Lo de esperar dos horas después de comer para darse un baño por miedo al corte de digestión es algo que a todos nos grabaron a fuego de pequeños. Como nadie nos daba una explicación clara del motivo para semejante castigo, muchos en algún momento llegamos a sospechar de si eso no sería un mito como tantos otros que nos contaban por aquellos tiempos, ejem, ¿hace falta que os recuerde el del zumo y las vitaminas?

Pero no, aunque la realidad es que el mal llamado corte de digestión técnicamente no existe, lo que siempre hemos conocido como tal, que en realidad es otra cosa, no es ninguna broma.

El corte de digestión no existe, pero tampoco es una broma

Para empezar me he animado a hablaros de todo esto, porque es uno de los riesgos del verano y porque hace unos días está circulando en Twitter un vídeo que se ha hecho viral en el que sale una señora advirtiendo de los peligros del corte de digestión.

Hay que reconocer que, tal como lo cuenta resulta más cómico que creíble, pero eso no quiere decir que sea un tema para tomárselo a broma, ni mucho menos.

Para empezar, el temido “corte de digestión” en realidad no es tal, sino que se llama síncope de hidrocución y la causa no es siempre un baño poco después de comer, sino el choque térmico que se produce cuando sometemos a nuestro cuerpo a un descenso  brusco de temperatura y es independiente del proceso digestivo, de hecho, se puede tener un corte de digestión con el estómago vacío.

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Situaciones que pueden dar lugar a un síncope de hidrocución

  • Bañarse en agua fría después de una comida muy copiosa o de haber tomado alcohol.
  • Bañarse en agua fría después de haber estado practicando ejercicio intenso.
  • Bañarse en agua fría después de una exposición prolongada al sol.

Es menos frecuente, pero el síndrome de hidrocución también puede producirse sin necesidad de meterse en el agua, sino que puede llegar a producirse por ingerir helados, granizados o bebidas muy frías en un período muy corto de tiempo y en los mismos escenarios anteriores. Sí, eso de beberte una botella grande de agua helada de penalti cuando estás completamente sofocado de calor, lo mismo puede dejarte en la gloria como mandarte directo al hospital.

Con todo esto, como podéis ver, si las dos horas de reposo después de comer las aprovechamos para tostarnos al sol mientras esperamos el ansiado chapuzón, puede que no nos sirvan de nada. Pero tranquilos, que esto no quiere decir que darse un baño en verano sea deporte de riesgo, pero sí debemos tener la precaución de entrar poco a poco en el agua para que el cambio de temperatura en nuestra piel no sea excesivamente brusco -si la playa o la piscina disponen de duchas es bueno usarlas para refrescarse poco a poco- y ya, después de eso, podremos zambullirnos y tirarnos de cabeza al agua cuantas veces nos apetezca.

Síntomas del mal llamado corte de digestión

Si al entrar en el agua, aunque uno crea haberlo hecho despacio, se empieza a notar mareo, sensación de escalofrío, dolor de cabeza o náuseas se debe salir inmediatamente del agua, ponerse en una zona en la que no de el sol de lleno, taparse con la toalla para recuperar la temperatura y si en unos minutos no empiezan a desaparecer los síntomas acudir a urgencias.

En el caso de los niños, en los que es más frecuente el “corte de digestión” por comer cosas demasiado frías, si después de una jornada calurosa presentan náuseas, vómitos e incluso diarreas, síntomas que normalmente harían sospechar de una indigestión, también pueden ser síntomas de un síncope de hidrocución y hay que prestarles especial atención si el enfermo se marea, le duele la cabeza, suda en exceso o pierde el conocimiento, en cuyo caso se debe acudir a urgencias cuanto antes.

Y recuerda que, ante cualquier duda, lo mejor es acudir al médico cuanto antes.

Imagen cabecera | baona (iStock)