La historia de esta bodega es muy parecida a otras de su zona, una que a la larga ha resultado muy exitosa. López Cristóbal está enclavada en Roa de Duero, en la Ribera burgalesa. Lo mismo que muchos de sus vecinos, disponen de una larga tradición de producir uvas de calidad que vendían a otras firmas que se las disputaban, y pagaban bien por ellas.
Esta zona de la Ribera del Duero con pueblos como Pedrosa, Anguix, La Horra…, Roa, por supuesto, donde está la sede del Consejo Regulador de la denominación, han atesorado siempre los mejores viñedos, y muchas firmas muy famosas de otras zonas, sobre todo de Valladolid, iban allí a comprar uva.
El negocio era bueno y fácil, producir y vender uvas. Luego saltaron algunos valientes que empezaron a pensar en ganarle valor añadido. La idea es que, en lugar de vender las uvas, hacer con ellas su propio vino porque la calidad de la materia prima está ya demostrada. Pasar de agricultor a empresario, montar una bodega, meterse en créditos, buscar enólogos o ser tú mismo quien elabora.
Disponer de comerciales, comunicación, marketing incluso, quizá era demasiado para un viticultor, pero el que se metía le iba bien. Ahí están Carmelo Rodero en Pedrosa, Hermanos Sastre en La Horra, Vizcarra en Mambrilla, Garcia Figuero, entre La Horra y Roa… y muchos más. Eran los 90 y Ribera del Duero iba como un tiro. Y fue en el 94 cuando López Cristóbal saltó también al mercado. Y el resultado ha sido un éxito.
La historia de López Cristóbal
Todo empezó en los años 30 cuando un santanderino llamado Santiago López se instaló en estas tierras para montar una granja ganadera, justo donde ahora está la bodega. Su hijo, que también se llama Santiago fue el que prestó atención a la viticultura, y fue en los años 80 cuando comenzó la expansión, llegando a tener en la actualidad 70 hectáreas de viñedo propio, entre los pueblos de La Horra y Pedrosa.
La denominación de origen se funda en el 82 y Santiago, que es ingeniero técnico agrícola, ya ve la operación y toma posiciones. En el 94 funda la bodega que llama López Cristóbal añadiendo a su apellido el de su mujer Lola; y años después al frente de la firma se pone su hijo Galo López Cristóbal, ingeniero industrial y apasionado del vino por familia. Le acompaña su mujer Cristina Rodero, responsable de varias áreas de la bodega.
Los vinos de López Cristóbal
En la actualidad elaboran unas 400.000 botellas. Sus vinos base son LC La Linde 2021 y LC La Colorada 2021. El primero tiene una crianza de tres meses en barrica y a mí me recuerda a una maceración carbónica por lo fresco, frutal y floral que aparece en nariz, expresivo, muy agradable. En la boca sale la casta Ribera con potencia, estructura y fuerza. Es un 95% tempranillo y un 5% merlot. Su precio es de 10 euros.
En la línea de alta gama hay varios vinos, y quizá el más interesante es Bagús, en estos momentos en la añada 2020. Tempranillo con 14 meses en barrica. Su principal característica es la elegancia en nariz, complejo, muy fino y que contrasta, como todos, con una boca muy robusta, poderosa. Un vino de guarda para disfrutar más adelante. P.V.P. 36 euros.
Tienen también un albillo, muy interesante; un rosado muy fresco, otro tinto llamado Parcela Uno y el alta gama de la casa, de pequeña producción, que se llama Viracocha. Un buen porfolio donde no falta de nada. Da gusto ver la trayectoria de esta familia que intuyó la jugada de la viticultura primero, que se lanzó a montar la bodega después, y que ahora combate en la primera línea de vinos de calidad.