Recientemente se ha divulgado en prensa la sanción de 150.000 euros a Google, por infringir el deber de secreto (Google se ponía en contacto con las web que bloqueaba, posibilitando que estas web conocieran quien había solicitado la censura).

Cuando se ha hecho pública la multa, Google ha emitido un comunicado oficial a los medios en el que afirma que actúo así por "transparencia". Dice el texto de la compañía que están valorando la resolución y que "la transparencia ejercitada desde la reflexión es una parte del proceso de desindexación".

Aún sin reponerme de la sorpresa, y como he participado en el procedimiento sancionador como denunciante, creo oportuno hacer públicos algunos datos, con el fin de que el silencio no sea el mejor cómplice de las intenciones de Google:

En la resolución sancionadora, se indica que Google realizaba las comunicaciones "de forma sistemática" a sus prescriptores. ¿Esa es la reflexión de la que habla Google?

En la sanción se señala que Google actúo así, "a pesar de conocer los criterios normativos en contra". Parece alucinante, tratándose de una compañía con tanto potencial. 

Google tiene tal aprecio a la transparencia, que cuando se le solicitó (en el procedimiento sancionador) que informara acerca del número total de comunicaciones realizadas a web censuradas, afirmó que no conservaba esos datos y después identificó, de forma titubeante y equivoca, 10.007 avisos. Google solicitó que no se divulgara este dato.

Google debería de estar satisfecho con una multa de 150.000 euros, teniendo en cuenta el volumen de comunicaciones que ha realizado, que la infracción es grave, y que (en contra de lo que afirmaba Google durante el procedimiento), sí han existido perjuicios al derecho a la privacidad de los interesados.

La carrera del buscador en España no es digna de aplauso en materia de protección de datos. En 2013, se le sancionó con 900.000 euros, en 2014 con 25.000 euros y ahora con 150.000 euros. Además, la AEPD ha advertido que va a iniciar dos investigaciones más contra la compañía.

Siendo evidente que Google es una gran empresa, con infinitas posibilidades de hacer lo que debe,  da la impresión de que en algunos asuntos le gusta jugar a la ruleta rusa, a la expectativa de "ver lo que ocurre", en vez de reconocer su responsabilidad.

El buscador puede maldecir esta resolución, puede recurrirla e incluso podría darle la razón en la vía judicial. Sin embargo, creo que lo más inteligente que podría hacer Google es respetar más al usuario, en vez de emitir comunicados de prensa que, desde mi punto de vista, son inútiles.

Lo que no puede pretender Google,  desde hace tiempo, es que nos creamos su lema: Don't be evil.

Luis Gervas de la Pisa es abogado en Salirdeinternet.com y autor del 'Código de Derecho al Olvido' publicado en el BOE.