El etiquetado de alimentos no sólo es un requisito necesario en la Comunidad Europea, si no que además resulta muy beneficioso para los consumidores. Gracias a él podemos conocer la procedencia, variedad, tipo de cultivo, fecha de recolección… Sin embargo, hay ocasiones en las que roza lo ridículo.
Frutas y verduras que se han cultivado de forma ecológica y natural acaban empaquetadas de forma individual con toneladas y toneladas de bolsas de plástico, pegatinas y cartones. Un proceso que, entre materiales, energía y residuos, acaba generando un gran impacto medioambiental. Aunque, por suerte, parece que tiene los días contados gracias al etiquetado láser.
Información tatuada en la piel
Con este nuevo sistema de etiquetado láser los proveedores y distribuidores de frutas y hortalizas pueden prescindir de las bolsas y pegatinas para tatuar la información directamente sobre la piel del alimento.
Un proceso inocuo para el alimento (su interior no se ve afectado) que permite dibujar y escribir cualquier cosa: desde el logo de la marca hasta códigos de trazabilidad. O lo que es lo mismo, gracias a él se puede saber con exactitud la procedencia de un producto, su fecha de recolección o sus características.
Todo esto ya se puede realizar con los empaquetados en bolsas de plástico o las pegatinas, sin embargo, la principal ventaja de este nuevo sistema reside en su precio (etiquetar 1 000 melones cuesta 0,90€ frente a los 30€ que costarían las pegatinas) y su bajo impacto medio ambiental.
No se usan ni pegamentos, ni papel, ni plásticos por lo que no genera basura extra. Según las primeras estimaciones del gerente del supermercado ICA a The Guardian, en un año van a ahorrar nada más y nada menos que 60 000 m2 de plástico (unos 200 km de plástico de 30 cm de ancho). Comparado con una pegatina de tamaño similar la “marca natural” requiere menos del 1% de emisiones de CO2.
Etiquetado láser “Made in Spain”
Curiosamente, Laser Food, una de las empresas pioneras en el etiquetado láser, tiene su sede en Alzira (Valencia). Aunque todavía no ha convencido a ningún supermercado español para que use su tecnología, sí que ha empezado a trabajar con supermercados suecos, belgas e ingleses como ICA , Delhaize o Marks & Spencer (respectivamente).
Llevan realizando pruebas desde comienzos de año en productos de cáscara dura como la batata, el aguacate o los cocos y parece que los resultados iniciales están siendo bastante prometedores. Sin embargo, tal y como asegura el supervisor del proyecto en Marks & Spencer a The Guardian, en frutas como la naranja (cuya piel se puede curar) no resulta tan eficaz puesto que tiende a desaparecer.