Estar tras los fogones puede verse como una actividad cotidiana alejada de la idea que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en jugar. Sin embargo, hacer de la cocina un entorno divertido y ameno para los niños en el que poder aprender a cocinar jugando puede ser una forma excelente de que empiecen pronto a adquirir las nociones básicas que necesitarán para sentirse cómodos cocinando en el futuro.
Una de las mejores formas de animar a los niños a interesarse por la cocina es que ayuden a los adultos con las preparaciones. A más edad, podrán realizar tareas más complejas, pero hay muchas cosas que se pueden hacer desde que son muy pequeños para disfrutar de la cocina jugando.
Aprender a cocinar jugando
Hay muchos juegos de cocina en los que los niños pueden aprender cómo realizar sus recetas favoritas. Estos juegos pueden aprovecharse en casa pidiendo a los niños que sean ellos los encargados de preparar la lista de la compra y de verificar las preparaciones para hacer las comidas que más les gustan.
Pero el juego no debe quedarse solo en la pantalla. Cuando vayas a cocinar pide a los niños que te ayuden, déjales amasar, revolver o mezclar los ingredientes. Si haces postres pídeles que te ayuden a darles forma o a decorarlos, ellos se divertirán mucho y luego disfrutarán más de comer algo que ellos han ayudado a hacer.
Jugar a ser chefs
Otra forma de hacer de cocinar una experiencia lúdica es la de hacer que los niños sean mini chefs de cocina. Esto estimulará su creatividad, pues serán los encargados de decorar los platos que se servirán en la mesa o deberán pensar en un menú para una ocasión especial, como un cumpleaños, siempre supervisados por un adulto. Puedes proponer varias alternativas y ellos deberán configurar el menú final.
Las competencias de sabores son otra opción para jugar en familia. Para ello las hamburguesas o las pizzas son comidas ideales. Por ejemplo, dispón en la mesa distintos ingredientes y bases de pizza con tomate y queso. Cada jugador deberá diseñar su propia pizza eligiendo solo 3 o 4 ingredientes de los que están en la mesa y, tras cocinarlas, todos deberán votar por su pizza favorita. El ganador puede recibir doble ración de postre.
De esta forma los niños aprenden a combinar alimentos para crear sus propias recetas, trabajando, no solo sus habilidades motrices en la cocina, sino su creatividad e imaginación. Saber que hay una recompensa los animará a esforzarse y además trabajarán su sentido del gusto al probar distintas preparaciones.
Disfrutar de cocinar en familia
Todas estas actividades son ideales para trabajar y reforzar los vínculos familiares. Muchos de los recuerdos que tenemos de la infancia discurren justamente en la cocina, mientras la abuela preparaba esas galletas tan deliciosas cuya receta ha pasado de generación en generación, o cuando la cocina estaba llena de cosas cuando llegaban las fiestas y se juntaba la familia.
Por eso cultivar el gusto por la cocina desde que los niños son pequeños es muy positivo para inculcar buenos hábitos y valores como la cooperación y el trabajo en equipo, ayudar en las tareas de casa y disfrutar del tiempo en familia. Y qué mejor forma de hacerlo que a través del juego.
Esta entrada ha sido enviada por una autora invitada en Cocinillas.es:
María José Madarnás
Editora de Maternidad Fácil