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El 25 de octubre de 2024 será recordado como un día triste para la gastronomía canaria, ya que marca el cierre definitivo del restaurante Bevir, apenas un año después de haber conseguido su primera estrella Michelin. Una noticia de la que se ha hecho el sector culinario local y publicaba recientemente el diario Las Provincias.

El restaurante, liderado por el chef José Luis Espino en la cocina y con Rogelio Tenorio al frente del proyecto desde su apertura, había logrado posicionarse en lo más alto del panorama culinario isleño. Su propuesta, basada en el respeto a los productos locales de la huerta y el mar, le valió el reconocimiento de la prestigiosa guía Michelin. Sin embargo, este éxito mediático y profesional no fue suficiente para hacer frente a las complejas realidades económicas que afectaban al negocio.

La realidad tras la estrella

Obtener una estrella Michelin es, sin duda, uno de los mayores logros a los que aspira un restaurante, pero también trae consigo nuevas responsabilidades y expectativas. En el caso de Bevir, este reconocimiento puso de manifiesto una paradoja que afecta a muchos establecimientos de alta gastronomía: la creciente presión económica que implica mantener los estándares exigidos por la guía Michelin.

Para Bevir, que no contaba con el respaldo financiero de una gran cadena hotelera, como ocurre con la mayoría de los restaurantes galardonados en Canarias, esta presión resultó ser insostenible.

A pesar de sus menús degustación bien diseñados —uno corto y otro largo— y de contar con un equipo de cocina y sala altamente capacitado, el negocio no pudo seguir adelante. Este cierre refleja una tendencia preocupante en la alta cocina, donde el equilibrio entre excelencia y viabilidad financiera se está volviendo cada vez más difícil de alcanzar.

Bevir no solo ha sido un restaurante de prestigio, sino un símbolo de la independencia y autenticidad en la gastronomía canaria. El hecho de que haya obtenido una estrella Michelin sin el respaldo de un gran grupo hotelero lo diferenciaba de muchos de sus contemporáneos.

La gran mayoría de los restaurantes galardonados en el archipiélago operan en lujosos hoteles, donde el apoyo económico es sustancialmente mayor. Bevir, por el contrario, representaba una alternativa más arriesgada, basada exclusivamente en la calidad de su propuesta culinaria y su compromiso con el producto local.

El cierre del restaurante supone también una llamada de atención para la alta gastronomía en Canarias, que ahora enfrenta preguntas sobre la sostenibilidad de proyectos independientes en un entorno económico tan exigente. La despedida de Bevir no solo afecta al panorama gastronómico de la isla, sino que deja un vacío para aquellos que apostaban por un modelo más autónomo y centrado en la tradición local.

Incertidumbre en el futuro

Por ahora, los empleados de Bevir se encuentran con la incertidumbre sobre su futuro laboral y el de la marca Bevir. Aunque por el momento no se ha confirmado qué sucederá con el equipo que ha formado parte de este exitoso proyecto, el cierre del restaurante deja entrever las dificultades que pueden enfrentar muchos trabajadores de la alta cocina cuando un establecimiento de este calibre cierra sus puertas.

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