C. Tangana es un amante de la buena comida, como ha demostrado en varias ocasiones con sus visitas a restaurantes de chefs tan importantes como el gallego Pepe Solla. Una de las últimas incursiones gastronómicas del artista ha tenido lugar en Guipúzcoa, en una pequeña villa rural justo en la frontera que divide Errenteria y Astigarraga, a 20 minutos de San Sebastián.
"Estoy en mi restaurante favorito de música contemporánea, de vanguardia, de flamenco". Con estas palabras ha definido 'El Madrileño' al emblemático Mugaritz (**), el proyecto de Andoni Luis Aduriz que acaba de ser premiado en el Festival de Cine de San Sebastián por el documental Sin pan ni postre que Paco Plaza ha realizado sobre el proceso de reinvención de su cocina.
Mugaritz, fundado en 1998, es uno de los restaurantes más prestigiosos del mundo y constituye un punto de referencia en la gastronomía contemporánea gracias a su enfoque innovador, artístico y filosófico sobre la cocina. Su nombre procede de la palabra "muga", que en euskera significa "frontera", y captura a la perfección la identidad del local (tanto espiritual como físicamente): un lugar donde se exploran los límites de la creatividad culinaria.
Así pues, el concepto detrás de Mugaritz va más allá de la simple experiencia gastronómica. Aduriz se ha propuesto crear una experiencia sensorial única que fusione comida, arte y ciencia, jugando con las texturas, los sabores y la percepción del comensal.
El menú degustación (de unos veintitantos pases a 253 €) cambia anualmente y no se presenta con descripciones previas, lo que fomenta la sorpresa y la reflexión sobre cada plato. Esto permite a los clientes experimentar la comida sin ideas preconcebidas, centrándose en las sensaciones y en la interpretación personal de cada bocado.
"Somos un restaurante en búsqueda, vamos a hacer lo que nadie hace", dice Aduriz al final del vídeo que han compartido en Instagram junto a C. Tangana. En efecto, el establecimiento no se limita a la excelencia técnica, sino que se convierte en un laboratorio de ideas donde se investiga con ingredientes poco convencionales, técnicas innovadoras y nuevas formas de presentar los alimentos.
Por ejemplo, uno de sus platos más icónicos, 'La piel que habito' ("una elaboración conceptual en la que, sobre un rosto, hay una falsa piel de gelatina de sidra acompañada por costrones de pan con una emulsión de pimiento", como lo define la Guía Michelin) desafía la percepción de lo que es real o artificial en la cocina, algo característico en las creaciones del chef.
Por todo ello, a lo largo del tiempo Mugaritz ha sido reconocido con múltiples galardones, incluidas dos estrellas Michelin y, además, lleva años en las listas de los mejores restaurantes del mundo, como la prestigiosa The World's 50 Best Restaurants.