Las sartenes forman parte de esos utensilios en casa que hay que elegir bien. De ellas dependerá la calidad de nuestra comida, que no se pegue y que el dinero invertido haya merecido la pena.
Son una de las herramientas que más utilizamos a la hora de cocinar, y si le preguntas a cualquier cocinero, lo primero que te recomendará es escoger una buena sartén. Incluso, realizar un pequeño esfuerzo económico a la hora de la compra, ya que aunque parezca que todas son iguales, la realidad es muy diferente.
De entre todos los materiales, aluminio, acero inoxidable o hierro fundido son algunos de los más comunes. Cada uno de ellos condiciona el cocinado y su resultado. Sin embargo, no todos conocemos sus diferencias y ni mucho menos, cuáles son sus características.
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Cuando nos damos cuenta de que tenemos que comprar una sartén, solemos decantarnos por la que mejor sensación nos da, la más bonita o la que parece de mejor calidad.
Hay algunas de estas características que sí depende de nuestros gustos personales: el color, el diámetro o la forma siempre van a influenciar la compra. Sin embargo, hay otras que también se deben conocer, como el material.
Por qué importa el material de la sartén
A la hora de elegir nuestra sartén es fundamental conocer los tipos de materiales que existen y las necesidades que tenemos según lo que vayamos a cocinar.
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Cuánto calor puede soportar
Cada metal tiene una capacidad diferente para retener calor determinada por su densidad. Por lo general, los metales más pesados pueden acumular más calor, lo que los hace ideales para tareas que requieren altas temperaturas y una rápida transferencia de calor.
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Cómo distribuye el calor por la superficie
Una de las maneras más sencillas para detectar si nuestra sartén es buena consiste en ver cómo distribuye el calor. Cuando estamos cocinando, por ejemplo, tortitas, y vemos que una parte está pegándose al material mientras las otras están intactas, es una mala señal.
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Cuál es la velocidad a la que reacciona al calor
La inercia térmica, que indica la cantidad de calor que puede conservar un material o la rapidez con la que un metal se calienta o se enfría, está determinada por su capacidad para conducir el calor. Esto afecta a la cantidad de control que tenemos sobre la comida durante la cocción.
Por qué importa el revestimiento de la sartén
El revestimiento es la capa de la sartén que proporciona al utensilio las propiedades necesarias para los diferentes cocinados. De él depende en muchas ocasiones la diferencia de precio de las sartenes.
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Teflón
El teflón es una opción muy efectiva para sartenes, con una calidad mejorada con el tiempo. A pesar de que no debe exponerse a temperaturas superiores a 250 grados, lo cual es poco probable si no se coloca en el horno, es una de las mejores elecciones para el hogar. Su principal inconveniente es su fragilidad: al rayarse, pierde eficacia.
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Cerámica
La cerámica está en tendencia, especialmente porque las sartenes suelen tener un aspecto atractivo y diferente a lo que tenemos en el armario. Este revestimiento es más frágil que el teflón y menos antiadherente.
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Mármol, titanio o diamante
Aunque se les llame "sartenes de mármol", en realidad son sartenes de acero inoxidable recubiertas con una mezcla de teflón y mármol. Esto teóricamente las hace más resistentes, pero siguen siendo sartenes con recubrimiento de teflón, por lo que no deben calentarse demasiado.
Los materiales de sartenes a conocer
La variedad de materiales de los que pueden estar hechas las sartenes dificulta la tarea de elegir una. Sin embargo, es fundamental conocerlos, puesto que cada uno ofrece unas características y precios distintos.
Por ejemplo, las sartenes antiadherentes son muy fáciles de limpiar y apenas necesitan mantenimiento. Su característica principal es que los alimentos no se pegan a su superficie, no obstante, su vida útil es muy limitada.
Sartenes de aluminio
Ventajas:
Este material es un excelente conductor de calor, lo que significa que lo distribuye de manera uniforme por toda la superficie. Las sartenes de aluminio son relativamente ligeras en comparación con otros materiales como el hierro fundido, lo que las hace fáciles de manipular y levantar, especialmente al cocinar platos que requieren agitar o mover la sartén constantemente.
Además, las sartenes de aluminio tienen un precio muy asequible. En general, son más económicas que las sartenes de acero inoxidable, cobre o hierro fundido, lo que las convierte en una opción atractiva.
Desventajas:
Una de las principales desventajas de las sartenes de aluminio es que tienden a rayarse con facilidad, especialmente si se utilizan utensilios metálicos al cocinar. Estas rayas no solo pueden afectar la apariencia de la sartén, sino que también pueden comprometer su rendimiento a largo plazo, haciendo que los alimentos se peguen más fácilmente y dificultando su limpieza.
Sartenes de acero inoxidable
Ventajas:
La mejor ventaja del acero inoxidable es que es un material fuerte y, podríamos decir, irrompible. Son duraderas y resistentes a la corrosión, lo que las convierte en una opción ideal para uso intensivo en la cocina. Además, el acero inoxidable es un material no reactivo, lo que significa que no afectará el sabor de los alimentos ni reaccionará con ingredientes ácidos. Son aptas para lavavajillas, fáciles de limpiar y muy versátiles, por lo que pueden usarse en una variedad de métodos de cocción, incluyendo el gas o vitrocerámica, horno e incluso parrilla.
Desventajas:
Aunque son duraderas, no son tan buenas conductoras de calor como otros materiales, lo que puede resultar en una distribución desigual del calor si no se usa correctamente. Las sartenes de acero inoxidable tienden a ser más caras que las sartenes de otros materiales como el aluminio. Finalmente, pueden requerir un poco más de esfuerzo para limpiar y mantener, especialmente si los alimentos se pegan o se queman en la superficie.
Sartenes de hierro fundido
Ventajas:
Son extremadamente duraderas y pueden durar toda la vida si se cuidan adecuadamente. Este material retiene el calor de manera excepcional, lo que permite una cocción uniforme y mantiene los alimentos calientes durante más tiempo. Son versátiles y pueden usarse en la estufa, horno e incluso sobre fuego directo, lo que las hace ideales para una variedad de recetas y técnicas de cocina.
Desventajas:
Las sartenes de hierro fundido son significativamente más pesadas que otras sartenes, lo que puede hacerlas difíciles de manipular y levantar. Requieren un mantenimiento especial, incluyendo el sazonado regular para evitar la oxidación y mantener la capa antiadherente natural. Además, pueden tener un importe inicial más alto que otras opciones y necesitan ser secadas completamente después de lavarse para evitar la oxidación.
Sartenes de cobre
Ventajas:
Son excelentes conductores de calor, lo que permite una distribución uniforme del calor y una cocción precisa de los alimentos. Además, el cobre es un metal reactivo que se calienta y se enfría rápidamente, lo que brinda un mayor control. Las sartenes de cobre también son muy duraderas y tienen una apariencia estética atractiva que puede realzar la decoración de la cocina y agregar un toque de elegancia a la presentación de los platos.
Desventajas:
El cobre puro es un metal blando y susceptible a abolladuras y arañazos, por lo que las sartenes de cobre a menudo están revestidas con otros materiales para mejorar su durabilidad. Además, el cobre es un metal reactivo que puede reaccionar con ciertos alimentos ácidos, lo que puede alterar el sabor de los alimentos. Por último, suelen ser más caras que otras opciones de sartenes, lo que puede ser un factor a considerar para algunos compradores.