Puede sonarte algo anticuado, sobre todo si presumes de cocina de inducción y sartenes de teflón, pero las sartenes de hierro fundido son el claro ejemplo de que lo nuevo no siempre es mejor. Son pesadas y requieren unos cuantos mimos pero eso no ha evitado que se pongan de moda en muchos círculos culinarios (especialmente en USA). Pero ¿que tiene de especial cocinar con una sartén de hierro?
¿Por que comprar una sartén de hierro fundido?
A primera vista pueden parecer algo caras , sobre todo si las comparas con las sarténes normales, pero el hierro fundido es tan resistente y duradero que, con un poco de mimo, lo más seguro es que no te vuelvas a comprar una sartén en tu vida. Te aseguro que no estoy exagerando, son casi indestructibles. Pero esta no es la única ventaja que les da el hierro fundido.
Por la naturaleza del hierro, estas sartenes no necesitan ningún tipo de antiadherente artificial puesto que ya desarrollan uno natural por si mismas. Esto ocurre gracias a que, por su naturaleza porosa, el hierro absorbe parte del aceite con el que se cocina sobre él para después crear una capa protectora. De ahí que una sartén de hierro no sólo carezca de sustancias tóxicas como PFOA y PTFE si no que además aportan hierro dietético a los platos que se preparan en ella.
El hierro también les confiere unas cualidades térmicas únicas. Pueden alcanzar grandes temperaturas sin quemarse (por lo que sirven de grill) y conservan el calor durante más tiempo. Por el otro lado suelen tardar algo más en calentarse de forma completa, aunque con la inducción la diferencia es mínima.
Por último, son tan versátiles que se pueden usar en todo tipo de fuegos: inducción, gas, vitrocerámica e incluso el propio horno o una barbacoa. Por no hablar de lo bonitas que quedan en la mesa o lo fotogénicas que resultan.
¿Cuál es el pero?
Como todo en esta vida, las sartenes de hierro fundido también tienen sus pequeños peros. El material hace que resulten mucho más pesadas, lo que puede resultar algo incómodo. Además, por culpa de la película antiadherente natural que generan, no se pueden lavar en el lavavajillas y requieren un cuidado especial.
¿Qué sartén de hierro fundido me compro?
Aunque no se encuentran tan fácil como otras sartenes lo cierto es que existe una gran variedad en el mercado. Puede que no las encuentres en todos los supermercados, pero muchas tiendas de menaje suelen tenerlas a la venta. Y si no siempre puedes recurrir a Amazon.
En cuanto a marcas, a día de hoy las más reconocidas con la estadounidense Lodge y la francesa Le Creuset. Ambas tienen todo tipo de modelos, desde sartenes de crepes y grils hasta woks y paelleras pero para empezar es mejor ir a por una sartén de hierro fundido básica de 23 cm.
En el caso de Lodge el precio es de unos 35€, nada excesivo si tenemos en cuenta el precio habitual de una sartén antiadherente. Una sartén de hierro colado ideal para entrar en el mundillo.
Mientras que en Le Creuset se va hasta los 84€, un precio premium acorde con el diseño y la calidad que tanta fama le ha dado a la marca. Además, tienen garantía de por vida.
¿Cómo se cuidan las sartenes de hierro fundido?
Elijas cual elijas, es importante que la mimes si quieres que algún día puedan heredarla tus hijos y nietos. No es que haya que estar pendiente de ella como si fuese un bebe, pero si es recomendable seguir unos cuantos consejos para mantener y fortalecer el recubrimiento natural.
No la dejes con agua mucho tiempo puede acabar oxidándose. Cada vez que la laves acuérdate de secarla por completo. Por supuesto nada de lavavajillas y siempre a mano.
Además, es necesario (especialmente en los primeros usos) que condimentes la sartén para generar y fortalecer la capa antiadherente y protectora. No, no saques la sal y la pimienta. Sólo necesitas un poco de aceite de oliva, papel de cocina y un poco de calor.
- Si es la primera vez, lava la sartén para eliminar cualquier tipo de suciedad que haya podido acumular hasta que haya llegado a tus manos.
- Con la ayuda de un papel de cocina untamos una capa de aceite de oliva por toda la sartén (mango incluido).
- Ponemos la sartén en el horno (230º) durante media hora.
- Repite el segundo y tercer paso entre tres y cuatro veces.
De esta forma se consigue realizar un proceso de polimerización en el que el aceite se une al metal. El cual, conforme se aplican distintas capas y se cocina, se acaba convirtiendo en una capa que protege toda la sartén de hierro fundido.
La regularidad con la que hacer este proceso depende de lo mucho o poco que usemos la sartén. Si cocinamos habitualmente con ella esta capa se irá poco a poco fortaleciendo hasta llegar a un punto en el que apenas necesitaremos aceite. Mientras que si no se usa en semanas o se lava a máquina la capa se irá resintiendo. Así que ya sabes, a cocinar se ha dicho.