Cada mañana a las 5:00 am Daniel Ferreiro (Pontecesures, Pontevedra) se levanta para ponerse al frente de su cocina un día más. No se trata de una cocina cualquiera, sino una que navega en medio del Océano Índico, desde la que da de comer a los 41 tripulantes con los que convive cada cuatro meses a lo largo del año en el Pacific Star, un barco atunero. Sus recetas -muchas con el atún como protagonista- y anécdotas ahora también las comparte a través de su perfil de Instagram @CapitanTarteras

El próximo día 1 de febrero cumplirá cuatro meses fuera de casa y será cuando vuelva a poner pie en tierra. "Este año no pasé la Navidad en casa, pero el año que viene sí". Un proceso por el que este gallego de 44 años pasa tres veces al año, un estilo de vida por el que apostó en el año 2012. "Mi padre fue cocinero, yo había hecho cursos de hostelería, pero solo había trabajado en tierra. En 2011 me llegó la oportunidad y me animé a probar", cuenta el de A Coruña, que lleva dos años cocinando en el atunero de la compañía Pemba tuna, perteneciente al Grupo Albacora, tras haber comenzado trabajando en un mercante. 

Pero no solo de atún viven en el Pacific Star, entre otras cosas, gastan una tonelada de arroz cada cuatro meses y mucho aceite. "Hay mucha gente de África (muchos de Ghana y Senegal), de Filipinas y de España. También hay mucho musulmán que no pueden comer cerdo. A ellos les damos entrecot en lugar de chuletas de cerdo, o lo que hay en el menú. Aquí la religión y la comida se respeta".

Daniel Ferreiro triunfa en Instagram como Capitán Tarteras compartiendo sus recetas Daniel Ferreiro

Santiago conexión Seychelles

"He navegado por los tres océanos (Atlántico, Pacífico e Índico) y pescado en ellos" cuenta el chef que estos días surca las aguas de Madagascar en un barco de 16 metros de ancho y una capacidad para almacenar hasta dos mil toneladas de pesca. Su avión sale desde Santiago con destino Seychelles, donde se encuentra la base y desde donde aprovisionan el barco antes de lanzarse a la mar a pescar. Forma parte de una rutina que se repite cada 45 días aproximadamente, "dependiendo del volumen de pescado que capturemos". En cada viaje a puerto se mantienen los mismos mandos, "el capitan, cocinero, contramaestre, nos vamos y venimos juntos", mientras que otra gente de la tripulación, como los marineros o el engrasador, rotan.

El atunero Pacific Star

Conciliar desde alta mar no resulta sencillo, pero Ferreiro ya está más que acostumbrado. No tiene hijos, pero está casado: "Nos conocimos hace muchos años, cuando trabajaba en hostelería nos veíamos por las noches, pero ahora hablamos a diario, con internet la comunicación es mucho mejor, es un poco el yin y el yang. Luego sé que tengo 4 meses completos para disfrutar de casa y la familia". 

Cocinar en un barco atunero 

De los 41 tripulantes que ocupan el barco, tres de ellos están en cocina. Junto a Daniel, comparten espacio un camarero y un ayudante, ambos de Costa de Marfil, "que limpian, pelan, cortan y me ayudan con otras tareas". Sus días comienzan al igual que terminan, temprano. Una rutina que comienza con un buen madrugón para tenerlo todo listo a la hora del desayuno. "Me levanto a las 4 y 15 de la mañana, enciendo la amasadora y comienzo con el pan, luego me pongo con el resto de la comida. El camarero y ayudante se levantan más tarde y terminan también más tarde, porque ellos se quedan limpiando".

El desayuno se sirve sobre las  5:30 h, "dependiendo dónde estés y a qué hora amanezca; el almuerzo es a las 11 h; a las 16 h la merienda y cena a las 19 h.. Pasa mucho tiempo en la cocina "porque me gusta. Es como el bar del barco, viene gente a charlar, de futbol, si hay o no pescado, la conversación que surja. A lo largo del día organiza lo del día siguiente, "voy dos días de antelación porque hay que descongelar. El domingo ha sacado la comida del lunes y martes y así sucesivamente. 

La despensa del Pacific Star y parte de la tonelada de arroz que consumen

Antes de zarpar es necesario cerrar 'la lista de la compra': "Te mandan aguja de ternera, solomillos de cerdo, de ternera, garbanzos, callos...". Con la despensa llena, se pone manos a la obra. "Tenemos una cocina profesional: cámaras para verduras, carnes, pescados... Amasador, dos hornos grandes, cocina eléctrica, todo menaje industrial, todo tipo de ollas, sartenes... Podríamos dar el servicio de un restaurante".

