flor de loto o la col, por cuyas hojas resbalan las gotas de agua gracias a microbultos superficiales, milimétricos pelos y un revestimiento ceroso.
El fenómeno ha sido estudiado por botánicos y físicos y, finalmente, la nanotecnología lo ha utilizado para aplicaciones como evitar la corrosión de metales, el contacto accidental con agua, la formación de hielo en coches, aviones o barcos o, como es el caso, proteger el mobiliario urbano del vandalismo.
Otras ciudades pioneras
Esta idea para proteger la ciudad ya se ha puesto en marcha en otras ciudades españolas, como Vitoria, Donosti y Hernani. En Hamburgo, en el barrio de St. Pauli también se vieron obligados a recurrir a esta solución, a través de otro producto similar llamado Ultra-Ever Dry de la empresa californiana Ultra Tech.
La ciudad de San Francisco contrató asimismo a dicha compañía, aunque su efectividad fue puesta en duda por el diario local Mission Local, que realizó un par de pruebas en las calles y comprobó que la orina en realidad no era repelida. Las causas que dio este medio fueron el paso del tiempo o que "quizá el ángulo del chorro de la orina no era lo suficientemente agudo", lo que afecta a la propiedad hidrofóbica del producto. Desde la empresa, se culpó a los graffitis de las fachadas.
Sea como fuere, gracias a la botánica y la nanotecnología, en estas fiestas algún que otro juerguista se llevará una sorpresa cuando vaya a realizar su nocturno acto de micción.