El mundo del vino sigue "en shock", desde ayer llora la pérdida de otra de sus grandes figuras. Fernando Remírez de Ganuza ha fallecido este martes 19 de marzo a los 72 años. Bodeguero y fundador de la bodega que construyó y fundó en 1989 Samaniego (Rioja Alavesa), deja un legado marcado por su compromiso con la innovación y búsqueda de la excelencia.
“...Nos quedamos sin la persona que empezó todo para nosotros, cuya visión fue en su día extraordinaria, y que tuvo el valor de lanzarse a producir un vino diferente a todo lo demás en su momento. Ha liderado todas y cada una de las vendimias de Remírez de Ganuza, incluida esta última, la 2023, y deja un legado tanto profesional como humano que ya es historia de Rioja y del vino”. - declara Jose Ramón Urtasun, director de Remírez de Ganuza en la actualidad, y estrecho colaborador de Fernando durante los últimos 14 años.
"Desde el día de ayer no hemos parado de recibir mensajes de afecto, admiración y cariño hacia él", una persona que muchos califican como amable, cercana, didáctica, un hombre "voluntarioso, práctico y comprometido, hábil y minucioso. Ha sido un referente y te das cuenta de la dimensión que tiene y ha tenido en estos momentos", comparte Urtasun, conmovido por la reacción del sector a la pérdida del bodeguero.
No solo el del vino ha mostrado sus condolencias, también la hostelería: "Nos ha dejado un referente, un amante de su ofico, un amigo y tantas cosas más. El mundo del vino y toda la gastronomía te echaremos en falta", compartía desde su cuenta de Instagram este martes el restaurante Arzak.
Y es que el bodeguero ha dejado poso (y mucho) en el sector. Uno que modeló con gusto e ideas propias, como la bodega cuya línea se ha movido siempre en la producción de vinos modernos procedentes de fincas de alta calidad, solo posibles "a partir de una selección exigente”. La actividad que desarrolló Fernando en las décadas de los setenta y ochenta en la zona de Rioja Alavesa, dedicada a la compra-venta de viñedo viejo plantó la semilla de un brillante porvenir. Sin conocimientos de enología, ni formación como ingeniero agrónomo, pero sabiduría sobre el terreno y las viñas, el campo y la materia prima.
Tras su marcha, "no buscamos romper con lo que ha sido, sino darle continuidad" señala Urtasun, quien desde 2019 adquirió el 100% de la empresa de la que había sido socio junto a Fernando al 50% desde 2010. Este paso hizo que Fernando se quitara "las preocupaciones que tiene una empresa y se centró en lo que le apasionaba": la viña.
"Cuando comenzó a inventar cosas y poner métodos novedosos sobre la mesa, siempre estaba abierto a explicar las cosas y por qué las hacía" comparte sobre el bodeguero, destacando su generosidad. Mientras, Urtasun ha estado pegado a los números, pero ha pasado "mucho tiempo escuchando y aprendiendo con todos ellos hasta que pude comenzar a tomar decisiones en el ámbito comerical".