Los días de verano y vacaciones los desplazamientos por carretera aumentan exponencialmente. En estos casos, se recomienda detenerse al menos cada dos horas o cada 150 o 200 kilómetros para descansar. Un buen lugar para hacer una pausa puede ser uno de los muchos deliciosos bares y restaurantes de carretera de España.
Uno de ellos es un lugar que recomienda el chef Martín Bersategui, según ha informado El Mundo. Se encuentra en la Autovía A-1, dentro de la Comunidad de Madrid, en el número 3 de la Plaza de la Constitución de Buitrago de Lozoya. Se llama Las Murallas y entre los platos favoritos del cocinero se encuentran las chuletitas de lechazo, la sopa castellana y los huevos fritos con morcilla.
Aunque a este establecimiento le encanta la cocina tradicional, rechaza definirse únicamente como un restaurante clásico. "Somos una familia dedicada a nuestra cocina, nuestros clientes y, por supuesto, nuestros trabajadores. Cuidamos la tradición de nuestros platos, pero sin dejar de descubrir nuevos caminos dentro de la gastronomía", explican en su web.
"Somos hijos aprendiendo de sus padres y padres aprendiendo de sus hijos; somos unos padres que construyeron su sueño de la nada y somos unos hijos queriendo conservar su legado y su sueño. En definitiva, somos una familia dedicada al amor por un restaurante, nuestro restaurante", añaden.
La historia de Las Murallas comienza en 1995 cuando una pareja de recién casados, Joaquín y Susana, decide trasladarse del centro de Madrid a un pequeño pueblo de la Sierra Norte. Sin tener mucho conocimiento del mundo de la gastronomía decidieron ser valientes y cumplir su sueño: abrir su propio restaurante. Seducidos por el producto de la zona, decidieron apostar por el asado y la carne de la Sierra de Guadarrama.
Tras años de duro trabajo y aprendizaje consiguieron llegar a lo que es hoy en día este restaurante. Ese aprendizaje supieron trasladárselo a sus hijos y hoy en día es Joaquín, su hijo mayor, quien dirige el restaurante. Esta unión de padres e hijos es lo que hace que su local sea el punto justo entre tradición y modernidad.
Así pues, su carta mezcla platos típicos de la zona, recetas caseras con historia y un poco de sofistificación. Sobresalen entrantes como los torreznos de Soria, la morcilla de Burgos o los huevos rotos con jamón cebo de campo; y principales como las carnes asadas en horno de leña (cordero lechal o cochinillo). En cuanto a los postres, destacan el llamado 'Pan perdido' y la cremosa tarta de queso con confitura de fresa.