Una logística que no dista mucho de una en tierra firme, solo que se encuentran a miles de millas de ella, en el Océano Índico, una zona considerada conflictiva por la piratería. "Llevamos seguridad a bordo, son los filipinos del equipo. Aunque nunca he vivido un ataque ni he visto nada. Es una vida tranquila, la única limitación es que se cierra todo por seguridad por la noche".

Los menús del Capitán Tarteras 

Para desayunar la oferta es variada y no falta la repostería, mucha de ella recién hecha esa misma mañana como los bizcochos o los cruasanes "con hojaldre congelado, porque hacer la masa del hojaldre a bordo es tarea casi imposible". También hay galletas María y chocolate.

Desayuno en el Pacific Star

Hoy ha preparado lentejas, atún en salsa y solomillo a la plancha. "Por la noche tenemos sopa seguramente sea menestra o coliflor, dorada a la plancha y pollo al horno. De postre, seguramente habrá arroz con leche. A todo el mundo le gusta, es muy típico. También se intenta dar una ración de verdura todos los días. Potaje de primero y pescado y carne de segundo, tanto para el almuerzo como para la cena y todos los días hay fruta fresca" comparte Ferreiro. 

El recetario nace de la propia supervivencia. “Tienes una provisión, tienes que hacer lo que puedes con lo que tienes. Que les apetece una caldeirada gallega, pues lo hacemos… Los domingos por la noche se hace un picoteo de pinchos variados, gulas, tortillas, empanadillas, solomillo a la plancha, si se quiere…. Los africanos el domingo no lo disfrutan mucho, así que se les hace ventresca de atún en salsa mandinga (con zanahoria, cebolla, ajo, repollo, cacahuete, pimienta muy picante que traen de Senegal y caldo de pescado). Los domingos se tira la casa por la ventana”. 

"En otros barcos se come menos atún que en este, porque aquí gusta mucho. Comemos 4 o 5 días a la semana, de diferentes formas. Son tres o cuatro que congelamos por sanidad todos esos días. Si lo haces a la plancha me gusta poco hecho, pero los africanos lo quieren muy hecho. También hacemos conserva, marmitako y mojama. Hasta hemos hecho un ahumador casero, aquí nos entretenemos mucho".

Aunque el atún es el rey del barco, y es el plato favorito de Ferreiro "a la plancha, bien gordo y poco hecho", el plato favorito del capitán son las milanesas de pollo y también "le gusta mucho la hamburguesa". No tienen alcohol a bordo, solo refrescos, está prohibido. "Aunque en Navidad o alguna ocasión puntual hemos podido contar con champán o alguna otra cosa". 

Lecciones de vida en altamar

No es algo que Ferreiro eche de menos pasando tanto tiempo en altamar, al menos no como uno buenos huevos fritos, caseros. "Yo soy de un pueblo y tanto mis padres como mis suegros tienen gallinas. Y los huevos caseros es lo que más echo de menos, que el huevo que sepa bien a huevo". Desafortunadamente no pueden viajar con huevos gallegos hasta las islas Seychelles, "antes solía llevarse pipas y 'mezcladito'". 
 
La de este gallego, asegura, es "una experiencia que te ayuda a conocerte y a apreciar las cosas que das por echo, detalles que cuando estás en tierra pasas por alto". El nombre Capitán Tarteras, se lo puso José, un compañero. "Entre todos me animaron a compartir el perfil. He descubierto que existe interés por saber cómo es la vida en un barco y cómo es dar de comer, cosas que para mi son obvias. Es un mundo muy desconocido para mucha gente, yo lo sabía por escuchar a mi padre". 
Suele leer prensa gastronómica, "escucho Gastro SER y La Picaeta. Normalmente, en la cocina hay algún pódcast o de deportes o gastronomía" y Pepe Solla y Javier Olleros son sus referentes. "He leído mucho sobre Arzak, los hermanos Roca". A su vuelta, se muere "por andar en bici y tomar un buen café, de máquina, espresso. Es algo que echo de menos, el café bueno. Lo primero que voy a hacer, seguramente, sea ir a tomarme una caña con mi mujer, mis cuñadas y mis hermanos. Como gallego que soy tengo morriña de estar en familia.