A los seis años Ángel Minaya ya se subía al tractor y -dejando las legalidades aparte- hasta lo conducía. Sin saberlo se iniciaba en una carrera mucho antes de entrar a ninguna universidad, plantando una semilla en su trayectoria de la que años más tarde acabaría brotando el árbol de pistacho.
Esos campos que un día transitaba con su abuelo y su padre ahora son de su propiedad y en ella está construyendo un imperio. "Hace cinco años no había nada", hoy ocupando 4.500 hectáreas florece Agróptimum, un joven grupo empresarial agroalimentario y biotecnológico con base en la Manchuela Conquense, desde donde Minaya está liderando un cambio en la implementación y cultivo de la planta de pistacho para garantizar su producción dentro de unos años: "Hacemos el Ferrari de las plantas de pistacho" presume Minaya, CEO de la compañía.
A sus 33 años, cerraba 2023 tras haber logrado facturar 20 millones en su misión por convertir España en una potencia pistachera. Para ello dirige un grupo empresarial que trabaja de manera circular con diferentes líneas de negocio: la producción de la planta, la empresa que desarrolla los proyectos en el campo (las plantas que se producen se llevan al campo para transformar otras explotaciones). Servicios 360º a la carta con los que son líderes a nivel europeo y se plantean serlo a nivel mundial.
Ángel Minaya en los viveros de Agróptimum
Revolución desde la semilla
El proyecto avanza rápidamente. "En la finca hace tres años no existía nada, solo una empresa consultora de proyectos que se dedicaba a transformar explotaciones, a lo que ahora añadimos la parte de la producción de la planta. Lo hacemos de manera mucho más innovadora, con plantas híbridas de mayor autonomía. Se ha acortado el periodo de producción de ocho a tres años y medio" explica Minaya. Por un lado en vivero han acortado de ocho a 12 meses producir un árbol, después su crecimiento se extiende a otros 3 años y medio. El total del ciclo, desde que se siembra la semilla, se ha reducido a cuatro años y medio.
Esa semilla no procede de Irán o Turquía, países que cultivan los considerados históricamente mejores pistachos del mundo, sino de su acuerdo firmado en 2019 con Acemi, el primer productor del mundo de semillas UCB1 certificadas por la Universidad Davis de California. Estados Unidos es el mayor productor mundial de pistacho, con un 67% del volumen total. Cada una de ellas cuesta 1,5 € y controlando su uso, además de acortar el tiempo de producción, se asegura la homogeneidad del cultivo, que aumenta su rentabilidad por hectárea.
La selección y germinación de la semilla en Agróptimum
Arrancar el proyecto desde la semilla demuestran que la planta se desarrolla mejor más precisa, más precoz y más eficiente. "La cornicabra no se adapta tanto ni te da la misma fruta", pero la nueva semilla muestra mayor tolerancia al frío y sus raíces pueden llegar a los 4 metros de profundidad, lo que hace que aguante "mucho mejor heladas sequías e inundaciones".
Esa es otra de las claves de su cultivo, así como la optimización de los recursos hídricos y nutricionales, como base de la economía circular que promueve Agróptimum. "Tenemos claro que el potencial de España es bestial, pero hay que saber gestionarlo. Con filosofía y tecnología se está consiguiendo una mayor rentabilidad, para que el cultivo tenga viabilidad" asegura este agricultor reconvertido a empresario que ha buscado en este fruto seco la rentabilidad que otros tradicionales como el cereal, el almendro, la vid o el olivo han perdido.
Comenzaron centrados en mejorar la genética, para partiendo de la base, avanzar con el resto de proyectos. En la finca conviven parcelas con pistacheras que llevan tres años plantadas y este será el de producción, otras a las que habrá que esperar hasta que den su fruto, y otras de sus clientes que ellos custodian y cuidan. "Lo importante del proyecto no radica en producir y conocer el sabor del pistacho, sino desarrollar un producto genéticamente con una velocidad record de crecimiento que se convertirá en un punto de inflexión en el sector y poderlo hacer a esa escala con esos volúmenes".
Las plantas listas para un segundo crecimiento en el campo
Todo ese proceso comienza por su laboratorio de germinación, desde donde comienza el proceso de trazabilidad. Con paquetes de 20.000 semillas a 30000 euros, "el riesgo es muy alto, pero sofisticamos el proceso de una forma cualificada: con pinzas seleccionamos la semilla para que acabe siendo una planta muy homogénea".
Los resultados que se están consiguiendo están por encima del 95% de germinación. El viaje de la semilla continúa por el vivero, donde se planta en un semillero de una fibra de coco que traen de Canadá. Llevar a cabo estos procesos de manera manual facilita que haya un cribado en todas las fases. Esos planteles pasarán a una maceta en otra parte del vivero con un crecimiento controlado hasta que sean llevados al campo de experimentación o al de otros clientes.
