Esta historia os la empezamos a contar en el artículo que se refería a los gentilicios y la comida, pero hemos investigado un poco más y es un tema interesante.
George Crum, chef de Saratoga Springs, Nueva York, en su restaurante Moon Lake Lodge’s, allá por 1853, preparaba sus patatas “al estilo francés” (ese gentilicio sigue vigente algunas regiones anglosajonas), siguiendo la receta de nuestro país vecino que había importado Thomas Jefferson cuando fue embajador de los Estados Unidos en París.
Inicialmente las patatas tenían un grosor de 4 mm, pero un cliente se quejaba todos los días de que no eran lo suficiente finas. El chef Crum, para vengarse de este hecho, las hizo lo más finas que pudo para que no pudiera pincharlas con el tenedor. Le salió el tiro por la culata, bueno, en cuanto a la broma, porque eso fue lo que hizo que fueran un éxito.
Pronto, toda la ciudad quería esas patatas tan curiosas, que se llamaron inicialmente
En la evolución de su éxito tuvieron que ver dos cosas: la invención de la máquina mondadora y cortadora de patatas, lo cual hizo que la industria fuera posible, y… la invención de un concurso de belleza: La reina de la patata frita, que duró muchos años.
Curioso, ¿verdad? Nos encantan las patatas fritas y nos encantan también que surgieran fruto de la casualidad.