Con el mes de diciembre comienza una escalada en los precios del marisco que alcanza su cima en la víspera de Navidad. Crustáceos como cigalas, langostinos o centollos son un clásico en los ágapes navideños y el aumento de demanda tiene como consecuencia precios de locura.
Comprarlo con antelación, especialmente antes del puente de diciembre, puede ser clave para ahorrar una buena suma de dinero. Según un informe publicado por la OCU en diciembre de 2023, en el análisis de la evolución durante el mes de diciembre de los precios de un conjunto de alimentos que son muy típicos de estas fechas, se observó que los que más incrementaron su precio fueron los pescados y los mariscos, con subidas de precio que iban desde el 7,6 % de la lubina hasta el 68,8 % de los percebes.
Para comprar el marisco en los primeros días de diciembre lo único que es necesario saber es cuáles son los mariscos que mejor aguantan la congelación y cuál es la mejor manera de llevar ésta a cabo, pues no todos se conservan igual ni todos deben congelarse de la misma manera.
Cuáles son los mariscos más adecuados para congelar
El marisco, en general, es un alimento delicado y esto es algo que hay que tener en cuenta a la hora de congelarlo. Hay que ser conscientes, además, de que no va a ser igual la congelación que podemos hacer en casa en un congelador doméstico, por muy bueno que sea, que la ultracongelación que se realiza en un barco en altamar. Cuando lo congelamos nosotros, no deberíamos dejarlo en el congelador tanto tiempo como el que podrían aguantar tratándose de ultracongelados, por eso, aunque podemos comprar ahora el marisco para las fiestas, no es buena idea volverse locos y comprar marisco para consumirlo durante meses.
Aclarado esto, veamos qué mariscos se pueden comprar con antelación para los banquetes navideños.
Moluscos
No todos se congelan igual ni todos se pueden congelar. Las ostras ven muy mermada su calidad con la congelación por lo que es mejor dejarlas para cuando pueden consumirse frescas. Los mejillones pueden congelarse ya cocidos y, dependiendo del uso que se les vaya a dar, puede retirarse la concha. Otros bivalvos que pueden venir con arena como las navajas o las almejas, las dejaremos un par de horas en remojo en agua fría con un buen puñado de sal para que la suelten y, una vez limpias, las envasaremos en una bolsa hermética, preferiblemente al vacío, para congelarlas así.
Hay que tener especial cuidado con las vieiras y vieiras del Pacífico -molusco que, a menudo, se vende como zamburiña sin serlo- que, en muchas ocasiones, se venden descongeladas y esas no se deben volver a congelar.
El pulpo, que es un molusco cefalópodo también bastante habitual en Navidad, no solo se puede congelar, sino que debe congelarse para que quede mucho más tierno.
Pequeños crustáceos
Los percebes no aguantan muy bien la congelación si están crudos y, si se congelan cocidos, es muy fácil pasarlos de punto de cocción, por lo que, dado su elevado precio, incluso en las semanas previas, no merece la pena hacer el gasto.
Los crustáceos muy pequeños, como los camarones, se pueden congelar frescos y se cuecen sin descongelar. Hay que comerlos inmediatamente y nunca hay que pasarlos por agua fría para cortar la cocción porque pierden todo el sabor.
Otros crustáceos como gambones, cigalas o langostinos, pueden congelarse crudos o cocidos dependiendo del uso que se les vaya a dar. Si vamos a cocinarlos a la plancha, lo más habitual en el caso de los gambones, los congelaremos crudos, si vamos a consumirlos cocidos, entonces, podemos cocerlos, enfriarlos rápidamente en agua con hielo y congelarlos.
Al igual que sucede con las vieiras, a la hora de comprar, hay que leer con atención la etiqueta con toda la información acerca del producto -la pescadería debe mostrarla junto al producto en un lugar visible- y asegurarse de que se trata de un marisco fresco, no de marisco que ha sido descongelado en el establecimiento.
Grandes crustáceos
Las langostas, bogavantes, centollos y bueyes de mar, si se compran frescos, lo más cómodo y que mejor resultado da es cocer y congelar teniendo la precaución de que estén siempre con el caparazón hacia abajo durante el proceso de congelación y el de descongelación para que no se escurran los jugos que están en el interior.
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