Revertir el modelo tradicional
La novedad que presenta Agróptimum es su línea diferente de negocio que no se centra en la producción y distribución del pistacho sino en su viabilidad en el campo. "Estamos haciendo algo distinto y dando una confianza que hasta la fecha nadie era capaz de transmitir en Europa. Tenemos genética, innovación y tecnología, queremos acompañar en todo el proceso al cliente sea inversor, agricultor, o quien esté interesado para facilitarles todo lo que necesitan saber buscando la viabilidad del cultivo". Acaban de crear una aplicación que indica la trazabilidad del producto desde el origen de la semilla hasta que llega a la bolsa.
A diferencia de como se ve en otras plantaciones donde cada árbol puede presentar un tamaño y forma, con unos que no fructifican y otros que están a medias de producción, lo que busca Minaya y su equipo son "más árboles por hectárea, lo que hará que la misma unidad de suelo rente más, que todos sean iguales, produzcan lo mismo y alcanzar una mejor economía de escala". Así, abogan por plantas más lineales: "pasando de 100 a 500 plantas por hectárea, se harán más resistentes y duraderas, al contrario de si están más separadas ya que les exiges más esfuerzo. Tratamos de que sean árboles productivos durante muchos años. Vamos en contra de lo que se estaba haciendo antes, pero tenemos muy claro que la capacidad de desarrollo va por otra vía, buscando el equilibrio entre la parte de sostenibilidad y rentabilidad porque si no al agricultor no le interesa".
Pistachera en crecimiento en uno de los campos de Agróptimum
En kilos la producción de pistacho por árbol que se espera es relativa, dependiendo del desarrollo del árbol, la poda, los tratamientos que se le vayan a hacer, pero a partir del octavo año de producción pretenden llegar a los 3.000 kg de hectárea por año, (unos 9 kilos por árbol) pero podríamos llegar a los 6.000 kg, comparten en voz baja "somos conservadores porque queremos que el cultivo sea viable en un caso muy pesimista". Unas cifras que prometen un espléndido futuro para el sector, teniendo en cuenta que "hasta la fecha la producción en España viene siendo de 400 kilos por hectárea".
Todo esto triunfará si se hace a través de empresas a las que se acompañe en el proceso de producción. De lo contrario, es un cultivo destinado a degradarse. Por eso ofrecen un servicio a la carta donde aplican todo el know how que reúnen de sus investigaciones y ensayos en las 226 hectáreas que ocupan sus plantaciones. La continuidad está asegurada si viene de la mano de empresas gestionadas de manera profesional. "De hecho plantaciones que se hicieron hace 10 años se están empezando a arrancar porque no son productivas, faltaba conocimiento y genética" señala Minaya.
Un cultivo sostenible
Sus prácticas apuntan hacia la reconversión en ecológico de un cultivo que dependerá de cada explotación. Por su parte, los pilares que sostienen Agróptimum se construyen con la preservación del medioambiente y la economía circular. En el campo, se esfuerzan en reducir el uso de fitosanitarios; fuera de él, su inversión está también destinada a la construcción de edificios sostenibles que recurran a la geotermia y materiales aislantes térmicos, para calentarse y optimizar sus recursos. Además, están construyendo un sistema de recolección de agua que abastezca a las plantaciones.
Una de ellas dará cabida a Agróptimum Next, un proyecto ya en marcha para experimentar con la bioinnovación sostenible con especies vegetales autóctonas como la lavanda y el azafrán, y hasta hoteles para insectos que favorezcan la polinización y protección de las plantas. De esto también se encargarán las aromáticas alrededor de los cultivos, extrayendo depredadores para eliminar parásitos de las plantaciones.
Los viveros con los que experimentan en Agróptimus
¿Resulta más caro? "Si, pero es una inversión. Ofrecemos planes de negocio. Por hectárea 7 o 12/14 depende si es secano, regadío. En otros cultivos puedes hablar de 2000/3000 euros por hectárea. En un período de 40 años de vida que tiene un árbol puedes multiplicar hasta por 10 la inversión".
Este fruto seco se presenta como el cultivo del futuro dada su rentabilidad constatada en la primera fase del proyecto - la reducción del tiempo de producción- y, por supuesto, si se atiende a las cifras: su facturación ha pasado de 7,8 millones de euros en 2020 a 14,91 millones en 2022. Incremento que se ha duplicado desde su acuerdo con Acemi en 2019.
Un futuro en el que esperan, con inversión en I+D+i haber creado su propia variedad de pistacho y convertirlo en un símbolo de nuestra cultura gastronómica, atendiendo a las necesidades de consumo, que muestran una tendencia al alza: en el ejercicio de 2021/2022 aumentó hasta un 30%.
Pistacho eclosionando en el campo
¿A qué sabe este pistacho español? A finales de 2024 esperan que se haya cumplido parte del proyecto de producción para recoger el pistacho, procesarlo y poder distribuirlo. De momento habrá que esperar para probarlo. Trabajan con las tres variedades más seguras: Sirora es la más demandada, se desarolla en Australia y da un mayor rendimiento que la Kerman, la más popular y extendida.