En el centro de Huesca, ocupando el número 9 de Coso Alto, una pastelería familiar lleva siendo tiempo un referente de la repostería artesanal en España. Pastelería Ascaso, fundada en 1890 por Manuel Ascaso Laliena, no es solo un negocio centenario; es un viaje a través de generaciones dedicadas a preservar y perfeccionar el arte de la pastelería.
Este emblema de la ciudad forma parte desde este pasado lunes de la lista de nuevos 'Soletes con Solera' que la Guía Repsol, ha seleccionado en la provincia de Huesca, junto con Brasil y Mi Bar, también en Huesca capital, y Bodegas Langa y Echeto, en Jaca.
De panadería a repostería fina
La historia de Ascaso comenzó como una panadería tradicional a finales del siglo XIX, en una época en la que Huesca era una ciudad modesta y la pastelería aún no había llegado a su plenitud en España. Fue Vicente Ascaso Ciria, hijo del fundador, quien dio el primer giro transformador al incluir en su negocio lo que entonces llamaba “bollería fina”.
Sin embargo, fue tras la Guerra Civil cuando Vicente tomó la valiente decisión de dejar atrás el pan y concentrarse exclusivamente en la pastelería. Con una visión adelantada a su época, incorporó la nata en sus recetas y estableció un mostrador frigorífico, toda una innovación en esos años.
La creación del Pastel Ruso: una tradición guardada en secreto
El verdadero impulso llegó en la década de 1960, cuando Vicente Ascaso Martínez, la segunda generación de la familia, tomó las riendas de la pastelería. Inspirado por sus viajes y su contacto con maestros pasteleros de Europa, decidió crear un postre que trascendiera.
Así nació el Pastel Ruso, un dulce cuyo origen exacto sigue siendo un misterio y cuya receta se mantiene en el más estricto secreto en el obrador de Ascaso. Con su textura suave, sabor a frutos secos y una receta inimitable, el Pastel Ruso se convirtió rápidamente en un ícono de la repostería oscense y, hoy, endulza no solo Huesca, sino también Madrid y Zaragoza.
La expansión: cuatro generaciones de excelencia
Desde su creación, la receta del Pastel Ruso ha pasado de una generación a otra. Lourdes y Sura Ascaso, bisnietas del fundador y actuales responsables de la pastelería, representan la cuarta generación de esta familia de reposteros. A través de su liderazgo, Ascaso ha continuado con su filosofía de “pastelería honesta”, que se basa en la utilización de materias primas de alta calidad, trabajadas sin colorantes ni conservantes, siguiendo la línea de la “gourmandise raisonnée” que busca preservar la esencia natural de los sabores.
La pastelería cuenta hoy con un obrador de 1.680 metros cuadrados en la Plataforma Logística de Huesca, equipado con la tecnología más avanzada para asegurar que cada Pastel Ruso y cada creación de la casa lleguen al consumidor en perfectas condiciones. Gracias a esta infraestructura y a una dedicación inquebrantable a la calidad, Ascaso ha logrado expandir su presencia a ciudades como Zaragoza y Madrid, y su tienda en línea permite que su legado llegue a cualquier rincón de España.
Ascaso y su legado dulce
La historia de Ascaso es la historia de una familia y de una ciudad, de su capacidad para adaptarse, innovar y, sobre todo, mantener una identidad arraigada en la autenticidad. Desde el mostrador de su tienda en el Coso Alto de Huesca hasta los otros locales con los que cuentan en España, Ascaso sigue siendo un símbolo de la tradición y la excelencia en la repostería.
Su legado dulce se mantiene vivo y sigue encantando a quienes buscan en un postre algo más que un sabor: una conexión con la historia, el arte y la dedicación que solo una pastelería con más de 130 años de historia puede ofrecer.