Aprovechando que la tarde estaba fresquita te has animado a encender el horno, te has puesto manos a la obra con esa receta de bizcocho a la que le habías echado el ojo hace semanas, te has leído todo lo que tienes que saber para usar correctamente tu molde y has adaptado las cantidades a su tamaño.

Mientras se está horneando la casa huele que alimenta y cuando termina de hacerse, compruebas que todo ha ido como la seda y llega una de las etapas más duras en todo el proceso de elaboración de un bizcocho casero, la de esperar a que se enfríe para poder catarlo.

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La mejor forma de cortar un bizcocho sin que se reseque

Por fin han pasado unas horas, tocas con la yema del dedo la superficie y sientes que ha llegado el momento de disfrutar de tu obra, buscas el cuchillo más afilado y cortas un buen trozo para repartir con el resto de la casa. Pues mucho cuidado ahí, porque es posible que le acabes de quitar días de vida a tu bizcocho.

Estamos tan acostumbrados a ver los bizcochos cortados en porciones triangulares dando cortes desde el centro hacia el exterior -como en la imagen superior- que ni pensamos que el bizcocho pueda cortarse de otro modo. Y sí, hay otra manera, una que nos evita que queden zonas del interior del bizcocho al aire y resecándose rápidamente.

En el vídeo que os dejo a continuación podéis ver que existe una forma de cortar el bizcocho sin que se reseque, dando los cortes de manera que podemos volver a “cerrar” el bizcocho evitando que se reseque por donde hemos cortado.

Como habéis podido comprobar, se trata de un truquito muy sencillo pero muy práctico si somos pocos en casa y el bizcocho nos va a durar varios días.

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