No sé a vosotros, pero a mí no hay cosa que más rabia me dé que hacer algún pan o bizcocho y que no salga ni parecido a lo que debería salir. Porque no me digáis que no fastidia que después de manchar cacharros, limpiar, recoger y tener el horno encendido un rato largo, lo que sale del horno se parezca a esto. Supongo que a todos os habrá pasado alguna vez, no voy a ser yo ni la primera ni la única.
Como ya hemos visto, en algunas ocasiones la culpa del desastre es una receta que no es tan buena como parecía porque fallan las proporciones entre sus ingredientes, en otras, es una cuestión de no tener muy claro que es eso de la temperatura ambiente de la que os hablamos aquí. Incluso hay veces que el fallo viene de no preparar correctamente el molde que utilizamos. De todo esto ya hemos ido hablando y ahora lo tenemos bastante controlado, ¿verdad?
Pero, aún nos quedan cosas por comentar, como por ejemplo, cómo saber si la levadura está en buen estado.
Cómo saber si la levadura está en buen estado
Si hay unos ingredientes que son claves a la hora de realizar con éxito muchas recetas de panadería y repostería esos son las levaduras (que se usan en panes, bollos, brioches, empanadas, pizzas) y los impulsores químicos (la mal llamada levadura Royal y el bicarbonato, cuyo uso más habitual es en bizcochos y magdalenas). Hace tiempo que os explicamos detalladamente las diferencias entre ellos y podéis verlas pinchando en este enlace.
La levadura fresca, por su condición de fresca, ya sabemos que no dura demasiado, pero el resto, tendemos a pensar que duran toda la vida y esto no es cierto. Es más, muchas veces aunque no se haya vencido la fecha de consumo preferente, pueden haber perdido fuerza como para que la receta que vamos a preparar con ellas acabe en fracaso. También puede pasar lo contrario, que habiéndose superado la fecha, las condiciones de almacenamiento hayan sido muy buenas y siga estando bien.
Así que veamos cómo saber si la levadura está en buen estado para no tener sorpresas desagradables.
Levadura fresca y levadura seca de panadería.
La comprobación es idéntica en ambos casos:
- Ponemos en un vaso no demasiado grande unos 10 g de la levadura que queremos comprobar, añadimos media cucharada de azúcar y llenamos el vaso hasta la mitad de agua templada.
- Removemos un poco para mezclar ligeramente y esperamos 10 minutos.
- Si pasado este tiempo el agua está como lechosa, ha aumentado el nivel y la superficie se ha llenado de burbujas es que podemos utilizar la levadura sin miedo, aunque la fecha sea posterior a la de consumo preferente. Si no sucede nada, debemos tirarla y ahorrarnos el trabajo de hacer el pan,
- La levadura que hemos usado para la prueba podemos añadirla a nuestra receta, teniendo cuidado de descontar la cantidad de agua y de levadura que hemos usado en la prueba (la que vamos incorporar).
Impulsor químico tipo levadura Royal
Este ingrediente se activa con el calor y la humedad, por lo que la forma de comprobar su efectividad es:
- Llenamos medio vaso (unos 100 ml) con agua bien caliente pero que no llegue a hervir.
- Echamos una media cucharada del impulsor y si empieza y si inmediatamente se empiezan a formar un montón de burbujas es que la podemos usar.
- Si no se forman burbujas o son muy pequeñas y escasas, mejor nos buscamos otro plan.
Bicarbonato sódico
En las recetas que llevan algún ingrediente ácido como el zumo de limón o el buttermilk se suele emplear como impulsor el bicarbonato sódico. Para saber si el que tenemos en casa está en condiciones óptimas:
- Cogemos media cucharadita de bicarbonato y dejamos caer sobre él unas gotas de vinagre o de zumo de limón.
- Si se produce una gran efervescencia es que está bien y lo podemos utilizar.
- Si por el contrario no sucede nada o simplemente se forma alguna pequeña burbuja que otra, mejor ni intentar hacer la receta.
Esperamos que con todo esto os haya quedado mucho más claro cómo saber si la levadura está en buen estado antes de hacer una receta y que sea en vano.