Más de 800 años después de la fundación de su universidad, Salamanca necesitaba una pizza napolitana de verdad. Por ello, llega ahora la pizzería Biga hasta el centro de la ciudad, a escasos metros de la Plaza Mayor. Un nuevo concepto que ha abierto sus puertas este 29 de agosto y que no es una pizzería más, es un espacio donde cada pizza cuenta una historia y donde cada ingrediente es seleccionado con el máximo cuidado para ofrecer un producto de excelencia.
Todo comienza con la propia biga que da nombre al proyecto, una masa madre firme tradicional italiana que se utiliza para la elaboración de sus pizzas y que no solo habla de la autenticidad de su elaboración, sino que también subraya el compromiso con la calidad y el cuidado al detalle. Junto con la harina Coromina, sus masas se elaboran cada día en el propio obrador para fermentar durante cinco días.
Sobre ellas, deliciosos ingredientes en combinaciones que sorprenden y que dan ganas de probar más. Todos los ingredientes ibéricos pertenecen a la marca salmantina de doble montanera Arturo Sánchez, elaborados artesanalmente y curados en bodegas naturales en Guijuelo con los aires fríos de las sierras de Gredos y Béjar.
La carta de Biga es un reflejo de su lema The unexpected pizza. En ella, se pueden encontrar entrantes como el pastrami de cabecero 100% ibérico con vinagreta de miel y mostaza con encurtidos o la burrata en ensalada con pesto de pistachos y albahaca. Una manera perfecta de abrir boca antes de disfrutar de la pizza, la verdadera protagonista, que se divide en dos categorías: las que tienen base de tomate y las que no.
Entre las que tienen base con tomate, opciones tan estimulantes como la de mozzarella, cebollino y cebolla roja coronada con filetes de anchoa; la de chorizo picante con mozzarella y orégano; o la de stracciatella, queso curado de Zamora y albahaca. Entre las pizzas sin base de tomate, se pueden encontrar otras como la de sobrasada, mozzarella, tomates confitados y miel; la de champiñón, papada curada, queso curado y salsa carbonara; una singular cuatro quesos con Valdeón, Patamulo, zamorano rallado y mozzarella o la sorprendente pizza con alitas de pollo deshuesadas, limón, ajo y cebollino.
El final dulce lo ponen clásicos como el tiramisú, la tarta de queso o la panacota, todos ellos elaborados al 100% en Biga, al igual que el refrescante limón helado con su crema helada. Incluso el limoncello, una de las bebidas italianas más icónicas, está elaborado de manera artesanal desde cero.
En cuanto a su interiorismo, Biga ha sido diseñado para crear un ambiente cálido, que invita a disfrutar no solo de la comida, sino también del espacio. Con suelos de terracota, paredes en tonos greige mate y taburetes de cartón reciclado, el local combina elementos tradicionales con un enfoque moderno y sostenible.