Que nuestra despensa depende directamente de la climatología y de la salud del medioambiente, es indiscutible. Pero, ¿de qué manera afecta la bajada drástica de temperaturas, los golpes de calor, la sequía o las lluvias torrenciales?
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Cocineros de varios países europeos han advertido de que productos y platos tradicionales como la tortilla española, la lasaña italiana o la baguette francesa están “en peligro si no se rehabilita urgentemente la Naturaleza”, a partir de las conclusiones del último informe científico del Instituto de Política Medioambiental Europea (IEEP).
El bajo rendimiento de los cultivos acelera la desaparición de los ingredientes que componen el recetario tradicional. El documento del IEEP asegura que los efectos del cambio climático y las prácticas agrícolas insostenibles están reduciendo ya la producción de aceitunas, patatas y trigo en España, Italia, Polonia, Francia y Alemania.
Según sus datos, 2022 arrojó “la cosecha de aceitunas más baja desde principios de siglo, lo cual afecta principalmente a España, primer productor mundial de aceite de oliva” y sus alarmantes previsiones apuntan a una reducción del 20,6 % en la producción de trigo en Europa en los próximos decenios.
Bajada en la producción
Uno de los cocineros españoles que ha puesto esta amenaza sobre la mesa es Juan Monteagudo, estrella Michelin en el restaurante Ababol de Albacete, donde cuenta con una huerta propia en la que ha notado una bajada “brutal” en la producción de la aceituna, mientras que “las coliflores, por ejemplo, son mucho más pequeñas porque ha hecho mucho más frío de lo normal”.
El aumento de las temperaturas, el calor extremo, las sequías y las lluvias torrenciales son algunos de los factores que afectan a estos cultivos, lo que según los chefs “pone en peligro la cocina y el patrimonio cultural” hasta el punto de que “la dieta mediterránea podría desaparecer si no se toman medidas conjuntas”.
Otra cocinera española y también ‘influencer’ gastronómica en redes sociales, Claudia Polo, ha insistido a EFE en la relación entre la cocina y la cultura mediterránea, a la cual “cimenta” y ha recordado que “la comida es uno de los elementos que más directamente impacta tanto en el medio como en nuestro entorno más directo”.
Polo reconoce que “no todo el mundo tiene acceso económico o tiempo para comprar producciones respetuosas” pero apela a la “responsabilidad ciudadana” a la hora del consumo ya que “muchas veces no aprovechamos todos los alimentos: en el caso de las verduras o las vidas animales, se deben consumir también las partes menos nobles”.
Además, ha reclamado “una mejora de las infraestructuras para que lleguen opciones diferentes a las grandes superficies, a los barrios periféricos”, ya que en dichas zonas, lamenta, “se ha acabado con los comercios locales como fruterías o carnicerías”.
“Reverencia por el medioambiente”
Fuera de España, el cocinero italiano Antonio Chiodi Latini, responsable de Il Cuoco Della Terra de Turín, ha añadido que “la sostenibilidad empieza con una profunda reverencia por el medioambiente: sus ciclos naturales, la tierra y las generosas materias primas que nos proporciona” mientras que el chef polaco Michal Snela ha exigido “medidas concretas para proteger nuestros suelos y, en última instancia, nuestra emblemática cocina”.
En palabras de la analista principal de políticas del IEEP, Melanie Muro, “aunque existe una considerable incertidumbre en torno a la magnitud exacta de las pérdidas de cosechas que cabe esperar, serán menores e incluso podrían evitarse con algún tipo de adaptación”.
Algunas de las medidas propuestas por este Instituto son la plantación de setos, la creación de paisajes más diversos y la protección de la Naturaleza actual, algo esencial para mejorar la retención de agua en los campos y protegerles así de la sequía, aumentar el número de depredadores naturales de las plagas y proporcionar buenos hábitats a los polinizadores de cultivos vitales.
IEEP, cocineros y organizaciones ecologistas han unido fuerzas para reclamar la incentivación de estas medidas a partir de la Ley de Restauración de la Naturaleza, aprobada el pasado mes de febrero en el Parlamento Europeo pero cuya votación final, requerida por el Consejo, ha sido pospuesta varias veces.