En las semanas previas a las presidenciales estadounidenses, surgieron piezas informativas con titulares como "El papa Francisco conmociona al mundo: apoya a Donald Trump como presidente". Esta noticia, lanzada por el portal digital WTOE5 News, tenía un problema. Era totalmente falsa, una invención, y así lo indica su propia web tras la pestaña about: "WTOE 5 News es una web de noticias fantasiosas. La mayoría de los artículos son sátira o pura fantasía".
Un problema aún mayor es que la mayoría de los más de 1.200.000 lectores de la noticia, según algunas estimaciones, ni siquiera llegaron ahí. La vieron en Facebook, donde la noticia corrió como la pólvora. Y así muchas otras que no siempre beneficiaban a Trump.
Por ejemplo, una que decía que Donald Trump, en una entrevista de 1998 a People dijo lo siguiente: "Si me presentara, lo haría como republicano. Son el grupo de votantes más tonto que hay en el país. Se creen cualquier cosa que salga en Fox News. Podría mentirles y se lo tragarían, estoy seguro de que mis resultados serían espectaculares".
¿Tuvieron estas noticias una influencia en el resultado electoral? Y si lo tuvieron, ¿ha sido Facebook cómplice de quienes difundían falsedades con intereses partidistas? El fundador de la red social, Mark Zuckerberg, ha recibido mucha presión tras las elecciones por este motivo, tanto que se vio obligado a calificar de "una idea bastante loca" que noticias falsas en Facebook pudieran alterar el resultado de las elecciones.
Más adelante, en un post dijo que, "de todo el contenido de Facebook, más del 99% de lo que la gente ve es auténtico: sólo una pequeña cantidad son noticias falsas", por lo que concluía que "esto hace muy complicado que estos fraudes cambiaran el resultado de la elección en una dirección u otra". Sin embargo, en el mismo texto reconocía el poder de Facebook: "Hemos ayudado a más de dos millones de personas a votar y según nuestras cifras tenemos un número similar de personas que de otro modo se habrían quedado en casa".
¿Entonces, en qué quedamos, Zuck?
No todo el mundo en Facebook piensa como el CEO. Según informaba esta semana BuzzFeed News, varias docenas de trabajadores de la empresa de Menlo Park han empezado a asociarse para tratar de ofrecer soluciones a la dirección: "Trabajamos mucho para detener a quienes publican desnudos o contenidos violentos", dijo un ingeniero a esta publicación. "Si alguien publica una noticia falsa que dice que los Clinton emplean inmigrantes ilegales, y eso incita a la violencia contra los inmigrantes ilegales, ¿no es eso peligroso?"
En realidad, el fundador de Facebook tiene razón en una cosa. La irrupción de estas noticias no tiene un carácter partidista, solamente económico.
Conexión Macedonia
Veles es una pintoresca ciudad macedonia de 55.000 habitantes a 35 kilómetros de la capital Skopje. Aquí viven muchos estudiantes universitarios y, según se ha revelado, se están haciendo de oro céntimo a céntimo. En Veles se han creado páginas como Trumpvision365.com o USConservativeToday.com, que publicaron noticias falsas como que Hillary Clinton animó a Trump a presentarse a presidente del gobierno.
En primer lugar, estos universitarios no son pro-Trump, pero vieron que las noticias que favorecían al magnate eran mucho más compartidas en Facebook que las de sesgo demócrata. De acuerdo con la investigación de BuzzFeed, los macedonios también intentaron meter noticias más de izquierdas, pero no tiraban tanto. Antes de las elecciones se dedicaban principalmente a las noticias falsas de deportes.
Otro factor para centrarse en las elecciones estadounidenses es que en América, Facebook paga más por usuario que en Europa: 12,43$ frente a 3,98$ según TechCrunch.
La polémica por las noticias falsas en redes sociales se entronca en un debate mucho mayor, en el que los medios de comunicación están igualmente atrapados: cuando la economía imperante en internet es la del clic y el éxito se mide sólo en tráfico, ¿qué desincentiva a crear contenidos explosivos, falsos pero rentabilísimos? Algunas de las noticias más compartidas de las creadas en Veles han reportado a sus creadores casi 10.000 euros sólo en anuncios.
El tráfico engancha
La web National Review abría ayer su portada con la noticia "Melania Trump promoverá almuerzos escolares saludables y más ejercicio como primera dama". Junto a ella, otros titulares advierten de que un centro comercial ofrecerá un descuento del 10% a "francotiradores no activos" o que McDonald's en 2017 cambiará el nombre a su mascota Ronald McDonald por Ronald Reagan.
Todo es, obviamente, una broma, pero algunas noticias son más falseables que otras. El creador de National Review explicó a la BBC, bajo el nombre ficticio de Allan Montgomery, que "a veces es como una droga, tienes subidones al ver los picos de tráfico y a la gente tragándose la historia", explica. "Encuentro que es muy divertido", subraya. Y además, es lucrativo.
Pese a la negativa de Zuckerberg de hacer público que su plataforma tiene un problema, lo cierto es que hay varias iniciativas en marcha. En una encuesta de satisfacción realizada la semana pasada a algunos de sus usuarios, la red social listaba "Facebook tiene demasiada información falsa o demasiada gente falsa" como una de las posibles respuestas a la pregunta: "¿Cuál de las siguientes razones es la más importante para no estar de acuerdo en que Facebook es bueno para el mundo?"
También Google ha anunciado que plantará cara a las noticias falsas. Además de cortar el grifo de los anuncios en páginas sospechosas de ser granjas de contenido falso, como las macedonias, la empresa de Mountain View creó hace semanas una coalición llamada First Draft con diversas start-up para mejorar la verificación y calidad de las noticias en internet.
Facebook ya ejerce un severo control sobre el contenido que se publica en su plataforma, aunque se centra en aspectos como la desnudez o el lenguaje violento, más relacionados con la ética que con la veracidad del contenido.
Sin embargo, hace meses estuvo en el ojo del huracán cuando se criticó que la red social castigaba algunos contenidos de corte conservador, que aparecían menos o no tan destacados como los progresistas. Facebook respondió despidiendo al equipo humano que editada los trending topics y dejándolo todo en manos de un algoritmo. En menos de 72 horas, la historia más compartida era que la presentadora Megyn Kelly era una traidora pro-Clinton y por tanto había sido despedida de la cadena Fox News. Todo falso, claro. Ahí fue cuando, según muchos, Zuckerberg perdió la guerra contra las noticias falsas.
En los últimos días, muchos han sugerido que la solución al problema es tecnológica. Por ejemplo, unos estudiantes de Princeton crearon en 36 horas una extensión para el navegador capaz de contrastar las noticias para ver si son falsas o no. Básicamente, hace una exhaustiva búsqueda para comprobar si el material es legítimo o no.
El gran problema, y quizá la explicación a la indecisión de Zuckerberg, es que cuando alguien encuentra en internet una noticia cuyo contenido no puede contrastarse de ninguna forma fuera de esa misma noticia, está ante dos opciones: o es una noticia falsa o una exclusiva periodística de primerísimo nivel. Si se aplicara la censura ¿no se privaría a los usuarios de Facebook de primicias?