Se trata de un alimento que forma parte de la gastronomía española desde hace décadas y está presente en infinidad de recetas y elaboraciones, pero el vínculo y su historia con Japón no está conocido por tantos en nuestro país.
Se trata del surimi, una técnica milenaria de conservación de pescado de origen japonés, que hoy podemos encontrar como ingrediente principal de un reconocido alimento: las barritas de surimi. Forma parte de la gastronomía japonesa desde el siglo III y surgió en Japón como un método de conservación del pescado, al igual que en España se ha utilizado la salazón o el escabechado.
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Los primeros escritos sobre este producto ancestral datan del año 1.115, donde se recoge cómo la sociedad japonesa incluía productos elaborados a base de surimi en sus menús y ofrendas. Hoy en día, es tal la popularidad que tiene el surimi en el país nipón, que podemos encontrarlo tanto en formato de snack listo para comer, como base de otras elaboraciones.
La elaboración más básica que se puede hacer con surimi es el kamaboko, aunque también existen otras opciones más llamativas y elaboradas como el naruto (usado en el ramen) o los kanikamas, comúnmente conocidos como barritas de surimi.
Para la sociedad japonesa, considerada la más longeva del mundo, los productos elaborados con surimi son muy frecuentes en su dieta, llegando a ser consumidos entre 1-2 veces por semana. Es tal la relevancia de este alimento, que cada 15 de noviembre, desde hace más de 100 años, conmemoran el descubrimiento del surimi con homenajes y ofrendas en diferentes lugares del país.
No es de extrañar que detrás de un alimento milenario haya una leyenda épica. Y es que se cree que el surimi fue descubierto por la emperatriz japonesa Jingu, quien lideraba un ejército de soldados y que, viendo que se alejaba de la costa, tuvo la necesidad de conservar el pescado durante más tiempo para asegurar la buena alimentación y las fuerzas de sus soldados.
Para ello, la emperatriz guerrera, extrajo los lomos del pescado, los picó y los lavó repetidas veces con agua dulce, quedándose así con la proteína de mejor calidad, el surimi. Después le añadió sal y lo horneó en la punta de sus lanzas permitiéndoles alimentarse correctamente y aguantar las batallas.
Esta leyenda la podemos encontrar grabada en el santuario sintoísta de Ikuta en Kobe, en el que un monumento recuerda a Jingu y sus soldados, siendo un punto de referencia para los productores de surimi.
Con todo ello, es indudable que este alimento forma parte del alma y sabiduría del pueblo japonés, pasando del campo de batalla a nuestras mesas como una forma más de consumir pescado de manera deliciosa y nutritiva.
Actualmente en España se pueden encontrar productos elaborados a base de surimi como las barritas Krissia®. Estas, se elaboran con las partes más nobles de los lomos del abadejo de Alaska, un pescado blanco de la familia del bacalao, que forma parte de las especies mejor valoradas por los japoneses para elaborar surimi de la más alta calidad.
Las barritas de surimi son una opción muy buena para crear recetas fáciles y rápidas, a la vez que suponen un gran aporte natural de proteína de pescado de calidad, vitamina B12 y Omega 3, siendo un alimento fácil de tomar, rico y muy versátil.