A finales de octubre de 2021, una noticia causaba conmoción entre los amantes de la gastronomía. Un robo acompañado de una historia con tintes novelescos dejaba a la bodega del restaurante Atrio (recién estrenado como 'tres estrellas' en la última edición de la Guía Michelin) sin algunas de sus botellas más preciadas, entre ellas, su gran tesoro, una botella única de Château d'Yquem 1806 valorada en más de 300 000 €.
Un botín de casi dos millones de euros que fue sustraído por una pareja alojada en el hotel durante la madrugada sin que nadie advirtiese nada hasta el día siguiente.
Nueve meses más tarde, en julio de 2022, la Policía Nacional con ayuda de otros cuerpos de seguridad europeos consiguió dar con los ladrones en Croacia, un hombre de 48 años, con numerosos antecedentes, y una mujer de 29 especializados en este tipo de robos que fueron detenidos y puestos a disposición judicial.
Condenas de prisión para ambos
El tribunal que ha juzgado a ambos ladrones considera hechos probados que ambos cometieron el robo después de planificarlo concienzudamente durante tres visitas previas al restaurante y al hotel. En la noche de autos, mientras la mujer entretenía al personal de recepción con diversas peticiones que obligaban al empleado a ausentarse momentáneamente de la entrada, el hombre se hacía con las tarjetas necesarias que permitían abrir la cerradura electrónica que daba acceso a la bodega.
Ambos acusados han sido condenados por la Audiencia Provincial de Cáceres a una pena de cuatro años y medio el hombre y cuatro años la mujer.
Una historia de película
Según recoge la sentencia, la reserva en el hotel se realizó solo a nombre de la mujer que se registró con un pasaporte falso portando únicamente una mochila que, según el testimonio de un empleado, estaba vacía. Posteriormente, se presentó el hombre para cenar y alojarse con la mujer, pero sin registrarse. Tras cenar ambos en el restaurante realizaron una visita guiada a la bodega y luego subieron a su habitación.
Sobre las 2:10 de la madrugada, la acusada ahora condenada llamó a recepción, pidió una ensalada y preguntó repetidamente por el tiempo que tardaría en ser servida al único empleado que se encontraba en ese momento en el establecimiento. El empleado de recepción en un principio se negó a atender la comanda explicando que la cocina estaba cerrada, pero ante la insistencia de la mujer accedió a preparar la ensalada él mismo indicando que tardaría por lo menos unos 20 minutos en servirla.
El acusado aprovechó este momento para sustraer una de las tarjetas que resultó no ser la necesaria para abrir la bodega. El empleado, tras subir la ensalada, regresó a recepción mientras el acusado, desde la puerta de la bodega, hizo una llamada a la mujer para que volviera a entretener al recepcionista. Por esta razón, la acusada llamó de nuevo a recepción para pedir algo de postre y, ante la insistencia de esta, el recepcionista accedió a llevarle algo de fruta.
El acusado volvió a la recepción y se hizo con la llave maestra que le permitió abrir la bodega y acceder a la sala de catas donde se apoderó de 45 botellas de vino que guardó en la mochila y los dos bolsos que portaba.
Con las botellas en su poder, ambos acusados salieron del establecimiento alrededor de las 5 de la madrugada portando una mochila y dos bolsas en las que se encontraban las botellas envueltas en las toallas del baño del hotel.