Karlos Arguiñano, uno de los cocineros españoles más conocidos a nivel mundial tras más de tres décadas en distintos programas de televisión, también consigue que sus libros de recetas sean un éxito de ventas cada Navidad.
Su última obra es 545 recetas para triunfar, en la que muestra distintos platos sencillos de preparar, pero llenos de sabor, perfectos para disfrutar en cualquier momento. Entre ellos podemos encontrar desde aperitivos a postres, pasando por distintos pescados, carnes, arroces, pucheros o ensaladas.
Aprovechando la presentación de su libro, el cocinero vasco de 76 años compartió algunas reflexiones acerca del estilo de vida actual, alertando de la auténtica guarrada que la gente está haciendo con el aceite en la cocina. Así habla Arguiñano del hecho de tirar el aceite sucio por el fregadero, recordando que se debe tener un bote para aceites usados que luego se pueda llevar a un punto limpio.
El chef ha insistido en la necesidad de dar prioridad a unas cosas sobre otras para ir a la compra y cocinar para la familia, además de hacer hincapié en la importancia de separar basuras y reciclar, pues es necesario para preservar el medioambiente.
También habló de su pulcritud en la cocina y recomendó llevar siempre algo de invitado cuando se acude como invitado a un almuerzo o cena.
¿Por qué no tirar el aceite por el desagüe?
Uno de los errores más frecuentes que se cometen a la hora de desechar el aceite de cocina es verterlo por la pila o desagüe, un gesto que es muy perjudicial por distintas razones y que incluso está prohibido en la mayoría de las ordenanzas municipales sobre aguas residuales. Cada vez existe una mayor conciencia acerca de evitar esta práctica, pero hay quienes lo siguen haciendo.
Para empezar, deshacerse del aceite de cocina usado de esta forma es altamente perjudicial para el planeta, pues un litro de aceite puede contaminar 1.000 litros de agua. Aunque el aceite y el agua no se mezclan, este es un gran problema, porque el aceite vertido permanece en la superficie de ríos o aguas residuales, haciendo que se cree una película que dificulta e incluso impide el intercambio de oxígeno y el paso de la luz.
Esto hace que afecte de forma directa a los procesos biológicos de peces y otros seres vivos del ecosistema, anulando e impidiendo la fotosíntesis. Sin embargo, no solo afecta a los entornos naturales, sino también a otros artificiales como las tuberías de la vivienda.
Cuando se echa el aceite por el desagüe, este se mezcla con otras sustancias presentes en las tuberías, lo que puede ocasionar atascos y malos olores. Esto, al mismo tiempo, también contribuye a una mayor contaminación de las aguas residuales, lo que deriva a una depuración más costosa y complicada.
Cómo reciclar el aceite usado
Tal y como indica el propio Karlos Arguiñano, no se debe derramar el aceite por el fregadero, ni siquiera en pequeñas cantidades, puesto que, aunque pueda parecer que es insignificante, no lo será si todo el mundo piensa lo mismo. En ese caso acabará por haber miles de litros por las cañerías en un solo barrio.
Lo más indicado es aprovechar botellas de plástico vacías que ya no vayas a usar para acumular el aceite usado. Una vez que se hayan llenado, solo tendrás que llevarlas al punto limpio más cercano.
¿Se puede reutilizar?
Además de reciclarlo para evitar que contamine, se puede apostar por la economía circular y tratar de darle una segunda vida. Algunas opciones para ello son las siguientes:
- Fabricar jabón: el aceite usado se puede usar junto a agua, sosa cáustica y distintos aceites esenciales para la fabricación de jabón, aunque para llevar a cabo esta operación será necesario hacer un filtrado inicial del aceite por si contiene partículas. Aunque el secado del jabón puede tardar un mes, una vez hecho, puede servir tanto para lavar las manos como para la ropa.
- Fabricar velas: disponiendo de un frasco que se use como recipiente de la vela, un alambre y un hilo de algodón, además de unas gotas de aceite de sándalo y otro aceite esencial, se pueden elaborar velas. El aceite quema tan bien como lo hace la cera, por lo que es una de las mejores formas de poder darle un nuevo uso al “oro líquido” tras haberlo empleado para cocinar.
- Untar moldes: si el aceite no ha tenido demasiados usos, se puede usar con un pincel para untar moldes que luego se van a usar para la elaboración de bizcochos, pasteles o galletas. Así, una vez que han pasado por el horno, se podrán extraer estas piezas del molde sin problemas. Es necesario filtrar siempre el aceite previamente.
- Engrasar bisagras: en algún momento, las bisagras, pernios o charnelas pueden necesitar de un poco de grasa para reducir el roce, como puede suceder en cerraduras o puertas. El aceite usado, siempre que sea filtrado previamente, se puede aplicar en estos puntos con una jeringa y podrá servir para solventar el problema.
- Protección de muebles: un uso desconocido pero muy interesante para dar una segunda vida al aceite de freír filtrado, es usarlo para proteger muebles de madera interiores y exteriores, sobre todo en estos últimos por la potencia que puede tener su olor. Una vez filtrado, se puede aplicar sobre puertas y muebles (que no estén barnizados) con una brocha o pincel. Además, aportan un brillo adicional.