Natalia Martínez Agencias

El consumo de carne de perro en algunas partes de Asia, incluyendo Corea, es una práctica controvertida y culturalmente arraigada que ha generado debate tanto a nivel nacional como internacional. Aunque no es generalizado ni practicado por todos los ciudadanos, algunas comunidades en países como Corea del Sur han considerado la carne de perro como parte de su dieta tradicional durante siglos.

Consumida en ocasiones especiales o como parte de platos específicos, como el "boshintang", una sopa de carne de perro, a menudo consumida en el período estival por creencias que indican que proporciona energía y resistencia al calor, es cierto que fuera de estos periodos ocasionales su consumo ha disminuido significativamente en las últimas décadas, en gran parte debido a cambios en las actitudes hacia los animales y presiones internacionales.

Frente a los que mantienen la necesidad de regular o prohibir el consumo de carne de perro en Corea defendiendo su trasfondo cultural están quienes abogan por el bienestar animal y consideran inaceptable consumir carne de perro. Las leyes y regulaciones han variado en diferentes regiones, con algunos lugares implementando prohibiciones temporales o permanentes, mientras que en otros la práctica continúa siendo legal pero con un descenso notable en su popularidad.

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En medio de todo este panorama, la Asamblea Nacional (Parlamento) de Corea del Sur aprobó este martes prohibir la cría, matanza, distribución y venta de carne de perro para consumo humano, en lo que supone un triunfo histórico para los defensores de los derechos de los animales tras décadas de lucha en el país asiático.

La ley, propuesta por el gobernante y conservador Partido del Poder Popular (PPP), consensuada con el resto de partidos e impulsada por la primera dama surcoreana, Kim Keon-he, fue aprobada hoy por 208 votos a favor y 2 abstenciones. 

La normativa entrará en vigor tras un periodo de gracia de tres años y, a partir de 2027 los infractores podrán encarar penas de hasta dos años de cárcel o multas de hasta 30 millones de dólares (más de 22.000 dólares).

Consumo en declive

La norma estipula ayudas estatales para que los afectados de la industria de la carne de perro se involucren en otras actividades económicas.

Según datos del Gobierno surcoreano, en el país asiático existen aún unas 1.150 explotaciones que crían perros para consumo humano, 34 matarifes, 219 distribuidores y unos 1.600 restaurantes que incluyen platos con carne de perro en sus menús. 

El tradicional consumo de carne de perro en Corea del Sur ha caído enormemente en las últimas décadas a medida que han ido en aumento el número de hogares que poseen mascotas. Sondeos de años recientes muestran que una gran mayoría de surcoreanos nunca ha probado la carne de perro y que no tiene intención de hacerlo.

Además, la mayoría de los grandes mercados de este tipo de carne ha cerrado ya y el Gobierno y diversas asociaciones han logrado ir clausurando muchas granjas y mataderos y ayudado a sus dueños a cambiar de negocio en la última década.