The New York Times, uno de los periódicos más prestigiosos del mundo, publicó hace unas semanas un artículo sobre un recorrido por La Rioja más rústica a través de cinco restaurantes familiares donde pueden encontrarse recetas caseras y típicas de la zona.
En esta recopilación, el periodista David Farley, autor del texto, incluye un establecimiento ubicado en una pequeñísima localidad de la comunidad autónoma (según los últimos registros, cuenta con sólo 73 habitantes): Viniegra de Abago, considerado uno de los pueblos más bonitos de España, en el Valle de Najerilla.
Así describe Farley su descubrimiento: "Si estás dispuesto a enfrentarte a la estrecha carretera montañosa que serpentea a lo largo de la frontera entre La Rioja y Castilla y León, serás recompensado con vistas de altas montañas verdes salpicadas de vacas pastando, y un suculento almuerzo en el tranquilo pueblo de Viniegra de Abajo".
El restaurante que brilla en Viniegra de Abajo o Viniegra de Yuso (su nombre histórico) es Casa Comidas Irene, en el número 10 de Calle Josefa Martínez, que desde 2013 se dedica a ofrecer a sus clientes comida casera tradicional hecha con cariño y alimentos de primera calidad que le brindan productores cercanos.
Detrás de este proyecto se encuentran tres mujeres: Irene Sobrón, Vanesa Blanco y Ana Montero. Todo comenzó hace ya diez años como consecuencia de un inesperado revés del destino: Irene trató de montar una escuela de ganadería junto a su marido; sin embargo, la idea finalmente no salió adelante y comenzó a cocinar comidas para subsistir.
Durante su visita, el periodista del New York Times probó el menú del día, que ofrece cinco primeros y cinco segundos a elegir por un precio de 22€ y suele incluir opciones de guisos gaseros. "Comimos manitas de cerdo tiernas en una espesa salsa de tomate, tres grandes albóndigas de cerdo en una salsa ligeramente dulce de naranja, y un plato de venado muy intenso cubierto con una salsa de setas", detalla.
Además, también son famosas sus croquetas, sus alubias de Anguiano, su embutido de Viniegra, su menestra seca (a base de guisantes o espárragos y sin jamón ni huevo), la sangrecilla de ternera o de cerdo (acompañada de cebolla fina pochada, cayena y pimentón) o su plato de cierva guisada con cerveza. En definitiva, una experiencia culinaria auténtica que David Farley recomienda encarecidamente a sus compatriotas.