Vamos a un restaurante con idea de comer algo concreto y acabamos pidiendo algo totalmente distinto y probablemente más caro. En la mayoría de los casos no ha sido el azar el que nos ha llevado a ese cambio. En este post os contamos algunos de los trucos psicológicos en las cartas de restaurantes con los que consiguen que casi sin darnos cuenta acabemos comiendo lo que al local le resulta más rentable.
Seguid leyendo, porque cuando os lo cuente, os van a resultar muy familiares.
Trucos en las cartas de restaurantes
Limitar las opciones
Menos es más. Si la carta es muy extensa, como clientes nos cuesta decidir, nos empieza a entrar cierta ansiedad y podemos acabar pidiendo cualquier cosa en vez de lo que realmente les interesa. El número óptimo según los expertos es el 7, es decir, 7 opciones para cada tipo de plato (entrantes, ensaladas, carnes, pescados, postres).
Imágenes solo de algunos de los platos
No es casualidad que los platos estrella de la carta se acompañen de una fotografía, pues las ventas de estos suelen ser un 30% superiores a las de platos que no incluyen la fotografía.
Los famosos precios psicológicos
Pero con cuidado, en un restaurante siempre deben ser múltiplos de 5, nunca terminados en 9. Es decir, algo que cueste 10.00 €, se ofertará a 9,95 €, pero no a 9,99 € ya que los precios acabados en 9 se asocian con productos de saldo o de peor calidad.
Ofrecer platos muy caros como señuelo
El truco está en ofrecer algunos platos de precio muy elevado para que el resto parezca que no lo son. ¿A quién le parece caro un filete de pollo a 10 € (perdón, a 9,95 €) debajo de un chuletón de buey a 40,95 €/kg?. Aunque puede ser que nunca haya entrado un chuletón de esos en la cocina del restaurante.
Ofrecer platos ligeramente más caros de lo que realmente deberían ser
Es curioso, pero siempre tendemos a pensar que lo más caro es mejor y si en un plato que debería ser barato, se aumenta ligeramente el precio, lo asociamos con una mejor calidad. En este enlace, en inglés, os dejo un estudio en el se ofrecía a los participantes un buffet de 4 dólares y otro de 8 dólares. En ambos buffets se ofrecía exactamente la misma comida, pero la comida ofrecida en el más caro fue calificada como más rica que la del más barato.
La maquetación de la carta
Al igual que sucede con un periódico a la hora de colocar la publicidad, en la carta de un restaurante, la esquina superior derecha vale oro, porque es el sitio donde aterriza nuestra mirada. ¿Cuántas veces habéis visto colocado ahí el especial del día aunque sea en un post-it?
Juego de colores
¿Cuántos restaurantes conocéis que usen en sus logos y en sus cartas colores como el rojo, el naranja o el amarillo? Muchos, ¿verdad? Según los expertos el rojo abre el apetito y el amarillo capta nuestra atención. Hace poco no recuerdo donde leí que las fotos de comida en Pinterest e Instagram que incluían algún elemento rojo o naranja tenían un 50% más de “Me gusta” que fotografías en las que predominaban colores como el azul o el verde.
Lenguaje muy descriptivo y anotaciones geográficas
Las descripciones largas de los platos venden más que las escuetas. No es lo mismo poner “Pescado al horno con guarnición” que “Pescado de temporada al horno con patatas panaderas, cebolla asada y tomate en su jugo al aroma de lima“, aunque sea lo mismo, con el segundo nombre del plato, nos parece que nos están dando mucho más. Lo mismo ocurre con los apuntes geográficos, “Empanada gallega” siempre suena mejor que “Empanada” a secas.
Jugar con las emociones
Nombre de platos como “Sopa de la Abuela” o “Canelones de la tía María“, evocan nostalgia y nos recuerdan a cosas de casa que nos hacen sentir bien, aunque luego sean productos de 5ª gama más o menos bien recalentados.
¿A que los habéis visto todos alguna vez?
Fuente | MentalFloss Imagen | All Free Download